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ENTREVISTA

Hernán Casciari: “Antes de vivir en España no sabía que me gustaba tanto Argentina”

Radicado desde hace algunos años de manera definitiva en el país, el escritor y creador de Orsai repasa su presente cultural y personal. Reflexiona sobre la amistad, la culpa, la política, el oficio de escribir y el descubrimiento tardío de su propia argentinidad.

29-8-2025-Hernán Casciari
. | CEDOC PERFIL

Tan nacional como popular, Hernan Casciari demora menos de un minuto en responder el mensaje con su agenda. Coordinamos, ingreso a la sala de videoconferencia unos minutos antes y él ya está esperándome. “Es un espacio que me hago cada semana porque me gusta hablar con desconocidos”, dice mientras un problema técnico “rompe el hielo” por nosotros. Aparece con cara de tipo bueno, cercano y su característico peinado batido. Nos miramos. Él conceptualiza y su casa, como un cuadro de fondo, atestigua nuestra entrevista. El creador de Orsai repasa su vida ante un nuevo desconocido.

-¿Por qué te definís como un escritor popular?
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Cuando digo popular es porque entiendo a mi público, que generalmente es muy familiar. Hay chicos de 11 años con padres, abuelos… para mí eso es popular. Pienso que se relaciona con la literatura accesible que hago. Cuando tengo que armar un párrafo para contar una historia, siempre elijo el sinónimo más sencillo. Es decir que mi búsqueda es popular pero no es una cuestión de marketing sino lo que siempre me ha gustado hacer. Conozco la paleta de la literatura gourmet y soy bastante sibarita en cuanto al lector, pero no tengo ganas de escribir para escritores, me parece una medida de pija (sic) muy fuerte de entre unos y otros y no es un tema que me interese.

-¿Orsai le ganó al mundo editorial?
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No, porque nunca intenté competir con el sistema. Para mí son dos deportes distintos. Es como decir, por ejemplo, que nunca jugué al pádel porque practico tenis. El sistema tiene reglas, tradiciones, rituales y hábitos que yo no tengo. Tampoco impongo mi lado ni digo que se trate del lado bueno. Entonces, conviven en el mismo mercado.

-¿Escribís para vos, por placer o por el hecho de comunicar?
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Soy muy fan de la comunicación, por eso trato de hacer mis cosas en diferentes formatos. La muchedumbre conversando sobre un cuento o emocionándose a la vez es lo que más me gusta y divierte muchísimo. Pensá que empecé a hacer esto en un blog, con una cierta exposición, un lugar donde publicás e inmediatamente aparecen un montón de comentarios y la gente conversa entre sí o conmigo. Es muy parecido a lo que sucede hoy con las redes sociales. Entonces, mi trabajo es más de anfitrión que de escritor, de que la gente lo pase bien en grupo y esas cosas por el estilo.

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-Un estudio de Harvard que indica que los pacientes con enfermedades mentales no desarrollan cáncer porque no sienten culpa ¿Considerás que la culpa es enfermiza?
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Lo leí y me pareció sorprendente. Supongo que la culpa debe tener algo que ver, es interesante como ecuación, pero tampoco sé bien qué es el cáncer. No me lo imagino con efecto psicológico sino más bien una especie de ruleta, como una cosa más azarosa. Dentro de la literatura, la culpa, el miedo y posiblemente la nostalgia son los disparadores internos más habituales en lo que escribo. Siempre hago relatos en donde me siento un poco culpable de lo que hice o un trauma que tiene que ver con el temor y ese termina siendo el cuento.

-Hablame de la amistad
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Tengo una regla muy estricta respecto a eso, porque no me interesan las amistades de adulto. No las siembro y si aparecen, no las riego. Tengo un grupo muy chico de amigos desde que soy muy pendejito y nada más. ¿Una de las características de la amistad? Que sea temprana.

-¿De dónde surge tu ideología política?
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Mis ideologías son un poco raras, porque no encuentro en las opciones políticas un taper en donde pueda sentirme cómodo. Supongo que tienen que ver con mi labor. Como escritor, estoy en contra del derecho autor y de ser dueño de obras, son cosas sin un asidero. Trato de no pedirle nunca nada al Estado, hay algo de liberal en eso. Por otro lado, soy tremendamente hippie en mi pensamiento, también se puede entender que soy socialista. Hay algunas inquietudes del primer peronismo que me parecieron interesantes en esa época y después se desvirtuaron. No tengo una ideología clara.

-¿Cómo hacés al momento de votar?
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Me siento bastante frustrado respecto a dónde pongo mi cerebro ideológico cada vez que hay una elección. Me parece todo un chiquitaje, de gente tonta. El que llega a la política lo hace por unas ambiciones bastante diferentes a los valores que a mí me interesan.

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-¿Hacías patria estando en España con tus textos?
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Depende del auditorio y el receptáculo de lo escrito. Escribía una columna semanal en el diario “El País”, obviamente creado por y para españoles; al mismo tiempo, publicaba los domingos en “La Nación” por y para argentinos y, a su vez, en internet para el que entrara. Actualmente sostengo que lo más complicado es cuando no sabés quién viene del otro lado. Escribir para un sitio de internet es más desafiante y divertido porque aprendés mucho, como por ejemplo a elegir mejor las palabras. Porque puede pasarte que, del otro lado, hay un hondureño que no entiende tal jerga.

-¿Te gusta tener un público diverso?
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Me gusta escribir sin saber para quién, ni desde lo argentino. Cuando viví en España descubrí que era mucho más nostálgico de lo que creía y que mi país me gustaba más de lo que sospechaba. Antes de vivir en España no sabía que me gustaba tanto Argentina, lo naturalizaba, pensaba que todo el mundo era como acá. A ese descubrimiento lo hice bastante tarde. Hay cosas que son muchísimo mejores, más ordenadas, pero las que me gustan están acá. Cuando salís te das cuenta de que ni en pedo cambiarías tu país.

-¿Si Messi ya se consagró, a vos qué te falta conseguir a nivel profesional?
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En el deporte la consagración es más evidente, a diferencia de lo que yo hago. Pero cada vez estoy más convencido de que las pequeñas felicidades conforman los grandes triunfos. Y estoy muy enfocado en conseguir eso todos los días. Como si fuera una Copa Libertadores fragmentada, por ejemplo, pienso: “en estos 10 minutos no me tienen que hacer un gol, en estos otros cinco minutos tengo que tratar de que haya un tiro libre para mi lado…” O sea, es estar enfocado no en el resultado global, sino en la célula de la felicidad. A los 30 años no te decía esto. Ahora estoy conectado con la tranquilidad que me merezco.

-¿El dicho “los hombres no lloran” pasó de moda?
-Soy fanático de llorar eh, me gusta mucho. Es una actividad, no te digo que diaria, pero casi. A donde vaya me siento a buscar una determinada canción, película o la sorpresa que puede generarme algo que no conocía y llorar por emoción. No siempre es por tristeza o tragedia. Mi mujer, por ejemplo, no sabe llorar de emoción y entiende que llorar es algo malo. Yo le explico que hay otras maneras, otras cosas alrededor de la lágrima.