COLUMNISTAS
opinión

Un loop de goles, atajadas y patadas

2023_01_06_river_boca_krupoviesa_rolfi_montenegro_cedoc_g
Karateca. Krupoviesa quedó en la historia de Boca por esta patada al Rolfi Montenegro. | cedoc

Me gusta la ciudad en verano porque, al estar vacía, es como disfrutar la ciudad sin la ciudad. ¿Es posible que me guste ver fútbol cuando no hay fútbol? Por supuesto, porque en verano los canales de tele pasan partidos viejos y resúmenes de los mejor y lo peor del año y del año pasado, e incluso de años anteriores, género que me tiene generalmente pegado al televisor. De entre todos los “mejores” (mejores goles, atajadas, etc.) mi favorito, sin dudas, es el de las mejores patadas. La de Krupoviesa a Montenegro sigue siendo la número uno. Hace poco un amigo me dijo que a él le parecía muy triste que un jugador –que llegó a jugar en Boca, además– haya quedado en el recuerdo básicamente por una patada. A mí, al contrario, me parece maravilloso. Si el réferi hubiera hecho lo que debía (cobrar penal) la patada de Pinola a Benítez, de Independiente, luego de un rechazo recio y fallido, también estaría en el ranking.

El año pasado, en verano, dieron completos los partidos de Argentina en los mundiales 78 y 86. Por supuesto me los vi todos. En esos casos se ven detalles, cosas que se pasaron por alto, se disfruta del juego sin la adrenalina. Al volver a ver los partidos, reparé en cosas que, creo, casi nadie recuerda. Veamos un ejemplo: el primer gol de Argentina a Alemania en el 86 vino de un tiro libre del lado derecho, Burruchaga tiró un centro al área, el arquero salió horrible y Brown cabeceó solo al gol. Bien. Ahora la adivinanza: ¿Cómo fue la jugada que derivó en el tiro libre? 10, 9, 8, 7…. No creo que muchos la recuerden. Yo tampoco hasta antes de ver de vuelta el partido. Fue una apilada de Cuciuffo, en posición de 8-7, le hacen foul y de ahí viene el gol. Pero si Cuciuffo, que era stopper, podía pasar al ataque por sorpresa, es porque el equipo, que era un relojito, hacía los relevos como corresponde. De hecho, a lo largo del Mundial, el otro stopper –Ruggeri– también llegó un par de veces, vacío, a posición de gol. La Argentina del 86 fue el único de las tres estrellas que no perdió ningún partido y que además, durante el campeonato, jugó contra ciatro campeones del mundo y no perdió contra ninguno (empate contra Italia, triunfos contra Uruguay, Inglaterra y Alemania).

Lo que me impresionó del 78, que tampoco lo recordaba, es cómo jugó Luis Galván en la final. Tremendo partido. Por supuesto, Kempes se llevó todas las fotos (junto al Zidane del 98, no hubo otro jugador tan determinante en una final del mundo; más que Messi en la de 2022, quien a su vez fue más determinante que Maradona en la final del 86), seguido de Bertoni, otro crack (¿Cuánto valdría un jugador como Bertoni hoy? Una millonada). Pero Luis Galván la rompió esa tarde. Un tiempista como pocas veces vi. Falto, tal vez, de marketing, de carisma o qué sé yo, si se hiciera una encuesta sobre el mejor 2 de la historia, tal vez ni siquiera estaría en los primeros lugares. Gran injusticia. Ver fútbol de nuevo es una de las cosas más lindas que hay.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Entretanto, el mercadito de pases se puso en marcha, los equipos están de pretemporada. Dentro de poco, ¿vuelven los partidos en directo?