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PRESIDENCIA MILEI

Cambio de modelo

Pretende Milei, y para eso fue votado, encarar un cambio de modelo más bien drástico, que libere a las fuerzas productivas del país.

Javier Milei
Javier Milei | Cedoc

Javier Milei llega a la Casa Rosada impulsado por un puñado de resonantes ideas y un exuberante estilo político que conquistó primero al 30 por ciento del electorado y luego, con la ayuda decisiva de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, a casi el 56 por ciento en el balotaje del 19 de noviembre. 

Algunas de esas ideas fueron abandonadas antes de asumir, como la dolarización y la cancelación del Banco Central, o, al menos, postergadas sin fecha. Pero mantiene el núcleo de su propuesta electoral, que es la eliminación de la centralidad del Estado en la actividad económica.

Pretende Milei, y para eso fue votado, encarar un cambio de modelo más bien drástico, que implica el mayor ajuste de nuestra historia, como explica en esta edición el economista Luis Secco, quien señala —a tono con lo que viene predicando el nuevo mandatario— que ese recorte debería ir acompañado por una serie de reformas que libere al sector privado de todas las ataduras derivadas de un enjambre de leyes, normas cepos y demás regulaciones.

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Creo que el voto a Milei expresó la esperanza de terminar con un Estado al que se lo vive como voraz por un lado e ineficaz por el otro. Por un lado, una apuesta por el mercado; por el otro, el deseo de un aparato estatal más concentrado en sus tareas primarias, como la seguridad. 

Resultó un cambio en la orientación electoral derivado del hartazgo por el modelo conducido por el peronismo en su versión kirchnerista desde 2003, que se expresa en el espectacular crecimiento del gasto público. Macri no pudo o no quiso desarticularlo entre 2015 y 2019, y las banderas del cambio de modelo fueron arrebatadas por el líder de La Libertad Avanza.

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Claro que ese crecimiento del aparato estatal no se ha dado solo a nivel nacional. Y aquí comienza la ristra de problemas que enfrenta   la propuesta del cambio libertario: Milei no tiene un gobernador que le responda y, de todos los intendentes del país, solo le responden tres, de localidades muy pequeñas. 

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Por eso, necesita una alianza con integrantes de su odiada “casta política” que, en primer lugar, le asegure la gobernabilidad, y en segundo lugar, le permite realizar sus reformas. No serán todas, pero debería poder demostrar rápidamente a qué ha venido. Hasta ahora, Milei mostró pragmatismo y eso sirve en política en la medida en que haya también principios y objetivos claros. El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso explicaba que en las alianzas “lo importante es quién manda”.

El ajuste será doloroso como son todos los recortes de gastos. Los economistas suelen hacer referencia a las quiebras, esas situaciones terminales donde se distribuyen pérdidas. Un buen gobierno debería esforzarse porque esos costos sean pagados en forma proporcional por todos los sectores; es decir, no habría que privilegiar a ninguno, por fuerte o decisivo que parezca. “No sería ético”, como suele decir el propio Milei.