La dirigencia política y parte de los electores están pendientes de los debates de los candidatos presidenciales. Siempre surge la pregunta respecto del impacto electoral de los mismos. La tradición estadounidense mostró desde el debate Kennedy-Nixon en adelante que el impacto existe tanto en lo electoral como en la imagen de los candidatos. Eso también quedó plasmado en el debate Hillary-Trump. Pero ya Trump era favorito en las encuestas, así que el desafío de Hillary era dar vuelta la elección; le fue mal en el debate y ya sabemos quién ganó la presidencia.
La tecnología avanza a pasos agigantados al comienzo, el valor de la TV como gran trasmisora de imágenes más que de contenidos era prácticamente desconocido. Por eso su aspecto pareció no importarle a Nixon.
Quienes acompañan los debates en directo en general ya tienen el voto decidido
Esto no les gusta a los autoritarios
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Como vemos, el impacto electoral resulta difícil de medir ya que quienes miran los debates en directo generalmente tienen el voto decidido. Pero, claro, hoy las redes sociales y la TV pueden reproducir todo o partes generalmente editadas en días o momentos posteriores, que es lo que terminan viendo los indecisos.
¿Alcanza entonces lo que sucede en un debate para definir una elección? No hay pruebas de ello en nuestro país. Si pensamos en el debate Scioli-Macri, sucedieron cosas que aún al día de hoy se recuerdan. Macri cambiando de posición respecto a los planes sociales, a las empresas públicas, prometiendo que en su gobierno los trabajadores no pagarían Ganancias, y ello en teoría le llevó el voto de parte del electorado de Massa.
Pero quizá lo más recordado fue el beso “espontáneo” que le estampó su mujer, mientras su contrincante durante unos pocos segundos estuvo solo en el escenario.
Podríamos decir que fue Macri quien tomó la iniciativa ante un Scioli que anticipaba lo que sucedería económicamente si el PRO era gobierno. Sin embargo, la diferencia electoral no fue la esperada, Se especulaba con 10 puntos a favor de Macri y la diferencia fue de un cuasi empate.
Menem no fue al debate y ganó. Si sabemos que es el momento de poder percibir la templanza y las diferencias actitudinales de los candidatos, su personalidad podrá ser escrutada ya que, más allá del coaching, nadie cambia su personalidad ante una cámara ni nadie puede engañar al espectador. El carácter y la personalidad antes diversas situaciones son similares aunque se los quiera disimular. Y eso es lo que se va a percibir. Para los expertos en estudiar imágenes, analizar su performance en un programa de TV o en diez es prácticamente lo mismo, por lo general su observado repite tics, gestos, modos de decir las cosas.
Por eso, para evaluar un debate, los expertos recomiendan tener en cuenta las siguientes dimensiones: A) El candidato logró cumplir con los objetivos que se había planeado. B) ¿Mantuvo la iniciativa. C) ¿Fue contundente en sus respuestas? D) ¿Su vestimenta fue adecuada? E) ¿Tuvo una gestualidad y expresión facial apropiada? F) ¿Su tono fue de simpatía o de irritabilidad?
Le propongo que ponga su propio puntaje a cada candidato y decida quién ganó y si por alguna situación particular cambió o duda de su voto.
