Mientras continúa el trámite de extradición, una muerte sacude la megacausa contra Dirisio y Nardi

El lunes pasado, a las 21, la policía paraguaya encontró el cuerpo sin vida de Silvia Elizabeth Nardi Aranda (30) en la habitación 408 del hotel Gran Nóbile, en Ciudad del Este, Paraguay. Estaba tendido sobre la cama. Al lado, una carta. Trascendió que en ella acusaba por las penurias actuales de su familia a su cuñado, Diego Dirisio, detenido en Córdoba, en el complejo carcelario de Bouwer desde el mes de febrero junto a su esposa, Julieta Nardi Aranda (41).

Se presume que el deceso se produjo por la ingesta excesiva de medicamentos. La hipótesis principal es el suicidio de la mujer porque las cámaras de video la muestran llegando sola al hotel y luego nadie ingresa a la habitación.

Las justicias paraguaya y brasileña consideran a Dirisio y a su esposa como los mayores contrabandistas de armas de Sudamérica. Habrían concretado la venta de decenas de miles de fusiles y pertrechos de fabricación europea a las bandas narco criminales más temibles de Brasil: el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho.

Qué pasa en Córdoba. El Juzgado Federal N°3, a cargo de Miguel Hugo Vaca Narvaja, lleva adelante el trámite de extradición solicitado por el juez federal de Bahía, Brasil, Fabio Moreira Ramiro, apenas se produjo la aprehensión de ambos en el barrio Colinas del Cerro, el viernes 2 de febrero último. Ese operativo fue realizado por Interpol Argentina, en coordinación con Interpol Brasil.

Dirisio y Nardi expresaron al juez Vaca Narvaja que desean permanecer en nuestro país. La defensa planteó la inconstitucionalidad del artículo 30 de la Ley de Cooperación Internacional en materia penal, pero el juez rechazó la petición y por apelación el expediente subió a la Cámara Federal de Córdoba.

Hallazgo casual. Como en muchísimas investigaciones criminales, el dato primigenio es apenas un indicio. Los comienzos de la pesquisa que terminó en la denominada ‘Operación Dakovo’ no fue la excepción.

El portal ABC Color de Asunción, Paraguay, publicó datos de la investigación.

El 23 de noviembre de 2020, en la ciudad de Vitória da Conquista, estado de Bahía (Brasil), la Policía Rodoviaria Federal inspeccionó un colectivo y detuvo a un pasajero que transportaba dos fusiles, 23 pistolas, cargadores y municiones. Con técnicas forenses, descubrieron que los números originales correspondían a una fábrica en la ciudad croata de Dakovo.

De ahí averiguaron qué empresa importaba los cargamentos. Llegaron a la firma International Auto Supply SA (IAS), con sede en Asunción. El presidente y propietario era Diego Dirisio y la vicepresidenta su esposa, Julieta Nardi. Encontraron también armas fabricadas en Eslovenia, República Checa y Turquía.

En todos los casos las importaba IAS a Paraguay. La pesquisa avanzó hacia las actividades de la firma de Dirisio. Se constató que hasta 2018 importaba armas desde Estados Unidos. Ese año fue bisagra. Según ABC Color, al advertir irregularidades, desde aquel país se cancelaron las ventas.

En Paraguay, las sospechas se extendieron hacia funcionarios de la Dirección de Material Bélico (Dimabel), que expedía los permisos de importación. Los pagos se hacían a través de un sistema que consiste en pequeñas transferencias de hasta US$ 5.000 a varios receptores a la vez. Se hacían giros a un contacto en Kansas, Estados Unidos, encargado de cancelar las operaciones en Europa.

El punto de encuentro para que el armamento pase a Brasil era Ciudad del Este, donde apareció muerta Silvia Nardi Aranda.

Su ubicación es estratégica: está en la triple frontera que comunican Argentina, Paraguay y Brasil. Allí es donde se sospecha se limaba la identificación de las armas para obstaculizar su rastreo.

La operación Dakovo, que desmembró la organización, se produjo el 5 de diciembre de 2023, después de tres años de investigación.

Dirisio y Nardi habían presentado meses antes un habeas corpus preventivo para evitar la detención. El recurso fue rechazado y por eso se dieron a la fuga, ingresando a la Argentina para instalarse en Córdoba. Aquella jornada hubo 12 detenciones, 22 procedimientos en Paraguay, 10 allanamientos en Brasil y uno en Estados Unidos. La causa tiene como implicados a empleados de la empresa IAS, un nexo financiero en Paraguay a quien la prensa paraguaya vinculó al presidente Santiago Peña. Hay varios militares detenidos, algunos con alta responsabilidad en las Fuerzas Armadas paraguayas.

Según la red O Globo de Brasil, habría conversaciones interceptadas donde Dirisio solicita al general Arturo González Ocampo interceder ante la Dimabel para conseguir autorizaciones.

Durante el operativo fueron detenidos e imputados numerosos compradores de las armas importadas por IAS: todos tienen pedido de extradición de Brasil, mientas que hay varios que continúan prófugos con alerta roja de Interpol.

Desde el inicio de las investigaciones, en tres años, se presume que IAS importó alrededor de 43.000 armas a Paraguay, moviendo alrededor de 1.200 millones de reales (US$ 244 millones), para luego venderlas a bandas criminales de Brasil. La empresa quedó desmantelada en diciembre pasado durante el operativo conjunto del que participaron la Policía Federal y la Fiscalía General de Brasil, la Secretaría Nacional Antidrogas del Paraguay y el Ministerio Público de ese país.

Dirisio y Nardi actualmente comparten equipo de defensa. Los asiste el abogado Francisco Onetto en el proceso de extradición que se sigue en los tribunales federales de Córdoba. En Paraguay, los defiende Napoleón Acosta, con quien se comunicó PERFIL CÓRDOBA. El letrado respondió que por el momento no brindará entrevistas.