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Dos aportes contra la confusión general

Con la cercanía de fin de año, los sellos editoriales redoblan sus esfuerzos por poner a disposición de los potenciales compradores una extensa y enloquecida oferta de títulos.

Tomas150
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Con la cercanía de fin de año, los sellos editoriales redoblan sus esfuerzos por poner a disposición de los potenciales compradores una extensa y enloquecida oferta de títulos. Se sabe: son, fundamentalmente, dos los períodos en que el expendio de libros crece notablemente: durante la Feria del Libro (abril-mayo) y con las fiestas (noviembre-diciembre). El problema, al menos en estos meses, deja de ser entonces la habitual falta de obras que valgan la pena comprar, regalar y leer, sino que surge el dilema sobre qué comprar, qué regalar y qué leer. En este sentido, las sorpresas literarias de 2007 no son pocas: se acaban de distribuir la obra completa de Carson McCullers; los Cuentos completos de Flannery O’Connor; la última novela ganadora del Premio Pulitzer, La carretera, de Cormac McCarthy; y dentro de la ficción nacional, por poner sólo algunos ejemplos, los nuevos libros de Alan Pauls, Sergio Bizzio y Daniel Guebel (a propósito, habría que pensar qué está sucediendo con los escritores argentinos en el mercado hispanoamericano, ya que este año se alzaron con al menos tres de los más importantes premios literarios: Pablo de Santis, el Planeta; Ariel Magnus, el Norma; y Martín Kohan, el Herralde).
Pero pensar que el mercado del libro se agota en la ficción es proponer una visión que poco se ajusta a la realidad. Más bien, vendría a ser todo lo contrario: si se descuenta la literatura de los autores de best sellers, lo cierto es que el impulso más fuerte del negocio editorial en la Argentina está compuesto por los libros de autoayuda, manuales, biografías, ensayos, divulgación histórica y periodismo. Dentro de esta última categoría, por fortuna, es cada vez mayor el espacio que viene ocupando la crónica: Seix Barral tiene su colección propia, al igual que Alfaguara y, más recientemente, la editorial Tusquets.
Josefina Licitra es uno de los mayores exponentes del género en la Argentina. Ganadora en 2003 de un prestigioso premio de crónica por un artículo sobre una secuestradora adolescente publicada en la revista Rolling Stone, Licitra presenta ahora Los imprudentes. Historias de la adolescencia gay-lésbica en la Argentina, un sutil entramado que da como resultado un texto de no ficción que se lee como una novela por capítulos. Con evidente destreza literaria, la autora hilvana las vidas de Santos, Nahuelle, Federico, Andrés, Carolina, Lucía y Julio para construir un apasionante y luminoso relato de las desventuras de estos adolescentes que viven, cada uno a su manera, sus diferentes opciones sexuales –y cómo son discriminados, silenciados, marginados, y luego aceptados y capitalizados por la sociedad de consumo.
Por otro lado, también acaba de aparecer Grasa. Retratos de la vulgaridad argentina, una colección de artículos periodísticos del escritor Juan José Becerra. Grasa abre con una suerte de análisis ontológico de Roberto Giordano, sigue con una aguda disección del dispositivo humorístico de Marcelo Tinelli –y pone en evidencia las intenciones pseudofilantrópicas de programas como Bailando y Patinando por un sueño–, e incluye dos piezas de colección: una entrevista de catorce minutos a Alan Faena y un análisis –¡Becerra se tomó el trabajo de leer toda su obra!– de los libros de Jorge Bucay. Grasa tiene algo de crónica, y bastante de los retratos à la Truman Capote: perfiles puestos en acto, que no describen sino que buscan reflexionar y comprender profundamente al personaje que abordan. Sin dudas, uno de los libros más inteligentes y divertidos del año.