Éramos pocas y ganó María Eugenia Vidal, la jefa a la que nadie vio venir. Su gestión como gobernadora bonaerense tendrá el respaldo de una alianza inesperada que fue artífice de su triunfo y cuya militancia se desenvuelve fuera del cotillón electoral y las encuestas, de los estudios de TV y del derroche de afiches callejeros.
Sorprende que sin ser varón ni baronesa ni radical ni peronista, Vidal haya conquistado el derecho al segundo sillón más codiciado de la Argentina. Desde el diario La Nación hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner interpretaron la victoria de Vidal en clave del empoderamiento femenino en la esfera política, destacando incluso que ahora habrá cinco gobernadoras en el país.
Si bien se trata del más alto número de mujeres al frente de Estados provinciales de toda nuestra historia, la representación de género es baja si se tiene en cuenta que la Argentina se compone de veintitrés provincias y que, en la sumatoria, resulta que los hombres concentran el 80 por ciento del poder político federal, además de reservarse –cualquiera sea el resultado del balotaje- la Presidencia de la Nación.
Es relevante analizar también la evolución de las carreras políticas de las mujeres y la incidencia de lo masculino en la construcción del poder.
La gobernadora de Santiago del Estero, Claudia Ledesma Abdala de Zamora, llegó al cargo en el año 2013 para suceder a su marido, Gerardo Zamora, a quien la Justicia le había impedido competir por un nuevo mandato. Es escribana, nieta de un dirigente radical e hija de un político vinculado al ahora fallecido caudillo peronista Carlos Juárez, que gobernó la provincia por más de cuarenta años. Cuando finalizó su última gestión, en 2002, Juárez traspasó el mando a su esposa, Mercedes Aragonés de Juárez, que se convirtió, entonces, en la primera gobernadora de los tiempos democráticos de nuestro país.
De caudillos y vínculos familiares surgió también la vida política de Lucía Corpacci Saadi de Mercado, que en el sitio oficial del Gobierno de Catamarca se presenta como “la primera mujer en la historia” de la provincia “en acceder a tan alto cargo por la voluntad popular”. Médica de profesión, la gobernadora catamarqueña es hija de un dirigente que fue ministro de los ex mandatarios provinciales Vicente Saadi y Ramón Saadi, con quienes ella comparte apellido y lazos sanguíneos. Además, se casó con Angel Mercado, sobrino del ex esposo de Alicia Kirchner, la actual ministra de Desarrollo Social de la Nación que este año ha sido electa como gobernadora de Santa Cruz, la misma provincia que durante doce años comandó su hermano, el también ex presidente argentino, Néstor Kirchner, fallecido en 2010.
Distinto es el caso de Rosana Bertone. Creció en Entre Ríos, se graduó como abogada en Santa Fe e ingresó a la administración pública en Tierra del Fuego, para desempeñarse en el área jurídica del Instituto Provincial de la Vivienda. Desde allí se involucró en la política partidaria; fue diputada nacional, compitió por otros cargos, ganó algunos y perdió otros. En diciembre próximo jurará como gobernadora fueguina.
El secreto de los votos de Vidal, en tanto, es ajeno a la familia y el matrimonio. Es cierto que está casada con Ramiro Tagliaferro, que acaba de ser electo como intendente de Morón por la misma fuerza que condujo a María Eugenia a un puesto mucho más alto: la Gobernación bonaerense. El artífice de su victoria no fue su esposo ni proviene de un hogar con galardones partidarios. Fue una alianza inesperada la que impulsó a millones de ciudadanos que históricamente apoyaron al peronismo a desairar las tradiciones para votarla.
Se dijo que el Papa Francisco influyó activamente en su favor a través de sacerdotes de la provincia, bajo el impulso de una agenda eclesiástica que tiene como ejes centrales el combate al delito en general, la lucha contra el narcotráfico en particular, y la idea de erradicar la pobreza. Lo que no se dijo es que, en realidad, hubo un trabajo ecuménico que involucró fuertemente tanto a fieles católicos como a referentes de las iglesias evangélicas. Hubo cadenas de oración en templos, hospitales y centros comunitarios; y feligreses de distintos credos informaron a la ciudadanía sobre las opciones que ofrecían las boletas y cómo combinarlas.
Ahora, con miras al balotaje, hay un llamamiento de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina a realizar una vigilia el próximo 17 de noviembre, de 19 a 24. “La Iglesia lo va a hacer como lo hizo hasta ahora, especialmente porque ha visto la mano de Dios tan clara. Va a orar y va a seguir orando para confirmar que sea la voluntad de Dios el resultado”, expresó el titular de la Alianza, el pastor Rubén Proietti.
Quizá la propuesta ecuménica haya surgido, por analogía, de la encíclica que el Papa Francisco divulgó a mediados de este año, cuando instó a los pueblos y las religiones del mundo a unir fuerzas para proteger el medioambiente y, así, preservar el planeta, nuestra “casa común”.
(*) Periodista especializada en temas de Justicia y Derechos Humanos. Analista del discurso jurídico (UBA) Autora del libro “Vivir para Juzgarlos. La Trata de Personas en Primera Persona” (Planeta, 2013). Especial para Perfil.com.