La fiscal de Instrucción del Distrito III Turno 3, Silvana Fernández, encabezó en las últimas horas numerosos procedimientos que dio un certero golpe a una banda hiperprofesionalizada de robacelulares, en especial de la marca Apple.
Desde la madrugada de ayer se desarrollaron los operativos en diferentes puntos de la ciudad. Inicialmente, fueron detenidas tres personas, pero ya están identificados más de 10 miembros de la banda. Impacta el nivel de logística con que se movían.
En los allanamientos se secuestraron 93 celulares, decenas de chips y computadoras.

Engranajes finamente aceitados
El primer paso lo daba el grupo dedicado a robar los celulares con la modalidad punga. Actuaban en concentraciones masivas, como recitales en Forja, la Plaza de la Música, Quality o Kempes.
Afuera de esos espacios, en autos de alta gama se producía la transa a quienes los recibían.
Un tercer grupo era el encargado de ingresar al contenido de los aparatos, vulnerando todas las barreras de seguridad y utilizando software especiales.
Tenían un menú de opciones. La primera era descifrar la clave de acceso al dispositivo, con ayuda de bancos de datos como Anses, redes sociales y otros sitios. Realizaban numerosas pruebas, desde incluir números sucesivos o repetición de ceros a fechas de nacimiento o de DNI.
Una segunda opción era el phishing.
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Si no prosperaban esos intentos, colocaban el chip en otro aparato y esperaban la llamada del dueño del teléfono robado. Mediante bot de Telegram, creaban enlaces apócrifos para enviar mensajes a las víctimas, simulando ser un soporte de ayuda de Apple, como “Find my Iphone”.

Con ese método, las inducían a engaños ante la expectativa de recuperar el celular. Sin embargo, era un camino de ida hacia la consumación de la gran estafa: cediendo sus claves permitían a los robacelulares ingresar a todas sus cuentas bancarias, cuyas aplicaciones se encontraban en los dispositivos. Era el instante preciso en que las víctimas veían desaparecer de sus cuentas el dinero disponible y hasta se convertían en deudores de créditos que solicitaban a sus nombres.
Para consumar este paso utilizaban un software especial de desbloqueo.
Una vez alcanzado el doble despojo, borraban el contenido de los celulares, los “enfriaban” en envoltorios de aluminio para impedir la geolocalización. Posteriormente, los vendían.
Un dato llamativo es que, si el robo del aparato había sido denunciado, el precio de mercado era menor. ¿Cómo podían saber si la víctima había acudido a la policía o la Justicia? Es materia de investigación.
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En el ínterin, si no lograban su objetivo de máxima, hacían una especie de “by pass” para saltar el bloqueo de activación. En ese caso, alcanzaban a activarlos, pero con prestaciones limitadas.
Por el contrario, si a pesar del menú de opciones que tenían estudiado y aplicado no podían acceder al aparato ni borrarlo, lo vendían como "repuesto".
Tiempo atrás los puntos de venta estaban en la Galería Norte. A partir de su clausura, lo hacían desde domicilios particulares. Otra particularidad que da la pauta del volumen de celulares robados es que había ventas "al por mayor o menor".
Por la organización descrita, la fiscal Fernández les imputó presunta asociación ilícita.

Recomendaciones ante el robo del celular
A partir de esta investigación, queda claro que aun los aparatos más sofisticados, caros y seguros, pueden ser vulnerados.
Para dificultar el acceso es preciso no utilizar claves asociadas a datos personales o familiares, como fechas de nacimiento, números de DNI, dirección o teléfono.
No informar claves ni ingresar a links recibidos, aun con la promesa de que esas acciones permitirán recuperar el control del dispositivo.
Apenas el celular es robado, lo aconsejable es cambiar todas las claves de acceso a cuentas bancarias y de redes sociales.