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Defensa y Justicia, un equipo de culto

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Coherencia. El equipo de Florencio Varela apuesta a un proyecto, a un estilo de fútbol. | prensa defensa y justicia

Finalmente Boca está en la semifinal de la Copa Libertadores, después de haber pasado los octavos y los cuartos por penales sin haber ganado un solo partido. Habría que buscar en las estadísticas para saber cuántas veces ocurrió algo así. Y no solo eso, sino que de esos cuatro partidos, tres terminaron cero a cero (el primero contra Nacional de Montevideo y los dos contra Racing). Por un momento, recordé el Mundial 2014. En la semifinal contra Holanda, el partido terminó cero a cero, fueron al alargue, con igual resultado y Argentina pasó por penales. La final terminó también cero a cero y en el alargue Alemania hizo el gol con el que salió campeón. Es decir que, en una semifinal de 120 minutos y en la final de otros 120 minutos, Argentina no hizo un solo gol. Difícil así de salir campeón del mundo. Pero Boca es otra cosa, y quién sabe, tal vez le gane a Palmeiras la semi por penales, y la final también. Nada es impensable en la épica bostera. El punto común entre los penales de ese viejo mundial y los penales de la Libertadores es Chiquito Romero. Si en el 2014, Mascherano, vendiendo humo de supuesto gran capitán para las cámaras, vaticinó que se iba a convertir en héroe, el Romero de 2023 es todo mérito de Riquelme. Cuando lo trajo, nadie daba dos mangos por él, todos pensaban (o pensábamos) que estaba roto, pero lo fueron llevando de a poco, después de unas primeras lesiones menores de entrada, se fue afianzando, y hoy es el jugador clave de un semifinalista que seguimos sin saber a qué juega.

Pero, en mi opinión, el partido más importante de la semana fue otro: el de Defensa y Justicia eliminando a Botafogo (que va primero en el Brasileirao, con más de 10 puntos de ventaja) y pasando así a las semifinales de la Copa Sudamericana. Hay varias cosas de Defensa y Justicia que no me gustan: el rol de Bragarnik, la plata que circula para un lado y para el otro, la entonces semiprivatización de hecho del fútbol de ese club. Pero si hay un equipo que, desde hace años, expresa una coherencia en relación al fútbol, lo táctico, lo técnico, el armado de grupos, ese es Defensa y Justicia. Por dar un ejemplo, entre tantos y tantos, Enzo Fernández no sería lo que es hoy sin su paso por Defensa y Justicia.

Es que Defensa y Justicia tiene un evidente proyecto futbolístico a largo plazo, casi un estilo de fútbol propio, como también lo tiene, por citar otro club, Estudiantes (que mereció golear al Corinthians y terminó perdiendo por penales). Defensa cada año tiene que reamar el plantel, los técnicos cambian, pero no cambia la pelota el pie, a los espacios, la rotación permanente, la mirada táctica de los partidos, el orden que casi nunca se pierde. No conozco con exactitud la estadística, pero es probable que entre los equipos de primera división del AMBA, Defensa y Justicia compita con Arsenal entre los que tienen menos hinchas. No importa. A esta altura, como se dice en el cine y la literatura, Defensa y Justicia es un equipo de culto.

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