"(Sergio) Massa cree que en 90 días esto puede estallar". Con esta frase se despachó un opositor cordobés que estuvo en Buenos Aires en la semana y que reconoce los problemas del Gobierno que aceleraron el encuentro del gobernador Juan Schiaretti con su par jujeño, el radical Gerardo Morales; el diputado bonaerense, Florencio Randazzo; los hombres del PRO, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio; la diputada Graciela Camaño, y el salteño Juan Manuel Urtubey como anfitrión en su casa de San Isidro.
A quienes se sumaron el intendente de Rosario, el socialista Pablo Javkin, y el exgobernador de Chaco, el también radical Ángel Rozas.
En un encuentro que arrancó cerca de las 21 del miércoles y no se extendió mucho más allá de la medianoche. Y reunión en la que el propio Schiaretti, quien no adelanta, no habla y mucho menos viaja para este tipo de encuentros, tuvo un rol central de acuerdo con lo que coincidieron varios. Ya que estuvo marcado por el hermetismo y tuvo por unas horas al mandatario cordobés en territorio bonaerense.
En esta carrera de postas que es su estudiada proyección nacional, y tal como adelantó PERFIL CÓRDOBA hace algunas semanas, Schiaretti esperó la tensión desatada en el FdT por el acuerdo con el FMI para retomar su armado más allá de la provincia. Y en ese tejido, entraron jugadores que también contó este diario, como Frigerio o Javkin. Con el primero, la relación es buena desde hace años.
Incluso, un peronista cordobés en tiempos de Cambiemos en la Rosada, supo chicanear a un radical local molesto por los gestos del exministro: "es peronista y desarrollista, ¿va a estar más cerca de ustedes o de nosotros?".
Al margen de ese reencuentro, el diálogo en la noche de zona norte del Conurbano pasó por lo complejo del panorama dentro del oficialismo. Es más, hay quienes vieron la reunión como un claro mensaje al Círculo Rojo.
"Fue mostrarles a los pesos pesados que hay garantías si esto explota", reconoció un dirigente a este diario y un intendente ultra schiarettista también coincidió sobre el final de la semana: "fue un mensaje de previsibilidad y certezas. Dos carencias que tiene el Gobierno nacional y Schiaretti exhibe con su gestión".
Sin embargo, también envió un mensaje al clima interno de la política mediterránea. En el seno de Juntos por el Cambio, hay caras de todo tipo; y también en el peronismo, por quiénes tuvieron a su cargo el rol de tener que comunicar lo que había sucedido horas antes en Buenos Aires.
En el lote de los primeros, un dirigente opositor en Córdoba lanzó un WhatsApp a un comensal que integra las filas de Juntos por el Cambio y obtuvo como respuesta un emoji. “Le mandé un mensaje para ver cómo había sido la cena y me respondió con un emoji –gráfico de WhatsApp-” reconoció a este diario el opositor y lanzó una crítica: “no sé hasta qué punto está bien mostrar la rosca. La gente está preocupada por otras cosas”.
Mientras que, en el peronismo, aquellos sectores cercanos al gobernador reconocieron a este diario: “sirve para dejar en claro que hay una proyección nacional. Y que ni se le cruza por la cabeza ser candidato a intendente”, en claro mensaje a las versiones de algunas semanas atrás.
El fantasma de la Asamblea Legislativa. La instalación permanente de ciertos sectores duros en ambos extremos de la grieta, acerca de la posibilidad que Alberto Fernández no concluya su gestión, se desate una implosión en el Gobierno y sea el momento del Congreso, también fue parte de la charla en el asado. De hecho, se habló de una agenda en común entre todos los presentes y el campo podría ser el estreno con la discusión sobre las retenciones.
“Ése va a ser el primer tema en común del armado. Hacen falta dólares y Schiaretti es un garante con el campo”, sintetizó un funcionario que conoce los pasillos del Panal y que resaltó el rol de los tres parlamentarios schiarettistas en la materia. A lo que le seguirá, casi con seguridad, la discusión por los subsidios, aprovechando las figuras nacionales del resto del esquema.
El impacto en el PJ. El único que supo de antemano el viaje de Schiaretti fue el vicegobernador Manuel Calvo. Lo que marca dos cosas: la confianza y el rol protagónico que el mandatario busca que su segundo sostenga.
Sin embargo, así como están los que insisten en la movida como respuesta al rumor de candidatura a intendencia, están aquellos que buscan dar vuelta la página. “Tenemos que estar unidos y ser inteligentes. Porque si se adelantan los tiempos hay que contener”, lanzó un peronista.
Misma fuente que ratifica la preocupación de Schiaretti para conservar el tejido social y se anima a pensar en el gobernador con el rol de Eduardo Duhalde en el 2001. “Hacía falta un tipo con experiencia y que diera certezas”, comparó.
Por último, el peronismo también sabe que si se adelantan los tiempos nacionales –Axel Kicillof podría adelantar las elecciones en Buenos Aires-, la oposición en Córdoba seguirá trabada en discusiones internas que no den previsibilidad.
En tanto, en el plano nacional y en la sobremesa del asado sobrevoló el famoso ¿quién falta? Y la duda es si queda una silla vacía para Horacio Rodríguez Larreta o para Sergio Massa.