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Radiografía del experimento libertario

¿Extrema derecha o liberalismo? Semán analiza el “experimento Milei”

Tras su paso por Córdoba, el antropólogo analiza el fenómeno Milei como una combinación de legitimidad transversal y mentalidad excluyente.

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PABLO SEMAN. Expuso en Córdoba su visión crítica sobre el experimento libertario y la nueva derecha argentina. | CEDOC PERFIL

El antropólogo Pablo Semán sostiene que el experimento libertario no solo representa una forma extrema de derecha, sino que expresa una deriva autoritaria con legitimidad transversal. Según analizó en diálogo con Punto y Aparte, Punto a Punto Radio (90.7), el fenómeno Milei reactiva una tensión política de largo aliento en la Argentina, al tiempo que propone una reorganización ideológica que “se sostiene en una mentalidad autonomista que elude la organización colectiva”.

“Prefiero singularizar al máximo el fenómeno y hablar del experimento libertario”, explicó. “Tiene ribetes increíblemente autoritarios, que hay que señalar, y por eso uno puede permitirse decir que es una extrema derecha. Hasta ahora, goza de un nivel de legitimidad muy transversal: hay distintos sectores sociales que lo apoyan, no solamente las clases altas o populares.”

Semán ubica este proceso como una continuidad del malestar post-2001: “Es un experimento que nace del rechazo al pasado político de los últimos veinte años. De alguna manera, es una continuidad del 2001, aunque con otro tono respecto al que ensayó el kirchnerismo en 2003.”

A su juicio, el proyecto libertario promueve una visión excluyente del mundo: “Su apuesta ideológica es libertaria, pero no en el sentido clásico. No se trata de una simple mentalidad competitiva: aquí se plantea que solo merecen vivir los más fuertes, según reglas que ellos mismos redefinen en cada momento. No es liberalismo: está mucho más allá.”

¿Qué quieren los libertarios y por qué giraron a la extrema derecha?

Como ese discurso interpela demandas fragmentarias, advierte, no siempre se perciben sus consecuencias: “Como viene a satisfacer algunas reivindicaciones de distintos grupos sociales, esos ribetes autoritarios y ese descuido por la mayor parte de la población no se perciben tan fácilmente.” En ese marco, alertó sobre una “cierta estabilidad económica” que se vive como alivio luego de años de inflación, pero que “tiene bases ficticias y consecuencias sociales terribles”.

“Veremos qué obstáculos le trae eso al experimento libertario —analizó—, que no es solo reactivo: también es una versión extrema de una sociedad vista como un ring de boxeo.

—¿Por qué se mantiene ese apoyo a pesar del ajuste, la pobreza y la desocupación?
—Se mantiene porque durante las primeras décadas de este siglo fue emergiendo una mentalidad en la que una parte importante de la sociedad pensó que cada uno debía producir su propio sustento, y que cualquier otra cosa era inmoral. Desde mi punto de vista, es una idea ingenua: no existen sociedades sin organización colectiva y cierto grado de verticalidad, salvo tal vez comunidades anarquistas primitivas, que tampoco sabemos si existen.

Esa autonomización de la sociedad condujo a que muchos vieran el ajuste como algo correcto, como algo que cada uno debe enfrentar con su esfuerzo. Eso ayuda acolchonar el impacto. Y además está la baja de la inflación, que es importantísima. Incluso para las clases populares, que combinan aprobación con un esfuerzo enorme por sostenerse.

También hay que decirlo: Milei tiene mucho apoyo, pero también muchas contradicciones. Hay una parte considerable de la sociedad muy en contra. Hoy conviven tres sensaciones básicas: terror, sobre todo entre los opositores; asco hacia la oposición, lo cual también lo sostiene; y una desazón enorme, un dolor social profundo. Todo muy primitivo, muy emocional. Pero eso es lo que hay.

—Sobre el trabajo de campo del libro, ¿cómo encontraron y escucharon a los libertarios sin buscarlos activamente? ¿Qué precauciones tomaron?
—Uno siempre comete ambos errores, sobreestimación y subestimación. Trabajar en equipo ayuda a equilibrar eso. Somos un grupo que viene investigando estos temas desde hace muchos años. Yo, por ejemplo, escribí en 2012 una hipótesis sobre la aparición de un fenómeno libertario en Argentina. Cada uno por su lado fue viendo lo mismo: un fenómeno que crecía.

Tuvimos que luchar contra la subestimación —incluso entre nosotros—, y también contra la de muchos colegas. Me acuerdo que después de las PASO, cuando sostuve que Milei podía ganar, un colega me dijo que era un insensato. A ese nivel llegaba la negación: aunque tuvieran los votos a la vista, había quien decía “no puede ganar de ninguna manera”.

Córdoba como caso testigo y el dilema del peronismo pos-Cristina

—¿La condena de Cristina Kirchner fuerza al peronismo a reorganizarse sin ella al frente?
—No. Primero, porque eso no está ocurriendo y no creo que ocurra. No veo al peronismo prescindiendo de Cristina ni a ella dejando de hacer política.

Cristina tiene un capital político enorme, y lo administra de forma tal que —según sus seguidores— debe privilegiar sus intereses, o los de Máximo Kirchner, y lo que consideran la pureza del kirchnerismo. Eso genera un problema para la oposición. Hay gente que la quiere incondicionalmente, pero ese caudal no alcanza para una mayoría, ni electoral, ni política.

"¿Cómo llegamos hasta acá? Milei y las derechas argentinas", nuevo curso de Pablo Semán

Creo que el peronismo se va a reorganizar con Cristina adentro. Habrá que ver si logra no autoboicotearse con candidatos que le impidan construir alianzas, ya sea con otros espacios o con la sociedad. En la Argentina, el partido político más poderoso es el Poder Ejecutivo. El segundo, probablemente, es el anticlericalismo. No sé cómo van a administrar eso. Hasta ahora, lo han hecho mal. Lo lamento. Parte del crecimiento de Milei se debe al rechazo del pasado, y parte de las derrotas de la oposición se deben a su obstinación. No creo que eso cambie.

—¿Cómo explicar el entusiasmo cordobés por Milei, considerando el voto al cordobesismo y la adhesión al PJ local?
—No tengo trabajo de campo en Córdoba, así que no conozco a los electores cordobeses. Pero puedo suponer que, del mismo modo que apoyaron a Macri con un 80 % en su momento, esos mismos sectores votaron a Milei con un 75 % en la segunda vuelta.

Tal vez —es una hipótesis— entre el electorado juvenil, el apoyo a Milei sea incluso mayor que el que tuvo Macri. Y lo que me pregunto es cómo se compatibiliza ese voto libertario con el que recibe el peronismo local. No me parece que sean votos incompatibles ni una locura, pero sí hay una observación para hacer ahí. Es un tema para investigar. Yo no lo hice aún, y tampoco he leído trabajos sobre eso. Tal vez existan y no los conozco.

“Está entre nosotros” en Córdoba

La obra Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir? (Siglo XXI, 2023) fue presentada en Córdoba como parte del ciclo Charlas F5, con la participación de Pablo Semán, Sergio Morresi y Martín Vicente. El encuentro fue moderado por el legislador Matías Chamorro el viernes en el Teatro Comedia.