Formación profesional en anestesiología, con tecnología de punta importada desde Noruega

“La formación de los anestesistas no sólo es una obligación, también es un deber ético y moral de todo profesional médico comprometido con la salud”, señala el doctor Martín Dómina, integrante de la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Córdoba (ADAARC), una organización científica y social que nuclea a más de 400 anestesiólogos de Córdoba y es referente en el interior del país.  

En la actualidad, ADAARC brinda una serie de servicios entre los que se destacan el asesoramiento legal para los asociados, un gabinete de psicología y psiquiatría que brinda contención y respaldo a los profesionales que lo requieran y un área especializada en formación continua, que tiene como objetivo perfeccionar de manera constante a los médicos especialistas.

En ese sentido, Dómina remarca algunos puntos relevantes que brindan desde la asociación: “Tenemos convenios con la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y con la Universidad Católica de Córdoba (UCC), a través de las cuales nuestros profesionales pueden cursar posgrados. Pero además, tenemos un Centro de Simulación en el que se preparan y capacitan los anestesiólogos que es referente en el país y América Latina”.

Allí, los profesionales se capacitan en un quirófano que se denomina “adverso o crítico”, enfrentando todas las variables posibles que pueden enfrentar a lo largo de su vida profesional. “Es una práctica directa de un gran valor para enfrentar eventuales situaciones de crisis o de gravedad”, agrega Dómina.

El Centro de Simulación cuenta con tecnología de punta importada desde Noruega. En la sede de ADAARC se montó un quirófano con un robot que cumple el rol de paciente. “Desde una cabina, a través de un software que es guiado por un docente, se pueden presentar las distintas situaciones a los que los profesionales se van a tener que enfrentar en un quirófano real. La herramienta tecnológica es de avanzada y nos permite que tanto los residentes como los profesionales adquieran conocimientos prácticos claves”, sostiene Dómina.

El robot tiene entre sus habilidades, temblar, orinar, sangrar, convulsionar e inclusive dilatar sus pupilas. “Se aprenden mejores técnicas porque las reacciones del robot permiten que la situación se viva como algo real”, añade Dómina.

El espacio de aprendizaje ubicado en la sede de ADDARC se encuentra a disposición de los anestesiólogos socios, residentes en camino de especialización y profesionales de otras provincias que se deseen perfeccionar.

Además, desde la asociación se brindan cursos gratuitos entre los que se destaca el de RCP brindado en espacios públicos y privados, donde se enseñan las principales técnicas de reanimación. “El objetivo de estas acciones es otorgar herramientas que permitan a la población estar preparados frente a situación de emergencia médica y ser así ciudadanos responsables y predispuestos a brindar ayuda”, sostiene Dómina. Y añade: “Es muy importante que la sociedad tome conciencia de estar preparados para una emergencia y desde la asociación participamos con gusto de estas capacitaciones”.