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Fino Pizarro, mano a mano con la Mona Jiménez: “Soy el último dinosaurio que queda de los ‘60”

El músico fue reconocido en el rubro ‘labor cultural’. “Las cosas cambiaron mucho. El cuarteto era considerado una cosa de negros, nos hacían cantar en la periferia de Córdoba”, asegura. “Hay Mona para rato”, destacó.

5-7-2025-Mona Jiménez y Fino Pizarro
La Mona Jiménez y Fino Pizarro, mano a mano, en el estudio del cantante. | CEDOC PERFIL

Carlos Jiménez llega puntual al estudio ubicado en su propiedad de la calle Fader en el Cerro de las Rosas. Son las cuatro de la tarde y está de buen humor. “En un rato va a venir un muchacho porque estamos viendo la letra de un tema que va a andar muy bien, es la historia de mi vida”, asegura y no larga más prenda sobre lo que se viene. La propuesta de Perfil Córdoba es que la entrevista la realice Fino Pizarro, el fotógrafo que tantas veces lo retrató para las portadas de sus discos, pero, más importante aún, amigo de la Mona desde hace 40 años, cuando el ‘mandamás’ era conocido solamente en el ámbito del cuarteto.

“Con este nos conocemos desde que empecé, cuando el cuarteto era marginal, porque los milicos no nos dejaban tocar en la ciudad, nos teníamos que ir a la periferia: Monte Cristo, La Calera, a veces más lejos”, dice Jiménez mientras toma un té de manzanilla para recuperarse de un leve dolor de garganta. Tiene ganas de hablar y agradece una y otra vez el premio que la editorial le entregó por su aporte a la cultura.

“¿Sabés por qué valoro este premio? Porque el jurado que me lo entregó es gente grosa, tal vez ninguno fue a mis bailes. Por eso cuando me contaron y pregunté quién me lo entregaba me sorprendí, pero me alegré mucho, sinceramente”.

Pizarro lleva la conversación a los inicios de Jiménez, con el Cuarteto Berna y Coquito Ramaló. “Las razias que hacía la policía eran tremendas. A mis bailarines les decían en la puerta: cuando este negro cante dos temas, entramos y se termina la joda. Y ellos les decían: ‘está bien, nos conformamos con eso’. Por eso para mí la gente es todo”, sostiene el cantante.

—¿Por qué nunca te fuiste a Buenos Aires?, pregunta Pizarro.
—“Porque acá tengo todo. Mi gente, mis amigos, mi familia. El otro día me preguntaron por qué no vendía esta casa y me iba a un lugar más chico. No, no hay forma. A esta casa la levantamos con la Juana y los obreros.

La charla entre los amigos sigue: “Mirá Fino, cuando me dieron el premio, lo dije: soy el último dinosaurio de los ’60 vivo. El resto ya se fue, están cantando en el cielo”.

—¿Y por qué creés que sos un referente cultural?
—No sé, yo quise estudiar para ser piloto, pero la música pudo más y te soy sincero lo que logré no me lo imaginé nunca. Los 58 años de carrera influyen…

—Has trascendido generaciones y clases sociales.
—Sí, tocábamos en la periferia, porque era música de negros.

—¿Mona para rato?
—El año pasado me operaron de urgencia y mi médico me dijo ‘Monita, hay que aflojar un poco’. Yo le pregunté cuántos años hacía que era médico y me dijo más de 50. ¿Usted va a dejar de ser médico? No, de acá me sacan con las patas para adelante. Bueno doctor, a mí también me van a sacar con las patas para delante de un escenario.