Gustavo Torregiani es el Señor de las Carambolas. El próximo 20 de setiembre, cuando haga su primera tacada en el “25° Campeonato del Mundo Abierto de 5 Quillas”, en la isla italiana de Cerdeña, el cordobés se convertirá en el billarista con más participaciones mundialistas de la historia en la modalidad que tradicionalmente se conoce como Casín.
“Voy a ser el primero en jugar quince campeonatos mundiales”, comenta el oriundo de Leones, quien obtuvo el máximo galardón en tres ocasiones: en 1989 en Chiazzo-Palapens (Suiza), en 1990 en Brescia (Italia) y en 2009 en Villa María.
“Es una satisfacción personal después de una larga carrera y estoy listo para dar batalla. No será fácil, porque tengo 60 años y competirán muchos chicos, pero me he preparado para el desafío”, señala. Y añade: “Lo lindo del billar es que uno puede jugar de joven y de grande”.
"No será fácil, porque tengo 60 años y competirán muchos chicos, pero me he preparado para el desafío”
“Va a ser un torneo muy especial, porque a mi edad uno nunca sabe si va a ser el último. Vamos a tratar de que no. Conozco jugadores más grandes que yo y que están muy competitivos, o sea que no es algo imposible. Lo nuestro tiene algo de físico, mucho de técnica y bastante de sicológico. Habrá que estar bien de la cabeza, dispuesto a sufrir bola por bola. Si toca una buena semana, quizá pueda pelear por un cuarto título”, destaca.
Además de Torregiani, el certamen contará con la participación de otros 12 representantes argentinos, incluidos cuatro cordobeses más: Alejandro Martinotti (Pilar), Lautaro Menghi (Los Surgentes), Alberto Cabral (Hernando) y Walter Ingegnieri (Marcos Juárez). Las semifinales y finales, previstos para el sábado 24, serán televisados en directo por la RAI.
El asador de Guardiola
“¿Si la maestra nos pregunta qué hacés, le decimos jugador de billar?”. Torregiani recuerda la interpelación que alguna vez le hicieron sus dos hijas mayores. Se ríe de la anécdota. “Pasa que en Argentina el billar es el deporte de los vagos”, comenta. Y cuenta que aquella vez respondió con un categórico ‘sí’.
“En nuestro país es imposible, pero en Italia estuve 27 años viviendo exclusivamente del billar, compitiendo, enseñando y comercializando diferentes artículos”, afirma sobre su etapa europea.
“Me fui en 1990, en principio por dos años, y volví en 2017”, puntualiza. Relata que su tercera hija nació en Brescia, donde refiere haber pasado “casi la mitad” de su vida. “Es una ciudad industrial, tranquila, muy linda para vivir”, comenta sobre la población de la región de Lombardía, donde también pudo desarrollar su veta de “apasionado futbolero”.
“Me llena de orgullo haber sido una de las personas que logró salvar al Club Leones en un momento muy difícil”.
“Un amigo mío empezó a trabajar en el club Brescia y me involucré. Agarré una etapa hermosa del club, en la que jugaban Roberto Baggio y Pep Guardiola, yo era el asador del equipo”, revela. “Algunas tardes, cuando quería desenchufarme, iba a verlos jugar, entrenar o patear tiros libres, y los miércoles nos juntábamos en una pizzería con (Andrés) Yllana y (Carlos) Aurelio, que venían desde Gimnasia. Luego se sumó (Mauro) Camoranesi, que jugaba en Verona, y se hizo más grande la cosa. Biaggio y Guardiola también iban, aunque no tan seguido como los argentinos”, dice.
De sus anécdotas futboleras, Gustavo también rescata un encuentro con Mario Balotelli: “Hace tres años yo estaba cenando en un restaurante, él se acercó y me pidió sacarse una foto conmigo. Me dijo que me reconoció por ser jugador de billar y quedamos en que nos íbamos a ver, pero ahora él juega en Turquía, así que no sé cuándo podrá ser”.
“En Italia, los jugadores de billar somos populares, aunque ahora no tanto como en la década del ’90. En aquel tiempo se televisaban muchos torneos”, explica.
Dos presidencias
Torregiani es titular de la Federación Argentina de Billar, que -según él mismo cuenta- tiene tres mil afiliados en el país. “Veníamos muy bien y la pandemia nos frenó un poco, ya que es un deporte de espacios cerrados. Pero ahora volvimos con toda la furia, con todas las ganas”, precisa.
También es presidente del Club Leones Deportivo, Agrario, Social y Biblioteca, que tiene a 400 deportistas practicando 12 disciplinas diferentes y una sede social donde él se inició en el Casín.
“Cuando volví a Argentina, el club estaba en un momento difícil y yo siempre había dicho que de algún modo alguna vez iba a agradecerle la ayuda que me dio en mis inicios. Seis años después, ‘el Triguero’ está bien bajo todo punto de vista y eso me tranquiliza. No sobra, pero podemos cumplir con las obligaciones. Me llena de orgullo haber sido una de las personas que logró salvar al club”, expresa.
“No tengo ambiciones políticas. Entre el Club Leones y la Federación Argentina de Billar me sobra”.
El Club Leones es la sede de la Fiesta Nacional del Trigo, cuya 66° edición coincidió en febrero pasado con el centenario de la institución. “Fue una semana de pura locura”, acota.
“Siempre tenemos la ayuda de la Provincia y de nuestra municipalidad, y el año anterior también colaboró la Nación. Por ahí pueden quedar ‘dos pesos’, que se reparten entre las subcomisiones, pero la fiesta no es determinante para la economía del club. Lo único que pedimos es que no llueva, porque es un evento al aire libre. Ya estamos trabajando en la edición de 2023 y la verdad es que los números asustan.
-¿Ese vínculo estrecho con un sector poderoso de la economía convierte al Club Leones en una entidad muy politizada?
-Se suele decir que quien preside al Club Leones después gobierna la ciudad. Hemos tenido varios casos y el actual intendente (Fabián Francioni) es una persona muy ligada al ‘triguero’. Yo no tengo ambiciones políticas. Entre el club y la Federación de Billar me sobra, ya tengo por demás.