El desplazamiento de la concejala Miriam Acosta de la presidencia provisoria del Concejo Deliberante, dejó mucha tela para cortar. En primer lugar, desnudó la interna del oficialismo en el poder legislativo municipal y concretó el arribo de Gustavo Fonseca, el edil también del riñón radical para presidir las sesiones en ausencia del viceintendente Felipe Lábaque. Y, en segundo término, hubo algunos que dejaron trascender, desde el entorno de Acosta, su malestar por juzgar a la decisión como una cuestión de género. “Parece que no es un cargo para las mujeres”, sostienen cerca de Acosta.
Lo concreto, es que más allá del malestar de la edila, también este enojo deja en evidencia que los espacios a llenar por las mujeres se terminan con la conformación de las listas. A la hora de decidir quiénes serán los presidentes de cada bloque o las autoridades de cámara, siempre la mayoría está compuesta por hombres. Se trata de una realidad que se repite en los distintos ámbitos legislativos: Concejo Deliberante, Legislatura provincial y el Congreso de la Nación.
A repasar. En el Concejo hay siete bloques: el oficialista radical-macrista, Juntos por Córdoba, Vamos -ex Movimiento ADN-, Unión por Córdoba, Fuerza de la Gente, Frente Federal de Acción Solidaria, Pensando Córdoba y la bancada socialdemócrata. De los siete, ninguno es presidido por una mujer, salvo los unipersonales Pensando Córdoba, con Victoria Flores, al frente, y el socialdemócrata, con Laura Sesma. El resto, tienen a hombres liderando la bancada.
El oficialismo confirmó a Lucas Balián al frente del bloque; Tomás Méndez conduce su propio espacio; Esteban Dómina encabeza la bancada peronista de Unión por Córdoba; Martín Llarena es el líder del olguismo y Marcelo Pascual preside el Frente Federal de Acción Solidaria.
La misma situación se repite en el ámbito de la Legislatura: no hay mujeres encabezando las bancadas. Y en ambos casos, es menor la cantidad de mujeres como autoridades de cámara. En la Unicameral, la radical Elisa Caffaratti es la vicepresidenta 1ª; el mismo casillero que en el poder legislativo municipal ocupa la también dirigente de la UCR, Belkis Garda.
Cuestión departamental. En el ámbito de la Unicameral se presenta una situación llamativa. De los 70 parlamentarios del cuerpo, 44 son los que se eligen por distrito único y 26 son los que se votan representando a cada departamento. Y en este último caso, el cupo femenino se produce dándole a la mujer el casillero de suplente; asume en caso de que el legislador del departamento tome licencia, como ocurrió por ejemplo con Francisco Fortuna, quien fue a Salud, y lo reemplazó Romina Cuassolo.
De los 26 departamentos, sólo tres llevaron a candidatas mujeres en primer lugar en las últimas elecciones: Ischilín, Minas y San Martín. De los departamentales, casi el 10% son mujeres con candidaturas titulares. La mayoría masculina se extiende también a las comisiones, donde de las 22 son 15 las que tienen a hombres presidiéndolas; el mismo escenario que se plantea en la jefatura del bloque. Actualmente, en la Unicameral no hay mujeres presidiendo bancada, salvo Laura Vilches (PTS) con su bloque unipersonal. La última que condujo una banca fue Liliana Montero en la última etapa del Frente Cívico, en el período anterior.
Para Caffaratti “la política es uno de los ámbitos donde el machismo sigue predominando, por lo que requiere un esfuerzo aún mayor de las mujeres. Basta con recordar que las decisiones se toman a la noche, cuando las mujeres no estamos. Yo tuve que pedir que se adelante el horario de las sesiones porque después a nosotras nos toca llegar a casa y cumplir con nuestro rol de madres”, apunta.
Montero, por su parte, sostiene: “Ninguna mujer fue presidenta de un bloque mayoritario, yo lo fui desde 2013 a 2015 cuando el Frente Cívico era la segunda fuerza parlamentaria”, y agrega: “es cierto que la ley establece en la cuota de género una supuesta ‘paridad’ pero la realidad es que al momento de confeccionar las listas es evidente el machismo predominante”.
“En política, cuando un hombre discute y levanta el tono de voz, se dice que ‘se enojó’; cuando quien discute es una mujer, le dicen que ‘se puso loca’”, sintetiza Montero.
Chances de cupo en el Concejo. En el ámbito legislativo municipal, lo que se comentó al comienzo de esta nota motivó una serie de reuniones entre las mujeres para que se promueva la igualdad en el cupo en las autoridades de cámara. Al momento, son solo conversaciones y puede haber un anuncio a mediados de esta semana. El proyecto es que, de las cuatro autoridades de cámara, dos sean ocupadas por mujeres.
Flores, desde su bloque unipersonal Pensando Córdoba, señala que en Córdoba, a pesar de la ley de cupo que se votó hace unos años y fue la primera del país, aún “persiste la cultura machista y el patriarcado. Los ámbitos de decisión y poder, son para los hombres, a las mujeres nos designan para Cultura, por ejemplo”, agrega.
El Congreso. En el legislativo nacional, hay bloques y comisiones conducidos por mujeres. Pero, siguen siendo la minoría. Al respecto, la diputada nacional Brenda Austin (UCR) señala que “las mujeres son mayoría en planta de personal, pero no en los espacios de toma de decisión. Esta discusión la dimos y con fuerza logramos llegar a la Ley de Paridad, con mucho esfuerzo, venciendo muchos obstáculos. Partimos de un escenario de no tener el acompañamiento que necesitábamos y nos costó mucho llegar al recinto y convertirlo en ley”, señala.
Biolatto, la mujer del Suoem. En el sindicalismo, la llegada de Beatriz Biolatto al despacho principal del Suoem en reemplazo de su aliado político Rubén Daniele, fue uno de los cambios que se produjo en la segunda parte del 2017. Ahora, Biolatto al frente de los municipales sostiene que los sindicatos “eran ámbitos en los que generalmente tomaban la posta los hombres”. “Si bien somos cada vez más las mujeres que ocupamos lugares decisivos en nuestras organizaciones, debemos luchar para visibilizar esta problemática e instalar el debate entre las cuestiones de género”.