Fronteras afuera del AMBA, la política en modo postpandemia empieza a verse en todas las fuerzas. Fuera de la General Paz, donde las consecuencias del coronavirus aún se desconocen, los distintos espacios empezaron a pesar en lo que viene: tejer acuerdos, fortalecer algunos jugadores, sostener vínculos y transitar el delgado equilibrio que, hacia 2021, comienzan a transitar el peronismo de Córdoba y el nacional.
Con algunos ruidos en las últimas semanas entre referentes de Casa Rosada y El Panal, por estos días volvieron los gestos y es posible que se profundicen en el corto tiempo. Mientras tanto, las espadas del Frente de Todos en Córdoba tienen el GPS recalculado y empiezan a muscular para llegar bien al verano, que será la antesala de las Legislativas.
Acuerdo de tres patas. En febrero, cuando la tensión entre el senador Carlos Caserio y la cúpula del Gobierno provincial aún estaba latente, el encuentro en un hotel de Rodríguez del Busto amagó con convertirse en el aperitivo de un año al que la pandemia le cambió los planes. Pero hasta aquel momento, los tres vértices del triángulo estaban sólidos: Caserio, la diputada Gabriela Estévez y Martín Gill, que entraba en período de licencia en la intendencia de Villa María para desembarcar en el Ejecutivo nacional.
Después de ello, cada uno empezó a jugar su juego. Estévez afinó sus vínculos con Cristina Kirchner y ganó en la pulseada por cargos en Córdoba -entre ellos el despacho principal de Anses, con Martín Gila a la cabeza-; Caserio consolidó su grupo de 11 legisladores provinciales que se mantienen dentro del oficialismo, pero con autonomía, además puso un pie en Pami con Rubén Ovelar, y agrupó intendentes.
En tanto, Gill levantó el perfil dentro del ministerio de Obras Públicas y hoy se para en la cancha desde otro lugar. Incluso, los que están cerca de Caserio reconocen que está en un ministerio donde le dieron vuelo propio y arrancó su propio despliegue, llevándose hombres de su confianza a Buenos Aires y apuntando a un desembarco en el sector académico y el de las organizaciones sociales.
El senador, de línea directa al Presidente, lidera el grupo de 11 legisladores provinciales que se repartieron comisiones en la Unicameral en el primer semestre de este 2020 y fuera de esa órbita, el espacio también contiene a casi 60 intendentes con referencias en los departamentos Punilla, Colón, Santa María, Río Cuarto, Cruz del Eje y Calamuchita.
En Capital, las referencias son la concejala Olga Riutort, el subsecretario de Transporte de Nación, Gabriel Bermúdez; y los dirigentes Dante Heredia y Augusto Lobo.
Por otra parte, el otro jugador con despacho en el Congreso es Pablo Carro, el diputado cuyo mandato concluye el año próximo y mantiene el diálogo no solo con Máximo Kirchner, sino también con el presidente de la Cámara, Sergio Massa.
Los conocedores de los pasillos en Diputados reconocen que la época la marcan los diálogos y no el territorio, por lo que descreen de un eventual desembarco albertista, como así también de un posible arribo del Instituto Patria. “Me parece que son más intenciones de acá, que objetivos reales desde Buenos Aires”, agregó.
El posible arribo del Patria, la usina política de CFK, desató el interés de aquellos que respaldan a la vicepresidenta, después de la apertura de sedes en Neuquén y Paraná.
El reparto de la calle. Las organizaciones sociales son otra parte del mapa. Y acá, como en la política partidaria o los vínculos institucionales, también hay acuerdos con el PJ provincial. En la primera parte del año, la Secretaría General de la Presidencia sumó a la órbita del albertista Julio Vitobello a Néstor Moccia, un dirigente vinculado en Córdoba a Barrios de Pie. No obstante, siguieron los aceitados vínculos de Nación con la Ctep, la corriente a nivel nacional liderada por Juan Grabois, y que en Córdoba comanda Rosalía Cáceres, cercana a la ministra schiarettista Laura Jure. Como así también con el Movimiento Evita, referenciado en territorio mediterráneo por el legislador provincial de HxC, Mariano Lorenzo.
Presencia sindical. Después de cuatro años de enfrentamientos con el macrismo, el cambio de aire en Casa Rosada también encontró referencias en Córdoba. Dentro de la CGT, hay un grupo de seis sindicatos con línea directa al FdT nacional: Uepc, La Bancaria, Sadop, los Gráficos, Alimentación y Judiciales. Son los que empezaron a rodearle la manzana a Jos Pihen en la central sindical y hubo ruidos en el final de la semana. Por fuera de estos, el FdT tiene apoyo del Suoem y Luz y Fuerza.
Think thank empresarial. Y por último, el mapa lo completa el sector empresarial. De la misma manera que Mauricio Macri construyó una relación fluida con la Bolsa de Comercio a través de Manuel Tagle; Alberto F. quiere consolidar su relación con los industriales. Y ahí, el vínculo lo fortalece el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; su par provincial, Eduardo Accastello; y la cúpula de la UIC, con los que Fernández tiene un par de interlocutores en común.