El proyecto empezó a gestarse de la mano de Georgina Valdez hace un año y medio, con la idea de indagar sobre las cosas por las que estaba atravesando el artista visual, este hijo apócrifo de Henry Chinaski, mítico personaje de las obras de Charles Bukowski.
Así, la muestra es un recorrido a través de objetos, bordados y fotografías que recogen las experiencias de ejercicios en terapias de grupo, reglas, normas y deseos que surgieron en trabajos grupales en torno al tratamiento de sus “vínculos-desvínculos con las drogas”.
En la exhibición pueden observarse bordados con las reglas del lugar, las normas de convivencia o los deseos de él y sus compañeros, que les hacían anotar en un papel como objetivos a corto plazo lo que querían lograr. “El tema de las drogas es complicado y delicado; yo no sabía bien cómo abordarlo pero sentía que mi vida tenía que ver con eso. Entonces tenía que verse reflejado lo que me estaba pasando: estaba haciendo un tratamiento por adicción y me pareció interesante abordarlo, pero desde un punto de vista poético. Esto no es un manifiesto a favor de las drogas: mi objetivo no es adoctrinar o aleccionar, no tomo posturas; de hecho, sigo haciendo el tratamiento. En Narcóticos Anónimos se dice que uno es adicto en recuperación para toda la vida”, explica Pablo Peisino.
La muestra es mucho más que un resumen autorreferencial: “Hay varias aristas, algunos de los objetos que se verán son, por ejemplo, cortinas plásticas que desarmo y vuelvo a armar con imágenes; objetos de cartón como espadas y motosierras”, detalla Peisino y remarca que esto se debe a los vínculos de su pasado con el mundo de los cómics y los cosplayers.
Con artistas invitados. Una de las fotos en exposición surgió a partir de la réplica de un ejercicio hecho en terapia para fortalecer vínculos entre los grupos. “El juego es así: vos te dejás caer y el que está atrás tuyo te tiene que agarrar. Bueno, yo repliqué el mismo ejercicio con gente de la escena de la cultura local: actores, artistas plásticos, coleccionistas de arte e hicimos una serie con esa temática”, detalla Peisino. Así, pasaron por la sesión de fotos artistas como Gustavo Piñero, Celeste Martínez y José Quinteros; y nueve de estas fotos están expuestas en la muestra.
Otra de las obras que podrán verse está vinculada a Camila Sosa Villada: “Quería invitarla porque me encanta como escribe, y además, al ser un personaje outsider tenía que ver con lo que yo estaba queriendo mostrar. Le conté la idea y le gustó: le pasé siete fotos y le pedí que escribiera un texto a partir de cada foto; además, hicimos un video con su voz recitando esos textos”, cuenta el artista.
Sumisión Corrosiva (nombre inspirado en parte en el libro Sumisión, de Michel Houellebecq; “lo de corrosivo es por lo que te va consumiendo”, dirá Peisino) ocupa tres salas de la galería y si bien cuenta con una unidad temática, su recorrido es libre. La muestra puede visitarse hasta el 21 de junio (lunes, miércoles y viernes de 13 a 19; sábados de 11 a 14).
Entrada libre y gratuita. Emilio Olmos 15 4N (Córdoba Capital).-
Peisino en libros
Vinculado desde sus inicios a los cómics y a las caricaturas (perteneció a la editorial Llanto de Mudo, fundada por Diego Cortés y es reconocido su gusto por las calaveras), en 2014 reunió toda su obra en su libro Fruta extraña, editado -precisamente- por esa editorial. Dos años más tarde, de la mano de Borde Perdido Editora, publicó Cyborg, un libro que compila ilustraciones y dibujos. Este año su obra podrá verse en el estand de TheWhiteLodge, en la nueva edición de Mercado de Arte, prevista para agosto.
