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CóRDOBA
EL HUMOR AL PODER

Encuestas en cuesta abajo

18-9-2022-Encuestas
. | CEDOC PERFIL

Aunque se supone que la derrota en los comicios de Marcos Juárez correspondió al oficialismo provincial, tal vez el que mayores pérdidas sufrió fue el negocio de los encuestadores, cuyo prestigio se ubicaría hoy apenas por encima del de los vendedores de copitos de nieve. Entre las consultoras que la pifiaron mal el domingo pasado, hubo relevamientos de opinión pública que lo dieron como ganador en Marcos Juárez al candidato Julio Chamizo del partido Nueva Fuerza, en tanto otras le adjudicaban un triunfo a José Octavio Bordón del Frente País Solidario. Es probable que esos colegas hayan cometido errores metodológicos, como utilizar un ábaco para calcular los porcentajes o incluir en su muestra de población a espíritus, ánimas, chupacabras y lobizones.

Cuando los cómputos finales le dieron el triunfo a Sara Majorel, se habría producido un atascamiento en la autopista a Rosario, entre los dirigentes de Hacemos por Córdoba que pegaban la vuelta y los de Juntos por el Cambio que pugnaban por llegar al “kilómetro cero” de la coalición. Helicópteros, avionetas, globos aerostáticos y hasta teletransportadores habrían sido utilizados por aquellos que querían sacarse la foto con la vencedora, como si esa selfie obrase el mismo efecto para la buena fortuna que provoca una pata de conejo o un sticker de Osvaldo Pugliese. El que no tuvo que desplazarse fue el intendente en ejercicio e impulsor de la postulación de Majorel, Pedro Dellarossa, quien recién tras conocer el resultado dejó de rezarle novenas a Santa Rita, patrona de las cosas imposibles.

Por supuesto, la victoria representó un impulso de optimismo para Juntos por el Cambio, cuya unidad estaba a punto de estallar como una piñata. Por el contrario, en el peronismo cordobés lo ocurrido en aquella ciudad del sur provocó cuestionamientos internos, que se habrían centrado en la decisión de haber postulado da Verónica Crescente y en el desacierto de no haber prometido construir un décimo anillo de circunvalación que bordee el límite de lsa provincia, vinculando Marcos Juárez con Huinca Renancó, Villa Dolores, San José de las Salinas, Villa de María de Río Seco y San Francisco.

No se deduce de estos resquemores que vaya a ponerse en duda la nominación de Martín Llaryora para gobernador, quien apenas termine las reformas en el Palacio Municipal comenzaría con el proyecto de remodelación del Panal, donde está convencido de que habitará entre 2023 y 2027. Para lanzarse oficialmente, sólo estarían esperando saber quién será su rival en Juntos por el Cambio. Si llegara a ser Luis Juez, los discursos públicos del actual intendente serían redactados por un equipo de aquilatados humoristas, además de contar con un plantel de reidores que acentúen su gracia. Y si el contrincante fuese Rodrigo de Loredo, Llaryora sería entrenado por un grupo de buzos tácticos para basar su campaña en fotos submarinas de altísimo impacto.

A la extinción del bosque nativo, arrasado por los incendios, la de la clase media, diezmada por la inflación, y la de las figuritas del Mundial, retaceadas por Panini, podría sumarse ahora la de las PASO, esa extraña especie electoral que alguna vez fue considerada soporte innegociable del sistema democrático y que ahora entra en la categoría de “gastadero de plata” para el actual gobierno. Esa herramienta impulsada por el kirchnerismo en 2009, es defendida ahora a ultranza por el antikirchnerismo, pese a que aboga por recortar el gasto público. La política principista estaría entrando en una fase cercana a los postulados de Marx, pero no los de Karl sino los de Groucho.

Por su parte, Luis Juez recordó con un acto el aniversario de las elecciones provinciales de 2007, en las que denunció que Juan Schiaretti había ganado gracias a un fraude, aunque no logró que la justicia electoral aceptase chequear el escrutinio con el VAR. En este cumple de 15, donde no hubo vals sino música de Tan Biónica, confluyeron varios de los sectores que integran Juntos por el Cambio, pero hubo ausencia notoria de radicales, tal vez temerosos de que salieran a la luz facturas impagas. Y es que en aquel tiempo el centenario partido no veía a Juez como un socio sino como una franquicia del peronismo, en tanto el líder del Frente Cívico no avizoraba a la UCR como aliada sino como cómplice de “Schoretti”.

(*) Sommelier de la política