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El caramelo amargo de Milei

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Mauricio Macri. “Inteligencia externa”. ¿Para quién? | cedoc

Cuando Mauricio Macri aún no había anunciado su decisión de renunciar a una candidatura presidencial, pero ya estaba persuadido por las encuestas de que debía hacerlo, el expresidente deslizó en un encuentro privado que, dada la dimensión de la crisis argentina, el gobierno que suceda al de Alberto Fernández va a necesitar de una “inteligencia externa” que lo asista. Macri creía –aún cree– que la gestión que se inicie el 10 de diciembre deberá abordar a una infinidad de frentes de la mayor complejidad y que demandará de una especie de ojo cenital que mantenga distancia del día a día y le permita mirar el mediano y largo plazo. Pensaba en él, naturalmente.

Macri acaso se haya asignado ese lugar en un eventual gobierno de Patricia Bullrich, con la anuencia o no de la candidata, no lo sabemos. Lo que sin duda no esperábamos era que Javier Milei lo consagrara en el rol de, digamos, embajador plenipotenciario de su eventual gobierno, como acaba de decir en ganador de las PASO.

Es un caramelo amargo del libertario, destinado a neutralizar a Macri, capturar a su electorado y debilitar a Bullrich. El expresidente podría estar empezando a vislumbrar cómo podría ser su futuro con Milei. La iniciativa nunca será suya –acaba de arrebatársela pronto esta definición del libertario– y son otros los que decidirán por él. El ejemplo podría caber –aún cabe– para el caso de que la próxima presidenta sea Bullrich, por quien Macri apostó el futuro de la coalición.

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La propuesta de Milei busca neutralizar a Macri y debilitar a Bullrich

Aunque Macri ha mostrado una imagen relajada y resuelta en medio del desconcierto general, la situación escapa de su control y del de Juntos por el Cambio y ha adoptado una dinámica impredecible. La coalición fue sin duda la de peor performance en las primarias del domingo pasado. Sumados sus dos precandidatos, ocupó el segundo lugar, con el 28% de los votos redondos, apenas un punto por encima de la elección de Unión por la Patria, el sello de un gobierno en situación de catástrofe. Juntos obtuvo 6,7 millones de sufragios, 2,3 millones de votos menos que los 9 millones de las primarias de 2021, cuando alcanzó el 41,5%. Podrá decirse que Cambiemos se había hundido hasta el 31,8% en las PASO de 2019 y saltó al 42% dos meses más tarde, en la general. Pero la del domingo sigue siendo la peor elección de la alianza medida en votos y, sobre todo, contexto.

El voto a Milei es transversal y perforó al peronismo, pero no hay duda de que jibarizó a Juntos. Macri, no obstante, entiende que la emergencia de Milei supone una reivindicación de sus ideas. El libertario dice con desparpajo aquello que por un ejercicio táctico Macri debió callar en sus épocas de campaña y durante su gestión. Aquello que limaron con paciencia Jaime Duran Barba y Marcos Peña. Si sumamos la opción por Bullrich, Macri cree que en cierto modo las que triunfaron son sus ideas, aun al precio de una derrota dolorosa y que pone en riesgo la competitividad del espacio y la estabilidad del sistema. Los electorados no premian a autores intelectuales. Domingo Cavallo puede dar testimonio.   

Si los resultados se repitieran en octubre, estaríamos lejos de un ganador en primera vuelta y tendríamos a las fuerzas de la derecha del espectro compitiendo en un ballottage. Pero las diferencias son exiguas. Setecientos mil votos separan al primero del tercero y hay 10 millones de electores que no fueron a votar el domingo. La Libertad Avanza y Juntos podrían estar midiéndose por anticipado por cuál de las dos polarizaría con el peronismo. Inconcebible.