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Cuando sea carpintero

A pesar de mi investigaciones no es mucho lo que pude averiguar de Los Carpinchers.

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A pesar de mi investigaciones no es mucho lo que pude averiguar de Los Carpinchers. Lo primero que me llamó la atención fue el nombre: sonaba a los Carpenters esos hermanos rubios y blancos que hubiera celebrado sin dudarlo el Ku Klux Klan. Pero los integrantes de Los Carpinchers son varios.

Por lo que pude averiguar son tres, cuatro o cinco alternando el humor de su líder, un tal Martín Llambí a quién un periodista de rock muy conocido que me pidió no revelara su nombre me dijo: es como una especie de Daniel Jonhston argentino no sólo por su talento musical sino por que está rematadamente loco. Me contó que en una época le gustaba vestirse con pollera, pintarse la cara con corcho quemado y andar con un conejo de peluche en la mano.

Yo escuché en Tumblr algunas de sus canciones porque me los recomendó enfáticamente un aspirante a astronauta que conocí en Estados Unidos. Una actriz argentina, Carla Góngora, que vive allá, me dijo también que su banda favorita era Los Carpinchers. A veces la voz de la banda alterna entre la de Martín Llambí (¿se llamará así?) O la de Noel Jesssen, nombe improbable para la vocalista. ¿Pero qué cantan? No está bueno que el mito o el secreto sea mejor que su música. No es así. Hacen un folk psicodélico que de golpe se torna folklore argento o tiene cierto ritmo cardíaco de la música electrónica. Las letras son, increíblemente, sobre el mundo del agro argentino. Me dijo un mozo de un bar que los conoce: Los Carpinchers se conocieron trabajando en una revista agraria. Hicieron una nota sobre la cría de carpinchos y de ahí viene su nombre. Me acordé que los Melvins se conocieron en una oficina y el nombre de la banda venía porque Melvis era el apellido del tipo al que todos odiaban en el trabajo. Escuchen a Los Carpinchers, ser casi invisibles en un mundo de pura exposición ya es una obra maestra.

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