En enero y febrero de 2018 participé de una serie de entrevistas para Google. No sabía hasta entonces que Google recluta escritores de ficción y poetas en distintas partes del mundo y mantiene un equipo editorial entre San Francisco, Nueva York y Londres, que interactúa con otros equipos en Asia y Medio Oriente.
En los primeros tests, tenía que escribir líneas de diálogo para dos personajes: el Profesor Loco y el Conserje. El Conserje, como lo indica su título, es ameno, informativo, formal. El Profesor Loco, en cambio, tiene que iluminarte y sorprenderte con su extravagante sentido del humor. Mi trabajo era guionar respuestas a cosas como: “¿Estoy linda?”, “¿Me veo viejo?”, “¿Cuántos empleados de Google hacen falta para cambiar una bombita eléctrica?”, y variantes graciosas a “¿Estás disponible?”, “¿Qué sentís ahora?”, “Estoy aburrido, qué hago”. Se me pedía que en algunas respuestas incluyera detalles que sonaran “argentinos”.
Google recluta escritores de ficción y poetas en distintas partes del mundo
Google no es la única que está reclutando escritores: Amazon tiene su equipo trabajando para Alexa, su dispositivo hogareño, y Apple para Siri, que te habla desde el teléfono y el reloj. Versiones de Google Assistant ya existen para España, pero los directivos del programa razonaban que en el Cono Sur hablamos totalmente distinto, no tanto por el acento, si no por cómo articulamos lo que decimos. Confesé mi escasa competencia en chileno (hay que llamarlo a Gonzalo Garcés, que tiene pasaporte), me declaré hablante de uruguayo y mentí que domino el cordobés, la última flor del Latium. Pronto me amaron.
Google no es la única que está reclutando escritores: Amazon tiene su equipo trabajando para Alexa, su dispositivo hogareño, y Apple para Siri
El plan era hacer lo que hacemos los escritores: crear la ilusión de inteligencia y de empatía con el lector. Crear una voz que habla a la par de tu voz interior, en suministros de líneas para acompañarte, sorprenderte, confortarte e informarte. Con la ventaja de que, a diferencia de los novelistas comunes, este narrador omnisciente lo sabe todo sobre el lector.
De cada usuario promedio, Facebook tiene datos para llenar el equivalente a 400 mil páginas de Word. Google tiene siete veces esa cantidad, unos 3 millones de páginas. Recolectan todo, desde los emoticones que mandás en Messenger hasta ciertas informaciones que no deberían conservar, como documentos borrados y la historia de cualquier cosa que googleaste. Esa misma data se utiliza para influenciar nuestro comportamiento, en prácticas más o menos inocuas –buscar algo en Google se convierte en un torrente de publicidades esperándote donde quiera que vayas en internet–, a #fakenews que impactan en las elecciones de los países.
Facebook tiene datos para llenar el equivalente a 400 mil páginas de Word. Google tiene siete veces esa cantidad, unos 3 millones de páginas
Todavía los métodos son bastante rudimentarios. ¿Qué pasará cuando esas mismas fake news lleguen en la voz de tu asistente, con quien tenés una relación de cercanía mucho más íntima que con tus amigos de Facebook? La voz de Google viene asociada a la información pura, a la fantasía de una cierta objetividad. ¿Qué va a pasar cuando no se necesiten noticias, cuando sea esa voz y su narrativa la que ecualice tu humor, para influenciar así tus elecciones? La psicología du jour indica que las noticias son puro humo, que lo que importa es el fuego que agitan debajo: es decir, los estados mentales influenciados por el relato público, que nos llevan a hacer y decir ciertas cosas y, en momentos cruciales, a decidir colectivamente el destino de países. Cada país o sector social tiene una narrativa diferente: según el momento del año, el mismo estado mental te puede inclinar hacia un zapato, un nuevo teléfono o un político.
La psicología du jour indica que las noticias son puro humo, que lo que importa es el fuego que agitan debajo: es decir, los estados mentales influenciados por el relato público
Conociendo los temas que obsesionan a cada uno, Google Assistant podrá salpicar sus intervenciones de detalles picantes. Viendo el historial de un tuitero que le echa la culpa de todo a Presidente Mau, cuando hay tormenta podrá declarar “Caen Macrigatos de punta”. El loop de retroalimentación hará las delicias del usuario: Google habrá logrado simular su propia conciencia y sonar como le gusta que le hablen. Para el algoritmo es fácil identificar patrones de preferencia y dividir así a los usuarios en estilos narrativos: hay quienes responderán mejor a una voz femenina, autoritaria, estilo madre regañona, o lo que Freud hubiera llamado superyó.