La aparición del Coronavirus no difirió en su inicio de otras patologías donde el Estado desde una de sus funciones básicas promueve las políticas de prevención, desde su rol de comunicador a través de campañas de concientización en sus tres niveles, nacional, provincial y municipal. Sin embargo, desde la aparición del Covid-19, el Estado debió incorporar la faceta de la “contención” a la par de la prevención. Esto pone de manifiesto cómo funcionan y cómo deben funcionar los engranajes a la hora de activar protocolos de salud, y cómo repercuten las medidas en la sociedad y en el entramado de diferentes actores.
Esta semana, la agenda política, pública y de medios estuvo supeditada a cómo evolucionaba el Covid-19. La denominación de pandemia por la OMS ya le otorga un estatus de alerta con 110 países afectados, y la necesidad de un esfuerzo mancomunado de naciones para contener la circulación del virus. Claro que algunas medidas fueron tardías y la idiosincrasia de cada país incide en la toma de decisión y en la manera en que se activan los protocolos de seguridad.
La envergadura de la situación ameritó el jueves la primera cadena nacional del presidente Alberto Fernández, y no es un dato menor. El Gobierno sabe que es su incumbencia informar, educar, contener, en materia de política sanitaria, a la par que ejecuta medidas como el reciente decreto de necesidad y urgencia donde dicta la emergencia sanitaria y la suspensión de eventos donde se aglomeren gran cantidad de personas, entre otras.
Medidas. Argentina ha tomado medidas rápidamente, la comunicación también es una de ellas, y no es menor, como la decisión de informar periódicamente, y ello es relevante porque en este escenario hay un actor tan importante como las propias medidas, nosotros, como seres individuales, y como sociedad en su conjunto. La eficiencia de las medidas depende de que se tome conciencia colectiva, de que a pesar de que el virus puede no ser peligroso en un grupo etario, es altamente peligroso en mayores de 65 años. Y es importante que el Presidente, en el desarrollo de su mensaje explicara que se iban a tomar medidas “penales” para aquellas personas que infrinjan la cuarentena, a la vez que se iban a controlar a aquellas personas provenientes de países con el brote de coronavirus. Pareciera que son necesarias las medidas punitivas para que el ciudadano en su rol de obligaciones cívicas, efectivamente las cumpla, sin poner en riesgo a terceros. En esa línea también llama la atención la circulación de mensajes falsos, las llamadas “fake news” que no solo desinforman y confunden, sino que a la vez generan mayor angustia y miedo; en este sentido vale que haya información oficial, de manera regular.
De acuerdo a como siga la evolución del virus, también son otros los actores que decidirán nuevas medidas para evitar la propagación, desde el turismo, hasta la educación; como se sabe Jujuy y Misiones son las primeras provincias en suspender las clases por 15 días, en tanto mientras en provincia de Buenos Aires se discutía esta situación, fue el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, quien aseguró que los especialistas advirtieron que “no es recomendable en este momento suspender las clases”, por lo que cabe esperar.
Siendo en este punto un panorama que cambia diariamente, y al hablar de una pandemia nos referimos a una enfermedad que traspasa las fronteras de un país, es necesario establecer marcos de cooperación externos e internos. La cooperación internacional en materia de ciencia y salud es un pilar fundamental, porque se necesita de la socialización de la información basada en los conocimientos y la tecnología aplicada para poder establecer políticas públicas y medidas sanitarias que ayuden a la contención del virus y eviten que este se siga propagando.
La “cooperación interna” es necesaria, porque es un pacto social, donde siguiendo las directrices mencionadas cuidamos a los otros, y esto debiera ser suficiente para que cada uno sepa como actuar. En situaciones de emergencia o crisis es necesario tener los roles bien definidos, es decir que cada uno sepa lo que tiene que hacer, y en el momento en que debe hacerlo, por eso es un encadenamiento y cooperación entre distintos actores, desde el Poder Ejecutivo, quien diseña los protocolos y toma decisiones, los funcionarios encargados de ejecutar y velar por esas medidas, es decir toda la cadena sanitaria, los medios de comunicación al informar, y los ciudadanos al prevenir y acatar en el caso de que se requiera las medidas dispuestas para no poner en riesgo a terceros.
A pesar de las críticas, Argentina fue el primer país de la región en tomar una serie de medidas frente al alerta epidemiológico por el Covid-19, estamos insertos en un mundo global, y atento a ello, debemos aprender cómo actuar frente a estas situaciones, que podrían presentarse nuevamente con otras formas.
De esta manera, entendemos que es necesaria la cooperación porque las pérdidas económicas no solo afectan a un país o a una región, sino que son pérdidas millonarias en un mundo globalizado, y esto implica desde ayuda humanitaria a nivel internacional hasta reasignaciones presupuestarias e inyecciones en áreas clave a nivel local. Como canta el gran poeta Joan Manuel Serrat “se hace camino al andar”; quizá la clave es también la vocación de aprender, actuar, cooperar en el menor tiempo posible.
La adaptación es parte de la supervivencia de cualquier organismo y sistema. Aunque ello requiera medidas más drásticas, modificaciones de hábitos en un subsistema cultural es un desafío, no solo para el Gobierno sino para la sociedad en su conjunto. Algo de eso en el mensaje del Presidente que se leyó como “unión” tiene que ver con la cooperación, entender que en todas las direcciones serán mejores los resultados y más eficientes las medidas si cooperamos.
(*) Politóloga. Magister en Relaciones Internacionales / @barbaritelp