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CóRDOBA
En primera persona

“Estamos viendo un nivel de antisemitismo impensado”

Mario Sinay es argentino y vive en Israel. Narra una serie de sucesos casi milagrosos que padeció tanto él como su familia el día de la masacre perpetrada por Hamás, el pasado 7 de octubre. Además, como pedagogo del Holocausto, analiza la situación que se desató a nivel mundial tras el comienzo de la guerra en Medio Oriente.

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OBREVIVIENTE. Sinay, junto a su hija quien permaneció con sus dos pequeños hijos en el refugio mientras terroristas rodeaban la casa. | Cedoc Perfil

Mario Sinay nació en Argentina pero desde hace varias décadas vive en Ashkelon, al sur de Israel. Escritor, pedagogo del Holocausto y con varios doctorados sobre la temática, lo cual le da autoridad a la hora de analizar la situación de creciente antisemitismo que se vio reflejada en las últimas semanas, luego del comienzo de la guerra entre Israel y la agrupación terrorista Hamas. A Sinay le tocó ser protagonista de varios hechos vinculados a los trágicos sucesos ocurridos el pasado 7 de octubre en localidades del sur de Israel, a pesar de que en esa jornada él se encontraba de viaje en Bélgica por motivos laborales.

En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, el intelectual narró parte de esta historia que marcará un antes y un después en su vida, y analizó la convulsionada coyuntura mundial que se vive por estos días.

“Tuvimos cuatro eventos personales muy impactantes y que aún no sé si hemos tomado dimensión de lo que sucedió. Yo vivo en Ashkelon, ciudad en la que hasta ahora cayeron 1.400 misiles, uno de los cuales tuvo impacto directo en mi edificio. Estaba Marta, mi esposa, yo fuera del país, cuando un misil impactó destruyendo todo nuestro salón y el balcón del hogar. Por suerte ella estaba en el refugio. Todo quedó destruido, pero son sólo daños materiales”, contó.

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El segundo episodio relacionado a la familia de Sinay ocurrió en Netiv Ha Sara, un poblado ubicado al límite de la Franja de Gaza. A este pueblo donde vive su hija ingresaron terroristas en parapentes, fuertemente armados, los cuales dejaron un saldo de 20 muertos. “Mi hija estaba sola con mis 2 nietos, Reem el más grande tiene 3 años y Omer, 20 días. Estuvieron encerrados dentro del refugio que tiene cada casa. Del lado de afuera un grupo de terroristas esperaron para matarlos durante varias horas. Aún no puedo comprender lo que sufrió con sus hijos en brazos y los terroristas afuera gritando que tenían que matar a los judíos”, contó con la voz entrecortada el escritor argentino y narró otro episodio que ocurrió en torno a su familia. “Mi yerno trabajaba en el aeropuerto, lo llamó su jefe y le dijo que estaba pasando algo en el sur, que se volviera a su casa en el Kibutz ‘Iar Mordejai’, también cerca de la Franja de Gaza. En unos cuarenta minutos llegó y vio gente armada en moto.

Él es combatiente de la Brigada Golani y vio que estas personas cargaban Kalashnikov, un arma que no usa el Ejército israelí y luego alcanzó a ver que tenían bandanas verdes en la cabeza por lo que entendió que eran de Hamas. Hizo una maniobra para retroceder y unos 20 motociclistas lo balearon a quemarropa. Sólo resultó con heridas leves generadas por esquirlas”, narró.

Por si estas tres historias no fueran demasiado para la familia Sinai, un sobrino sobrevivió milagrosamente a la masacre que se generó en la fiesta Nova que se realizaba en el desierto de donde escapó rápidamente al escuchar las alarmas que comenzaron a sonar. “Somos muy afortunados el estar todos vivos. Nadie se imaginó algo así. Una cosa es un atentado terrorista y otra es una masacre. Es algo impensado para cualquier persona. En esta zona había soldados que cuidaban y lentamente fueron desapareciendo, nos decían que había nuevas tecnologías y todo falló, fue un fracaso militar colosal, de inteligencia, de tecnología”, subrayó.

Tras esta serie de episodios, Sinay decidió tatuarse la fecha del 7 de octubre del 2023 junto a los nombres de toda su familia. “Es inexplicable el nivel de antisemitismo”.

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Sinay es oriundo de Buenos Aires pero guarda un fuerte vínculo con Córdoba. En sus veranos en Unquillo conoció a su esposa y tiene vínculo con amistades entrañables generadas en la capital provincial. Como pedagogo del Holocausto considera que “estamos en un nivel muy alto de antisemitismo, que es inexplicable. Una cosa es apoyar la causa palestina y otra lo que pasó con Hamas. Apoyar el genocidio y la barbarie del 7 de octubre. Son dos cosas totalmente distintas. Yo soy de las izquierdas israelíes, abogué toda mi vida con la solución de dos pueblos pero tras lo ocurrido he perdido toda la compasión por la causa”, reconoció. “Todo aquel que tocó a uno de los nuestros tiene los días contados y se la vamos a hacer pagar”, agregó.

“En estos días hay pintadas en edificios, violaron cementerios en Viena y hay quita de carteles con rostros de secuestrados. Todo esto está ocurriendo en Londres, en París. El hospital que está frente a mi casa recibió cuatro misiles: eso es un crimen de guerra y no salió en ningún diario. Me llaman la atención tres eventos en particular: el primero es un bus atacado en Alejandría, que dejó dos judíos muertos. En Daguestan quisieron linchar a judíos que viajaban en un avión de bandera israelí, y por otro lado los huties nos disparan desde Yemen decenas de cohetes”, describió.

“Son situaciones que hace mucho no veíamos. No sabemos cuándo terminará, pero como siempre digo cuando esto finalice volverá a salir el sol. Volveremos a Bereshit, el comienzo, porque es la esencia de nuestro pueblo judío”, completó.