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La esperada “renta inesperada”

Alberto Fernández y Martín Guzmán
Alberto Fernández y Martín Guzmán | Cedoc

A fin de 2019 fue el impuesto PAIS (ley 27.541) y el año pasado fue la ocasión de las “altas rentas” y este año, el objetivo impositivo es el de la “renta inesperada”. El objetivo, esta vez, es el conflicto bélico en Ucrania. El descalabro producido en las economías domésticas se vio claramente con la inflación extraordinaria que, para los Estados Unidos y la eurozona está en 8% interanual, casi cuatro veces más que la vigente antes de la pandemia. La guerra, como ocurrió en Argentina, no es la responsable principal como sí lo fue el tsunami monetario con que los gobiernos acudieron en auxilio para la emergencia de empresas y la ciudadanía en general.

El proyecto enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso la semana pasada alude la “renta inesperada” que las empresas hayan obtenido por efecto de la suba de los precios en ocasión de la guerra, poniendo pisos y alícuotas diferenciales del impuesto a las ganancias. “Parece muy difícil ponerse en contra porque apunta a un reducidísimo número de empresas”, se sinceró el diputado Carlos Heller. Es decir, el criterio de la afectación de un reducido número de compañías afectadas es coherente con la línea tributaria de una visión que encontró terreno fértil durante este gobierno: que muy pocos paguen impuestos directos ya que la fuerza política de la gran mayoría terminará por imponerse siempre.

La estructura fiscal argentina obliga a buscar nuevos recursos y construir una justificación en cada caso. La presión tributaria subió casi 15% del PBI en los últimos veinte años, y está 10% arriba del promedio de la región, acortando la brecha con el promedio de la OCDE.

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Claro que, en este caso, la “devolución” de parte del Estado es muy diferente y la expansión de la informalidad hace que la tasa efectiva de los contribuyentes sea mucho mayor.

Esperar a que el crecimiento de la economía encuentre los atajos es una utopía al cabo de una década de estancamiento. Cortado el crédito externo y en vías de agotarse el interno, los únicos recursos que le quedan son el de más emisión y subir de una u otra forma los impuestos. Por si acaso, si la poca cantidad de afectados pasa a ser razón de Estado, esta columna debe estar en alerta fiscal: según cifras oficiales, solo hubo tres varones registrados como Tristán el año de mi nacimiento.