Los efectos de la revolución tecnológica en nuestra vida van más allá de lo que somos capaces de analizar. En cuanto a la política todavía no evaluamos la profundidad con la que ésta afecta a los sistemas democráticos. Nos vemos habituados a vivir una crisis permanente. Solamente en este año, fueron apresados dos ex presidentes brasileros, ocurrió lo mismo con casi todos los ex presidentes peruanos de los últimos 20 años. La noticia de que un ex mandatario ha ido a la cárcel o ha sido procesado se convirtió en normal en casi todo el continente. Con la excepción de Andrés Manuel López Obrador, la popularidad de los mandatarios elegidos los dos últimos años se desplomó al poco tiempo de iniciar su mandato, lo mismo en el caso de algunos muy preparados, como Iván Duque de Colombia, y de otros menos sofisticados.
Lo negativo. En la Universidad de Stanford se realizó un importante proyecto académico que estudió los efectos de la política negativa sobre la democracia. Se publicaron algunos estudios y libros sobre el tema, de los cuales el más importante fue Going Negative: How Political Advertisements Shrink and Polarize the Electorate, escrito por Stephen Ansolabehere y Shanto Iyengar. Las investigaciones y los talleres de trabajo que se realizaron demostraron que la política negativa puede ayudar a ganar las elecciones, pero lleva a dañar a la democracia.
Los investigadores de Stanford se centraron en la propaganda por televisión que, según ellos, había dejado de lado la discusión de temas y de ideas, dividiendo a los votantes en leales y enemigos de grupos con los que se identificaban con vínculos sentimentales negativos. Encontraron que cada día los políticos privilegian la mentira y la calumnia como herramientas para conseguir votos. En una sociedad con dos partidos como la norteamericana esto podría ayudar, pero degrada a las instituciones, especialmente cuando se hace campaña sucia y se utilizan temas personales para atacar al adversario.
Gran parte de los recursos de las campañas electorales se emplean en este tipo de actividades, que en el caso de America Latina son además, poco eficientes y hacen que los candidatos se dediquen a un juego de ataques y alianzas entre ellos, en vez de pensar en los problemas de los electores. Todo esto tomó dimensiones brutales con la red al punto de desestabilizar a la democracia.
Ecuador. Hoy se celebran en Ecuador las primeras elecciones después del gobierno de Rafael Correa. Los ecuatorianos escogerán sus nuevos alcaldes y gobernadores en un ambiente de libertad, sin que el Ejecutivo intervenga los medios de comunicación, sofoque a los electores con una propaganda masiva, sin las cadenas nacionales permanentes que se usaban para insultar y perseguir a los adversarios.
Desgraciadamente, la campaña electoral ha sido ocasión para constatar lo que ya encontramos en otros países de la región durante los últimos años. Para la mayoría de políticos, analistas y la nube de consultores improvisados que han surgido, es difícil entender lo que ocurre con la red. Para eso se necesita dedicar más tiempo al estudio y al análisis, actividades que son cada vez menos frecuentes en nuestras sociedades. En todos lados se repite la escena de políticos nuevos y antiguos que caen en manos de magos improvisados que hablan un lenguaje seudocientífico con el que los empujan a gastar tiempo y esfuerzos en tareas inútiles.
Los estudios muestran que la política negativa puede ayudar a ganar elecciones, pero lleva a dañar la democracia
Los antiguos decían que “la pared y la muralla son el papel de la canalla”, y en cada campaña algunos grupos se reservaban las paredes más vistosas para escribir insultos y calumnias a sus adversarios. Internet extendió la pared hasta el infinito y multiplicó muchos complejos y bajos sentimientos de sectores de la población que estaban reprimidos para ensuciar las elecciones. Buena parte del tiempo y de los recursos de las campañas se dedican a esa actividad que entusiasma a los militantes y produce asco en los ciudadanos que no militan. Lamentablemente, esto lleva a que algunos líderes se dediquen a esas actividades inútiles en vez de pensar en cómo vincularse con los problemas de la gente.
En estas elecciones ecuatorianas proliferaron los candidatos. Hubo 18 inscriptos en Quito y 18 en Guayaquil, al menos desde el punto legal. En realidad, en cada ciudad no hubo más de cuatro que llamaran la atención de los electores. Casi todos los demás protagonizaron campañas mediocres que no les permitieron salir del anonimato.
Quito y Guayaquil. En Quito lo más probable es que sea elegido Paco Moncayo, el más joven de los candidatos, que con sus 78 años estudia, planifica, y es capaz de conducir una campaña moderna. Como decimos siempre la capacidad de innovación no tiene que ver con la edad física sino con la edad mental. Es probable que llegue en segundo lugar, a buena distancia, la candidata auspiciada por Rafael Correa, mientras los demás casi ni figuren.
