En medio del escándalo que se desató esta semana y que tiene como principales protagonistas a Facebook y a la consultora Cambridge Analytica, el uso de los datos con fines electorales copó el centro de la escena política mundial. En nuestro país, el Gobierno nacional salió a desmarcarse y funcionarios dijeron que no se había trabajado en ningún momento con la consultora, al tiempo que se analiza el comienzo de un proceso de investigación en el ámbito de la Justicia electoral.
Todos en nuestro país, oficialistas y opositores, reconocen que la Big Data es la herramienta que en pleno siglo 21 te puede hacer ganar una elección. Sobre todo, aquellas que se definieron por márgenes ajustados como el Brexit en Gran Bretaña, la elección de Donald Trump en Estados Unidos, el plebiscito en Colombia por las Farc y el ballotage en Argentina que convirtió a Mauricio Macri en presidente.
Un poco más acá, en Córdoba, el nuevo recurso también se produjo en las elecciones que el año pasado le dieron el triunfo en las Legislativas a la lista que comandó el macrista Héctor Baldassi, por sobre la que lideró el peronista Martín Llaryora.
“En Córdoba, sabían hasta la marca del paquete de fideos que comprabas en el súper”, sostiene una de las personas que siguió el ritmo de la campaña el año pasado. En territorio mediterráneo, la Tierra Prometida de Macri desde 2015, el cambio se produjo entre las Primarias y las Generales de octubre. En el medio, y a pesar del cómodo resultado que Baldassi y los radicales habían conseguido en agosto, hizo pie en Córdoba Federico Morales, un hombre de extrema confianza del Secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis y el dato no es menor: así como el enviado a Córdoba responde al funcionario de alto rango en Casa Rosada, ambos reportan al Jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien en uno de los primeros decretos que firmó esta administración pasó a quedarse con el manejo de las bases de datos de Anses y Afip. Dos organismos clave para conocer los movimientos de millones de argentinos.
Retornando al trabajo que se hizo en Córdoba, lo que siguió fue el entrecruzamiento de datos con los resultados que se habían conseguido en las Presidenciales del 2015, los comicios de agosto y las preferencias de los cordobeses en las redes sociales, que terminaron por hacer el combo perfecto que se administró desde una plataforma con geolocalización. “Cambiemos no necesitó salir de Córdoba. Tenía la usina de datos acá y los viajes al interior de la provincia se hacían con un trabajo previo”, reconoció una fuente a PERFIL CORDOBA. Esas giras, incluían desde las cenas con empresarios, hasta el famoso timbreo.
De todo el territorio provincial había tres capas de mapas con todos los datos entrelazados y se empezó a trabajar sobre los votos que no tenían. Y de los trabajos que el oficialismo nacional hizo con el uso del Big Data el año pasado, el más exitoso fue en esta provincia. Reconocido incluso y en plena campaña, por algunos referentes de Unión por Córdoba, quienes en aquel momento confiaron a sus rivales una frase que todavía se recuerda: “estamos peleando contra un fantasma”.
Desde las redes, a las fake news. La campaña en el terreno virtual, dejando de lado los actos multitudinarios y la presencia callejera con la famosa gráfica -que también se manejó desde Buenos Aires en el caso de la alianza- no terminó en el uso de datos acerca de las preferencias de los cordobeses. Sino que también tuvo su capítulo con los trolls y las fake news, llamados a hacer el trabajo sucio en la política 3.0. De los primeros, se habló y mucho, al punto que en Córdoba, en el PJ el año pasado corrió el rumor de que había una oficina de Cambiemos cercana a El Panal llevado adelante un trabajo exhaustivo en el uso de datos. Rumor que, con el tiempo entró en el terreno del mito o leyenda urbana. “Nosotros publicábamos algo temprano, y al minuto ya teníamos insultos de cuentas que veías que no eran genuinas”, confió una de las personas que estuvo encima de la campaña del peronismo el año pasado y que, ante la consulta sobre si se analizó en algún momento una presentación judicial al respecto, sostiene que el gobernador Juan Schiaretti había sido puesto al tanto pero que no quería avanzar en ese sentido.
Los que estuvieron al frente de la campaña en 2017 reconocen que en este terreno sufrieron un verdadero golpe. Entraron tarde y no le encontraron la vuelta. La puesta en marcha de una cuenta de Twitter manejada por un legislador provincial en aquel momento no alcanzó; y según lo definió un operador del PJ, terminó siendo “un balín en medio de una guerra”. A futuro, la estrategia va a estar puesta en este terreno y en El Panal, con los últimos movimientos que se dieron en el gabinete, ya lo saben.
“El riesgo aumenta, si se va al voto electrónico”
Javier Smaldone es desarrollador de software y experto informático. Pero, además, es una de las personas que en Twitter ejerce una firme defensa del voto mediante Boleta Única de Sufragio, como la que se usa en Córdoba. En contacto con este diario reconoce que no es nuevo lo que se conoció en los últimos días y afirma que “el PRO siempre hizo propaganda dirigida”. “Desde la primera administración de Mauricio Macri al frente de la Ciudad de Buenos Aires”, sostiene y agrega que desde el momento en el que se descarga una aplicación hay una serie de permisos que el usuario le brinda a la plataforma y con información precisa: desde la ubicación hasta cuáles son las redes o páginas web a las que se accede.
Acerca de lo que se conoció esta semana con el uso de datos, y en coincidencia con lo que confiaron otras fuentes, Smaldone afirma que en pleno siglo XXI el funcionario con más poder es el que tiene la base. Algo que se da, desde Córdoba, en los tres estamentos: municipio, provincia y nación. Otros expertos, sostienen también que, también se debe hacer foco y seguir la pista del origen de los fondos con los que se paga a empresas como Facebook o Google. “A diferencia de la pauta con medios nacionales, ese dinero puede salir de una offshore o un paraíso fiscal”, afirma uno de los consultados.
Por último, y retornando a la vinculación que Smaldone hace entre estos casos y el voto electrónico, el experto sostiene: “con esa herramienta se permitiría tener un análisis demográfico de los cortes de boleta. Algo que hoy es un dato fino y no muy preciso. Esto, aún desde el anonimato del voto, lo permitiría y sería una herramienta siempre a favor de quien esté en la administración del Estado”.