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Polarización

Tercera vía reloaded

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Liderazgo. Mauricio y Cristina imponen confrontación y antagonismo. | cedoc

Los intentos de consolidar una tercera vía en el sistema de representación política fallaron y electoralmente fueron un fracaso. La arqueología de la tercera vía fue la fórmula Hermes Binner-Norma Morandini, que obtuvo poco más del 15% de los votos en el año 2011, el primer diseño para superar “la grieta”, a la que sucedieron las incursiones más recientes de Sergio Tomás Massa y Aníbal Florencio Randazzo, muchas de ellas capitaneadas por la visión política y conceptual de Alberto Angel Fernández.

Por fuera de la polarización que se desplegó desde 2003 y cobró aceleración a partir de la crisis de 2008, nada política ni electoralmente relevante se plasmó por fuera del sistema de representación binario, que en su momento de madurez se expresara a través de los liderazgos antagónicos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

Sin embargo, a partir de la coyuntura electoral abierta en 2019, con el triunfo del Frente de Todos y el retroceso electoral de la coalición Cambiemos, una nueva chance de instalar una tercera vía se abre para el sistema de representación.

La coalición Cambiemos registra una interna relativamente potente que se expresa en el liderazgo de Mauricio Macri-Miguel Pichetto-Patricia Bullrich en un polo y Horacio Rodríguez Larreta-Emilio Monzó-Rogelio Frigerio en el alternativo. La UCR bascula entre uno y otro polo, pero, como es habitual, finalmente se alineará con el que resulte el polo dominante.

La proximidad o lejanía del gobierno nacional es el punto de divergencia más visible entre los polos de la coalición Cambiemos, y el que encabeza el gobernador porteño es el polo de mayor proximidad, si no por virtud, por necesidad.

Por el lado del Frente de Todos, en rigor otra coalición de gobierno, las cosas son distintas en lo formal, pero conceptualmente no demasiado diversas a lo que sucede en la coalición opositora.

Es sabido que el presidente Alberto Fernández rechaza enfáticamente (siempre lo explicitó) la persistencia de la grieta, metáfora que simboliza la dinámica de confrontación que signara el sistema de representación bajo los liderazgos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

Lo mismo sucede con la mayoría de gobernadores e intendentes y algunas formaciones gremiales nucleadas en la CGT, aunque estos espacios tienen dinámica propia.

Planteado así el esquema, el Presidente eligió como oposición al polo de proximidad al Gobierno de la coalición Cambiemos, relegando a un mar de críticas y diatribas al polo de confrontación. Es su derecho, todo oficialismo elige la oposición que considera le será funcional.

No carece de lógica la elección del presidente Alberto Fernández, que hoy recibe niveles de popularidad construidos en su gestión de la crisis sanitaria que superan el 80%. Es también racional la opción del polo de proximidad al gobierno nacional de la coalición opositora.

Sucede que ambos espacios requieren para su despliegue de la superación de la grieta, dejar atrás la dinámica de confrontación y antagonismo que, aunque sin protagonismo central, imprimen sobre el sistema de representación los liderazgos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

Se juegan en esta operación de oficialistas y opositores “antigrieta” la suerte del desarrollo de sus propios espacios autónomos y la posibilidad de hegemonizar las coaliciones respectivas.

¿Cómo resultará este nuevo intento de resituar la hasta hoy cascoteada tercera vía? ¿Volverá a fracasar el intento o por fin impondrá su lógica moderación relativa sobre el sistema de representación político y electoral?

Final abierto, pero cabe acotar que el escenario pospandemia donde se desarrollará el intento superador será socioeconómicamente difícil. Para tener una idea, se proyecta una caída del PBI del 5%, al menos 2 millones de pobres adicionales a los de diciembre de 2019 y 500 mil desempleados sumados al 8,9% de desempleo abierto heredados tras la calamidad del macriato.

*Director de Consultora Equis.