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La diosa lunar

Chang’e es la diosa china de la Luna. Cuenta la historia que, hace miles de años, el emperador de Jade, señor de los Cielos, tenía diez hijos a los que no podía controlar.

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Chang’e, la diosa china de la Luna. | www. chinobasico.com.ar

Chang’e es la diosa china de la Luna. Cuenta la historia que, hace miles de años, el emperador de Jade, señor de los Cielos, tenía diez hijos a los que no podía controlar. Los hijos se transformaron en diez soles, y su luz incesante quemó la Tierra. Desesperado, el emperador de Jade le pidió al gran arquero Hou Yi que les diera una lección. Hou Yi  descendió sobre el imperio y vio el sufrimiento con sus propios ojos: la Tierra era un desierto sin vida, donde las gentes agonizaban entre matorrales secos. Indignado, Hou Yi  subió a los cielos, tomó su arco y los fue derribando de a uno, dejando un único sol para que diera calor a la Tierra. Al ver a sus nueve hijos muertos, el emperador se enfureció y envió a Hou Yi  al peor destino: ser un simple mortal junto a su bella esposa Chang’e.

La vida en la Tierra era abominable, y Hou Yi  solo quería regresar a los cielos; Chang’e no merecía sufrir. Recordó que la Reina Madre del Oeste vivía entre mortales y guardaba un raro elixir de la inmortalidad. El arquero emprendió un viaje arduo hasta su palacio en el monte sagrado de Kun Lun. La reina lo miró compasiva y le dio dos cosas: el elixir y una advertencia. “Tomar la mitad del elixir te dará vida eterna. Tomarlo entero te elevará hasta los cielos y serás un inmortal absoluto”. Exultante, Hou Yi  emprendió el regreso; tenía mitad para él y mitad para su esposa. Cuando volvió a casa, Chang’e no podía estar más feliz. Mientras su esposo descansaba del viaje, Chang’e no pudo resistirse a abrir la botella, y sin darse cuenta se la tomó entera. Sus piernas empezaron a flotar y comenzó a elevarse contra su voluntad. Como deidad condenada por el emperador, no podía volver a los cielos. Pero tampoco podía volver a la Tierra. Sin tener adonde ir, Chang’e flotó hasta la desolada Luna, donde pasó el resto de sus días junto a un conejo blanco. Lloraba porque tampoco podía estar con Hou Yi , que debió vivir y morir como un mortal más.

Hay varias versiones del mito; en todas, Chang’e traiciona al marido y sufre en soledad. En la versión que narra el futuro, los diez soles de los hijos del emperador son una advertencia antigua que vuelve en forma de cambio climático. Pero el único elixir que promete la inmortalidad de la especie son los viajes espaciales; así, la República China lanzó en enero a Chang’e4, su primera expedición al lado oscuro de la Luna, donde ni los rusos ni los norteamericanos se aventuraron jamás. Chang’e4 lleva huevos de gusanos de seda, semillas de plantas y papas; esta semana germinaron los primeros brotes de algodón. Pero los brotes no pudieron sobrevivir a los rigores helados de la noche lunar, que dura catorce días; el pequeño ecosistema terrícola murió. Chang’e4 es el primer paso para la misión que sigue: crear una base lunar para humanos. Al fin, Chang’e ya no estará sola.