Nunca vi una campaña sucia tan intensa como la que se hizo este año en contra de Moncayo. Una de las herencias negativas de la política de Correa es haber hecho que mucha gente crea que los trolls sirven para algo. Hay políticos primitivos que tienen incluso “troll centers” y los ofrecen al mejor postor. Los trolls son simplemente una tontería que impresiona a incautos. Los mismo ocurre con los baldes de lodo que lanzan algunos políticos sin darse cuenta de que no les reportan ningún beneficio. De hecho, esta noche se verá que los más empeñados en hacer campañas negativas no llegarán al 5%.
En Guayaquil lo más probable es que gane Cynthia Viteri, la candidata de Jaime Nebot, alcalde de la ciudad los últimos 18 años, que mantuvo una evaluación positiva enorme durante todo su período y transformó la ciudad. Habría sido de esperar que su candidata obtuviera un triunfo mucho más amplio, pero el que consiga puede servir para alimentar su eventual candidatura presidencial.
El gobierno central sufrirá una derrota contundente y no logrará imponerse en ninguna ciudad importante, mientras la imagen del presidente Lenín Moreno se desploma en caída libre. Correa tendrá un triunfo relativo, mantendrá su vigencia, no porque alguien quiera instalarlo para conseguir votos, sino porque representa algo importante en sectores de la población, como ocurre con Lula y Cristina.
Militares. Los ecuatorianos elegirán también a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana, un organismo inventado por Correa para ejercer un poder absoluto. La diferencia real entre quienes defienden la democracia y los autoritarios es que los últimos pretenden instaurar gobiernos eternos y uniformar a la sociedad debajo de una verdad predicada por un mesías. Para eso combaten la libertad de prensa, atropellan los derechos humanos de todos en nombre del “pueblo” que se personifica en el caudillo.
En Nicaragua y Venezuela las Fuerzas Armadas son parte del partido de gobierno y armaron a miles de marginales para formar milicias paramilitares que repriman a los opositores y vivan del saqueo. En otros países eso no fue posible porque las fuerzas armadas no apoyaron el proyecto. En Argentina existen unas Fuerzas Armadas profesionales que salieron de una experiencia desastrosa que no querrían repetir. En Ecuador nacieron de la guerrilla que ganó la guerra civil en 1895, separó a la Iglesia del Estado, implantó el matrimonio civil, la libertad de prensa, la autonomía universitaria y otra serie de idea progresistas que ya forman parte de la ideología militar. En Ecuador nunca existió un Juan Carlos Onganía, ni hubo espacio para un partido falangista.
Correa es un hombre inteligente que ha estudiado historia y sabe que el tumulto terminó degollando a Robespierre. Cuando no le fueron útiles los partidos de izquierda que usó para tomar el poder los disolvió y encarceló a sus dirigentes. Cuando un grupo de personas organizó un piquete los apresó, los condenó a 14 años de prisión por terroristas y desaparecieron los piquetes. El sindicato de los maestros fue un grupo poderoso, controlado por el Partido Comunista Marxista Leninista, que durante décadas tomaba las calles, realizaba paros, hacía huelgas. Correa los desbarató, sus dirigentes fueron a la cárcel y se acabaron las huelgas. Cuando los estudiantes secundarios hicieron una manifestación, el gobierno capturó a sus dirigentes, los llevó al palacio de gobierno para que pidan perdón de rodillas al presidente y los mandó a la cárcel. Una década sin manifestaciones. Las organizaciones indígenas que se movilizaban con frecuencia tuvieron el mismo trato y se acabaron sus avances sobre las ciudades. Pasó lo mismo con periodistas que criticaban al gobierno en medios independientes y los medios de comunicación fueron casi exterminados.
El gobierno revolucionario encontró una vía para terminar con las instituciones en nombre del pueblo. Creó el Consejo de Participación Ciudadana con amplios poderes que además nombra a las autoridades de control. Está integrado por personas que deben carecer de antecedentes políticos o académicos, y no pueden estar auspiciados por ninguna organización de ningún tipo. El día de hoy los votantes recibirán tres papeletas: una con los nombres de 28 hombres, la segunda con los de 11 mujeres y la tercera con los de cuatro postulantes “otros”. En cada una de las boletas deberá escoger tres nombres. A todos les estuvo prohibido hacer campaña, definirse frente a cualquier tema o contar con el apoyo de ningún “partido o movimiento político, organización social, funcionario público, candidato o ciudadano”. Deben ser personas desconocidas, cuyo anonimato se preserva para que sean representantes puros del pueblo.
Mientras duró el gobierno de Correa fueron mascotas que hacían lo que les decía el presidente, que con su autoridad acabó con las instituciones sin necesidad de armar a nadie. Ahora, que Lenin Moreno no manipula a nadie, el país quedará controlado por los marineros de una stultifera navis que carece de sentido. Los dirigentes democráticos han llamado al voto nulo para que no se conforme este engendro propio de los disparates de la sociedad posinternet.
*Profesor de la GWU. Miembro de la Club Político Argentino.