A la mesa principal de los referentes que participaron de la Jornada de Infraestructura organizada por la Cámara Argentina de la Construcción se sumó el empresario Aldo Roggio.
De extremo perfil bajo, el expresidente del Grupo Roggio siguió las disertaciones de sus colegas y de los políticos invitados —el intendente Martín Llaryora; el ministro de Servicios Públicos de la Provincia, Fabián López; el exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey— y no realizó declaraciones. Solo en un breve cruce con este medio dejó sus impresiones sobre el sector y la candente macro.
—¿Cómo ve al sector actualmente?
—Está como el país en el que estamos, pero siempre somos optimistas. Es muy difícil saber cómo va a ser la actividad.
—¿Le preocupa la subejecución de obras?
—Creo que el problema es la inflación, es muy difícil trabajar así, pero esperemos que se dé vuelta. La dificultad radica en que tenemos un régimen de redeterminación de precios, pero se atrasa.
—¿Puede haber complicaciones en el ritmo de la obra pública?
—Esperemos que no, los gobiernos están tratando de cumplir los pagos. El país, con esta inflación, es muy difícil que funcione bien, pero algún día se tendrán que acabar. Las empresas están peleando como siempre, los constructores somos optimistas, cuando hay problemas miramos para adelante. Mientras tanto, deja las piedras en el camino.
—¿Qué le preocupa de la situación del país?
—La pobreza y la indigencia. Creo que sí está en la agenda de la política, pero tiene que ser la sociedad entera la que se comprometa. Y hay que dominar la inflación.
