La situación del Fiscal General Adjunto de la provincia, José Antonio Gómez Demmel, es seguida con atención desde los distintos ámbitos del poder político en Córdoba. En el terreno del Ejecutivo, porque reconocen no sólo el rol del funcionario público en cuestión, sino porque además admiten la relación estrecha que mantiene con el ministro de Justicia, Luis Angulo, y con el gobernador Juan Schiaretti; y en el Poder Legislativo, porque la chance del jury es barajada: no solo por sectores de la oposición, sino también por algunos actores del oficialismo.
La figura de Gómez Demmel tomó preponderancia la semana pasada cuando la fiscal en el fuero Civil, Comercial y Laboral, Alicia García de Solavagione, denunció que su colega la había “apretado” en un llamado telefónico que se produjo en altavoz y con una testigo. A partir de allí, Solavagione elevó la acusación al Fiscal General de la provincia, Alejandro Moyano, y éste la giró al Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Y con ello, empezaron los disparos con munición de distinto calibre, no solo en el ámbito judicial sino también en la arena política.
En este marco, y en diálogo con PERFIL CÓRDOBA, un dirigente que conoce el paño de Tribunales se animó a comparar la relación entre Gómez Demmel y Schiaretti, con la que mantienen el exgobernador José Manuel de la Sota con Héctor “Chirola” David, militante del PJ que durante mandatos delasotistas se convirtió en ministro de Justicia, primero; en Fiscal General, con varios cuestionamientos, después, y que aún mantiene su vigencia como operador judicial. En esa misma tónica, la fuente descartó que Gómez Demmel sea un hombre de Ángulo en el fuero, sino que responde de manera directa al primer mandatario provincial. Elemento que cobra preponderancia a raíz del llamado que denunció Solavagione de Gómez Demmel: “es un pedido del Gobierno”, le habría manifestado el fiscal general adjunto a la funcionaria sobre el curso de las causas de las ART.
En la semana, el propio Gómez Demmel señaló que nunca la había “apretado” y sostuvo que su función “molesta” a parte del Poder Judicial. Adhiriendo a las palabras del fiscal, voces de la política también manifestaron que “en ese terreno el término ‘apriete’ puede ser muy amplio y depende del tono. Lo que queda claro, es que si Solavagione se tomó el trabajo de poner el llamado en altavoz y hacerlo con una testigo presente, no era la primera vez que ocurría”, dijeron a este medio.
Los ’90 en Santiago. Los que conocen a Gómez Demmel reparan en que la relación con Schiaretti se inició cuando el actual gobernador cordobés fue interventor en la provincia de Santiago del Estero, nombrado en aquel entonces por el expresidente Carlos Menem. A fines de 1993, el actual titular de El Panal fue designado en la intervención de la provincia vecina y con él, Ricardo Sosa, actual ministro de Inversión y hombre de extrema confianza de Schiaretti, llevó a Gómez Demmel, de jóvenes 20 años.
Ya en la Docta y tiempo después, el actual fiscal general adjunto se convirtió en hombre fuerte en el directorio del Banco de Córdoba, y ahora, en los últimos meses, en el ámbito de la Justicia sonó su nombre como uno de los posibles para integrar una vacante como vocal del TSJ. Impulsado desde el Ejecutivo y cargo para el que, según algunos dirigentes de la oposición, no reúne los elementos jurídicos.
La otra parte de la historia es la que se teje en medio de la interna de los fiscales; con varios –por no decir la mayoría- los que llegan a sus despachos con padrinos políticos. En el comienzo de esta disputa más de uno vio otro capítulo de la guerra fría que mantienen Schiaretti y De la Sota, con Gómez Demmel respondiendo al primero, y Moyano -en menor medida-, respondiendo al segundo. A Solavagione, por su parte, no se le reconoce un padrinazgo en la política y en ese terreno, los que conocen los pasillos de Tribunales, creen que se mueve con una energía que imposibilitó a los que recibieron la denuncia mirar para otro lado.
En tanto, no hay que dejar de observar que la gestión de Moyano al frente del Ministerio Público Fiscal concluye en marzo de 2019, previa a los mandatos de la política. Y es una cuestión que tampoco dejan pasar por alto en el Ejecutivo y en el Legislativo. Como respuesta, desde la Justicia dos fuentes señalaron a este diario: “acá se juega siempre dos años antes que en la política. Huelen sangre como los tiburones y es el mejor lugar para hacer una encuesta o un focus group”.
¿Jury, juicio político o caída por peso propio? Por su parte, en la oposición la sensación es dispar con respecto a la situación de Gómez Demmel. Están los que creen que hay que avanzar en un jury, los que le abren la puerta a un juicio político y los que consideran que la situación va a decantar por los errores no forzados del integrante del Ministerio Público Fiscal.
En la semana, el legislador radical Miguel Nicolás calificó la situación de “gravedad institucional elevada” y se inclinó por el juicio político. Algo que no todos comparten en Cambiemos. La palabra de Nicolás tiene peso específico por ser uno de los integrantes del Jury de Enjuiciamiento de Magistrados, junto a Vilma Chiapello (Córdoba Podemos) y los oficialistas Oscar González y Walter Saieg. En lo político no se puede dejar pasar que Saieg responde de manera directa a De la Sota, dato clave si se avanza con el jury en contra del schiarettista.
Desde la Legislatura creen que Gómez Demmel entra en el terreno de los “entregables” y que nadie se va a inmolar si la situación del fiscal se complica. En fin, el resultado electoral, sumado a la necesidad de oxígeno político que necesitará el Gobierno provincial, pueden condicionar de manera definitiva la suerte del funcionario.