Cada tanto los investigadores científicos en la búsqueda del “eslabón perdido” van hallando restos fósiles de homínidos que van superando en antigüedad a otros encontrados.
Un caso resonante fue el de “Lucy”. Un esqueleto fosilizado, casi completo, de un homínido descubierto en 1974 en Etiopía. Es el esqueleto de una hembra de un metro de altura y 27 kg, de 20 años de edad.
Otros restos, tal vez más antiguos, fueron descubiertos con posterioridad y todos están sujetos a la discusión científica de su validez.
Lo interesante es que cada nuevo hallazgo va modificando el orden de género del primer humano.
Varones y mujeres irán alternando en antigüedad, lo que equivaldría a decir para nuestra cultura que Eva puede ser anterior a Adán y al rato invertirse el orden.
Lamentablemente, otros restos nos dicen que en la sociedad moderna parece ir en aumento la violencia hacia las mujeres, comenzando por el piropo canchero e intimidante hasta los extremos irreparables del femicidio.
La multitudinaria marcha del Ni Una Menos, realizada el 3 de junio de este año en nuestro país, fue un grito nacido de tantas víctimas que nos convocaron a ser una única voz, con tono de mujer–varón. Reclamamos lo mismo.
Esta marcha, hoy, que llegamos al 25 de noviembre, día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, puede tener, al menos, dos lecturas. Por un lado, una rápida mirada puede decirnos que las muertes violentas de mujeres no se han detenido en la Argentina después de la movilización. ¿Esto significa un fracaso de la propuesta? Aquí es donde hay que realizar una segunda interpretación de la manifestación: la generación de una nueva cultura.
Porque así como cada golpe y cada muerte hablan de nuestro fracaso, cada toma de conciencia, cada nueva voluntad que se suma a la causa es un maltrato menos y una persona más que puede caminar tranquila.
Cada 30 horas una mujer es asesinada por violencia de género en la Argentina. Pero ¿hay una manera de llegar a este número frío? ¿Cuáles son las causales internas, humanas, que contribuyen a esta tragedia? ¿Por qué casi 300 mujeres al año mueren a manos de hombres en la Argentina?
El asesinato es, probablemente, el último escalón de una serie de violencias anteriores. Las formas de violencia contra las mujeres son varias, están tipificadas en la Ley 26.485 y son la física, la psicológica, la sexual, la económica y la simbólica, y estas formas pueden ser ejercidas en estas modalidades: violencia doméstica, violencia institucional, violencia laboral, violencia contra la libertad reproductiva, violencia obstétrica y violencia mediática.
Lo real es que la sociedad, en algún momento de la historia parece haber repartido las barajas del juego con poco de azar y mucho de intencionalidad. Y entre tantos órdenes arbitrarios que tocaron con esas cartas nos quisieron hacer creer la superioridad de lo masculino respecto de lo femenino.
Seguramente, pronto habrá un nuevo descubrimiento de restos fósiles que nos dirán que, por ahora, la persona más antigua es, eso, una persona, mujer–hombre, hombre–mujer.
Menudo trabajo tendrían los intérpretes bíblicos si tuvieran que explicar que, por lo que dice la ciencia, el primer hombre fue una mujer.
Vaya paradoja, entre copernicana y antimachista: Eva creada antes que Adán.
Pero no se trata, como imaginativamente propuso el escritor Eduardo Galeano, de lo que hubiera ocurrido si el Génesis era escrito por Eva. Se trata de lo que podamos escribir juntos, en adelante, una ella y un él. Vos y yo.
*Secretario adjunto de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC). **Secretaria de Igualdad de
Oportunidades y Trato de APOC y diputada nacional electa por CABA.