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Clima de crisis

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Periplo exterior. Alberto Fernández, ayer en China, donde acordó sumar a la Argentina a la Ruta de la Seda, como otros vecinos. | presidencia

Semana de expectativas: hablará el Presidente luego de su rol de écuyere con dos de los grandes dueños del circo (Putin y Jinping) y, quizás, la misma Cristina, silenciada después que su hijo se apartó del Gobierno. A ella, sin duda, le costará contagiarse del entusiasmo personal que transmitirá Alberto, común a todos los mandatarios cuando regresan de un viaje. 

Podrá explicar Alberto, por ejemplo, si a China le reservó una ventana o una claraboya para entrar en América latina, ya que la puerta de ingreso por la Argentina, 24 horas antes, se la había escriturado a Rusia. Quizás, con los chinos, elija otro conducto, la llamada expansiva “Ruta de la Seda” (en la que ya se anotaron otros países vecinos), descripta en los viajes de Marco Polo como un prodigio comercial de los mongoles por la cual transitaban los mercaderes sin riesgos, con seguridad y protección: odiarían el agua, se afeitaban la parte superior de la cabeza hasta unirla con la tonsura, pero los salvajes tártaros entendían del negocio. 

Como se sabe, el ministro Guzmán dejó la delegación presidencial para quedarse en Moscú. Dicen que perseguía un entendimiento para que los rusos –idea de su colaborador Chodos– le facilitaran Degs a la Argentina y que, de ese modo, el país pudiera resolver algunas obligaciones con el FMI. O que, en su defecto, se gestara un proyecto general para repartir el stock de Degs entre naciones complicadas por la economía. Una sofisticación. 

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Más modesto y efectivo, en todo caso, hubiera sido que el Gobierno le pidiera una financiación especial a Putin para importar gas licuado y, de ese modo, suspender obligaciones costosas por dos años.

Hubiera sido más efectivo que le pidieran a Putin financiar gas licuado para su importación

Chau subsidios. Sería un alivio para una administración que, después de dos años, piensa en “segmentar” las tarifas de luz por un estudio de Energía más la colaboración felpuda de Flacso y el Conicet. En 26 meses de sesudas investigaciones de campo descubrieron lo mismo que, en diez minutos, había trazado como ministro y a mano alzada Julio de Vido con un marcador y un mapa de CABA, determinando los barrios con mayores recursos: a esos se les aplicara tarifa plena, sin subsidio. 

Una vergüenza intelectual del controvertido cristinista, el sociólogo Basualdo, que además señala a solo un 11% como pudiente para pagar los servicios eléctricos (o sea que casi el 90% del resto son pobres). Se supone que Guzmán, ahora, podría insistir con la remoción de Basualdo, frustrada en su momento por la intervención de la Vicepresidenta. 

Lleva otro dato además de la burda decisión de Energía: el sociólogo insiste en que el aumento será por única vez en el año cuando, es obvio, en la conversación con el FMI se descuenta otro episodio adicional de incremento. Lo que se dice una provocación para fatigar cualquier acuerdo.

Nostalgia. En la gira, nostálgico, participó Axel Kicillof, quien a la vuelta deberá esclarecer su situación con Cristina: al parecer, ella –trastornada con Alberto– se molestó por el viaje del gobernador como acompañante. No le gustaron tampoco sus declaraciones sobre un eventual arreglo con el FMI. 

Es que la situación política en la provincia de Buenos Aires viene tropezada: está en la Justicia el reclamo para que haya elecciones en el partido peronista (un escrito de 60 páginas), mientras se oponen seguidores de Máximo dispuestos a suspenderlas. 

Cristina se habría molestado también por el viaje de Kicillof junto al Presidente

Un conflicto político que tuvo inicio cuando los intendentes, hace pocos días, trataron la cuestión de la renuncia del vástago Kirchner a presidir el bloque oficialista en la Cámara de Diputados. Solo lo defendieron los jefes comunales de Hurlingham, Mercedes e Ituzaingo, hasta sorprendió que uno de los K más reconocidos, el ministro Ferraresi (el que se fue de vacaciones a Cuba con la excusa de que había comprado los pasajes con mucha anticipación, al revés de su colega Luana, quien repentinamente el amor la obligó a volar a México) dijo que esas actitudes estorbaban el clima electoral del 2023. 

Así será difícil ganar, sostuvo. Algo parecido dijo Achával, de Pilar, mientras muchos buscaban la voz del socio de Máximo en la provincia, el candidato Martín Insaurralde, inhallable porque habría viajado a Miami con su esposa o debido a que no quiere afectar su próspera amistad. Habrá que reconocerle al presunto viajero un aporte importante para la Provincia y ciertos privados: ingresos superiores a los esperados por el juego on line, tema del cual la Iglesia ahora no se ocupa, tal vez por la necesidad de exigir impuestos altos a los que más trabajan.

Se respira un clima de crisis en el Gobierno, la doble defección de Máximo (el rechazo del Presupuesto y su dimisión) le restaron liderazgo, nadie sabe si Cristina se propone recuperar con un mensaje esa pérdida para la familia. O aguantar pleiteando con un Alberto tonificado, quien cree en su reelección y hasta en la “tercera posición” peronista del siglo pasado, ya que mientras visitaba a rusos y chinos, mandaba a que Juan Manzur salude al nuevo embajador de EE.UU. en la Argentina. 

Difícil equilibrio en la externa, peor en la interna, aunque si pueden convivir en el mismo lodo Berni y Zaffaroni, no habría razón para continuar la ficción entre Alberto y Cristina. Más Máximo.