En el año del Mundial, y donde lógicamente el sorteo para conocer los rivales de Argentina centrará la atención de todos, en el peronismo de Córdoba se toman del ejemplo para definir en qué etapa están entrando rumbo al 2022. “Están listos ‘los bombos’, pero no para la tribuna, sino para conocer los armados de las parejas que van a ir a la interna”, reconoció en el final de la semana a PERFIL CORDOBA un dirigente del PJ cordobés.
Y la frase se lanza en la semana en la que se conocieron dos detalles importantes: el primero, que el gobernador Juan Schiaretti no mira con malos ojos que se pelee en las urnas el candidato de su espacio para la sucesión; la segunda, los movimientos que se dieron en el Gobierno provincial fueron en clave de lo que viene. Con el entorno del vicegobernador Manuel Calvo dejando trascender que está en carrera para pelear la Provincia y con la reestructuración en el gabinete schiarettista que le dio un lugar muy importante a un dirigente que tuvo un rol protagónico en la reciente campaña: Paulo Cassinerio.
El ahora exdiputado se convirtió desde el viernes en el nuevo ministro de Vinculación Comunitaria, Protocolo y Comunicación. Área que toca varios resortes y reconfigura el loteo del Gobierno provincial para el tiempo que viene.
‘Bombo’ gobernadores. La interna peronista tiene varias fechas en agenda, y con una historia de postergaciones en el último tiempo, nadie se anima a fijar el fixture 2022. Pero sí, empiezan a tallar nombres de quiénes se anotan en la carrera para suceder a Schiaretti.
En todos los borradores, el que encabeza esa nómina es el intendente Martín Llaryora, secundado por el vicegobernador Manuel Calvo, y la lista la completan la actual diputada nacional Natalia de la Sota, el ministro de Producción, Eduardo Accastello y “alguno más de la ‘Vieja Guardia’”, admitieron algunas fuentes en el PJ. En ese lote de experimentados asoman Sergio Busso, Oscar González y Carlos Massei.
De la lista, el nombre de Llaryora es con el que coincide la gran mayoría. Por niveles de imagen y gestión, está instalado y es de las caras que no hace falta instalar.
Sin embargo, en la columna del debe, puertas adentro del partido le piden poner sobre la mesa estructura. No es nuevo, es lo que le reclaman algunos sectores; mientras en el entorno de Llaryora insisten con que “nunca le hizo falta aparato”.
Lo que sí sostienen aquellos que recorren los pasillos del Palacio 6 de Julio es con que el intendente no quiere una interna descarnada. “Antes quiere ver las reglas de juego, el reglamento”, razonan aquellos que conocen a Llaryora.
Y no descartan algo que el propio titular del Palacio 6 de Julio ya hizo correr en algunos momentos de tensión: si observa que se la quieren complicar, va por la reelección municipal y se baja de la pelea provincial a la espera de qué candidato ponga el partido.
Por su parte, cerca de Calvo dejan correr que está en carrera y va a pelear. Días antes de las Legislativas, desde los pasillos de la Unicameral enviaron la señal: “cuando pase todo levanta el perfil”. Y hoy está en esa fase. En plena construcción.
Teje con oficialismo y oposición en la Legislatura, sabe que cuenta con respaldo de los experimentados que no tienen buena sintonía con Llaryora y en los próximos días, con aval de Schiaretti, algunos intendentes también le van a poner una ficha.
En tanto, lo de Natalia de la Sota está en fase de experimentación. El resultado reciente no acompañó, pero Schiaretti la tiene en el radar y no descarta un regreso dándole un lugar en el gabinete. Desde donde sí están los otros con opciones como Accastello o Busso, el ministro de Agricultura que es un engranaje clave en la permanente construcción de la relación con el campo.
No solo para la elección provincial, sino también para la nacional de Schiaretti.
La carrera de los ‘vices’. El bombo de los compañeros de fórmula tiene más bolillas. Algunas más frías que otras. Pero ahí entran dos intendentes y tres ministros, todos sub-50.
Laura Jure, la ministra de Promoción del Empleo maneja un buen presupuesto, tiene buena relación con el matrimonio Schiaretti-Vigo, pero ya asomó y no se concretó en 2019. Y los otros dos compañeros de gabinete son el titular de Gobierno, Facundo Torres; y el flamante ministro de Vinculación, Cassinerio.
El joven responde a Vigo, el viernes fue respaldado por toda la estructura del PJ y muchos observaron con atención el apoyo de Llaryora a esa asunción. “Todo el llaryorismo respalda a Cassinerio”, dijo una persona que comparte el día a día con el intendente.
De ahí a que se traduzca en una fórmula, es otro cantar.
Sobre todo, porque en el peronismo quieren compensar y armar un binomio equilibrado. Llaryora con Juan Manuel Llamosas o Facundo Rufeil, los intendentes de Río Cuarto y La Calera, respectivamente, que piden pista para el 2023.
Hay otro que no está adentro, pero algunos nunca dejaron de sondear: Martín Gill, de futuro incierto en el corto plazo.
Todo se resolverá en la segunda mitad del 2022, candidatos y fecha de elección, la prioridad en el GPS rumbo a la sucesión.