El radicalismo volverá a vivir una interna hoy después de 15 años sin disputas partidarias dentro del centenario partido. De un lado, el oficialismo actual que lleva como candidato al intendente de General Cabrera, Marcos Carasso, quien llega con el impulso del mestrismo, el negrismo y el alfonsinismo; del otro, el concejal Rodrigo de Loredo, el estandarte de Sumar, la coalición que reúne al propio edil, a intendentes del interior y también a espadas en la Unicameral. Ambos, aún en la derrota, pueden ser protagonistas de una jornada larga para la vida y el futuro de la UCR, no solo puertas adentro, sino también por el impacto que esta elección puede causar en Juntos por el Cambio.
En tanto, en la Ciudad, la disputa también se da en dos frentes. El oficialismo, con Diego Mestre al tope de la boleta de Convergencia, en busca de retener el Comité Capital; y en la vereda de enfrente, un exaliado del mestrismo, Javier Bee Sellares, quien dentro de Sumar y con varios dirigentes capitalinos que tomaron distancia del exintendente, ahora lo desafían para quedarse con los fierros y la lapicera de cara al 2023.
La pelea, en la previa bastante ajustada y sin arriesgar resultados en ninguno de los dos espacios, promete una jornada extensa que además podría no ser el final: ya que desde ambos sectores amagan con impugnaciones y judicializaciones que podrían extender el enfrentamiento que lleva meses en el radicalismo local.
La hora de la verdad. Después de haber compartido boleta y campaña en 2019, con uno apuntando a la gobernación y otro a la intendencia, rápidamente Ramón Mestre y De Loredo volvieron a los enfrentamientos que tuvieron antes de mayo de aquel año. De una relación difícil entre los dos, de viejas desconfianzas y recelos, hoy ambos vuelven a medir fuerzas: uno como candidato; el otro, en retirada de la conducción partidaria, pero con aspiraciones de seguir controlando los resortes del partido. Más aún, con la elección intermedia de este año y la chance de alcanzar un casillero en el tramo a Diputados.
Para ello, Mestre se alió con Negri, y ambos insisten con haber pedido unidad en todo momento. Del otro lado, la respuesta se repite: primero elección, después unidad. Discutiendo, además, el rol del partido en JxC y las candidaturas en este 2021 y también para el 2023.
El panorama es cerrado. Nadie arriesga definiciones, pero todos reconocen de antemano en que departamentos están más sólidos. Convergencia tiene tranquilidad en el lejano sur provincial, donde hay intendentes que responden al mestrismo; en Río Segundo; en el norte, con la victoria que pretende asegurar los mestristas Soledad Carrizo en Ischilín y Hugo Romero en Soto; y en el sudeste, en Unión y San Martín.
En Sumar, la tranquilidad pasa por Tercero Arriba, con el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, como pieza clave; en Calamuchita, San Justo y Colón.
La inquietud de varios pasa por la fiscalización, por la poca infraestructura para una interna y con algo que asoma como certeza: la grieta es insalvable. Pase lo que pase esta tarde, será muy difícil que en lo inmediato el derrotado se sume a un verticalismo que pueda imponer el vencedor.
En torno a los fiscales, en Sumar reconocen tener asegurado la presencia de los mismos desde muy temprano, para evitar el padrón volcado -algo que según sostienen, no correrá estos comicios-; y rechazaron un pedido que habían impulsado desde Convergencia para que los mismos fueran locales y no foráneos.
Acerca de esto, un mestrista ayer reconoció a este diario: “ellos van a esperar que se caiga una lapicera en una mesa para impugnar la elección”.
Una guerra Capital. “La madre de todas las batallas es la Capital”, coinciden de ambos lados de la grieta radical. Y la presencia permanente de los hermanos Mestre en los barrios, como así también el repaso constante del movimiento en las seccionales que hicieron Bee Sellares y su equipo de exmestristas, así lo demuestran.
“Acá se juega la candidatura a la intendencia en 2023 y hasta el armado de la lista de concejales”, recordó un memorioso que da cuenta de la última interna capitalina: en 2012, a meses haber asumido la primera gestión Mestre, con Miguel Nicolás, hoy en las filas de Sumar, enfrentando a Alfredo Sapp. Comicios que en aquel momento quedaron en manos del mestrismo.
La disputa en este contexto es áspera. Ambos, tanto Bee Sellares como el diputado nacional le imprimieron munición de otro calibre en el tramo final de la campaña y el final es abierto.
Impacto adentro y afuera. Lo que ocurra con el radicalismo hoy es clave para entender por dónde puede pasar el futuro de JxC. Si Convergencia se queda con el triunfo, Carasso se verá opacado por Mestre y Negri que irán en busca de los suyo: el primero, el casillero a Diputados; el segundo, su carrera al Senado y desde allí una proyección nacional hacia el 2023.
Si la victoria es de De Loredo, el concejal enviará mensaje de renovación radical, habrá saludo y felicitación desde Buenos Aires, podrá aspirar a la Cámara baja este año y tendrá los resortes partidarios hasta el 2023. De hecho, entre los saludos, podrá contar con el del senador Martín Lousteau, enviado de peso en el último tramo de la campaña para esmerilar a Negri, posible compañero de bancada desde diciembre.
Con escenario abierto, dudas acerca de cómo impactarán las definiciones y un capítulo judicial que parece no haberse cerrado, la interna radical será el primer plato fuerte de las elecciones de la nueva normalidad.