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CóRDOBA
MARCADOS POR LA PANDEMIA

Negocio hotelero: mientras unos cierran otros invierten

Castigados por la pandemia y la larga cuarentena, hay empresas que no pueden o no quieren reabrir sus puertas y otras cuyos dueños apuestan a las inversiones. Los contrastes de cuatro casos en Córdoba.

Cierres o inversiones
ONAS. Inaugurado como hostel, cuando reabra lo hará con la tipología 'boutique' o 'design', con cinco nuevas habitaciones. | CEDOC PERFIL

Los primeros ‘avisos’ aparecieron cuando la pandemia transcurría la mitad del año, en plena cuarentena: había al menos cuatro hoteles de la ciudad cuya continuidad peligraba por la imposibilidad de trabajar, en el marco del aislamiento social preventivo obligatorio (Aspo).

Con la sumatoria de meses en esa situación y pese al paliativo que significó el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para afrontar el pago de salarios, los hoteles fueron anunciando cierres (o no reaperturas, en este caso), cuando no colgaron el cartel de ‘se vende’, como el Laplace de Villa Belgrano.

En un negocio de ‘caja diaria’, como la hotelería y la gastronomía, el no ingreso de dinero por facturación mientras el mantenimiento del establecimiento y los costos fijos (servicios, impuestos, tasas, etc.) seguían corriendo, conformaron una realidad imposible de mantener en el tiempo.

Y, al margen de la mayor o menor ‘espalda’ para sostenerse, hubo casos como el del empresario Euclides Bugliotti que conmocionó el mercado con el cierre definitivo del Superdomo Orfeo y su declaración de una posible reconversión en un negocio inmobiliario. Luego la situación adoptó otros matices, hasta políticos, y puede terminar judicializada.

Otro tanto ocurrió con el emblemático Sheraton Córdoba Hotel, el 5* de la empresa Quinto Centenario que opera bajo la insignia de la marca internacional Marriott. La decisión de no reabrir el establecimiento también hizo mucho ‘ruido’ en el ambiente y lo trascendió, ya que el interés por la situación tuvo eco a nivel nacional.

La empresa ratificó la decisión en distintas audiencias en el Ministerio de Trabajo y comenzó a ofrecer a su más de un centenar de empleados la salida de los ‘retiros voluntarios’.

Si bien la definición de ambos casos está pendiente, no faltaron miradas suspicaces que creyeron ver la intención de los empresarios de obtener alguna ayuda ‘extraordinaria’ de los estamentos oficiales.

Un hombre habituado a compartir ambos lados del mostrador (empresas y política) comentó en una mesa de café: “Después de todo, cuando algunos gobiernos necesitaron apoyo del ‘Tati’ (Bugliotti), lo tuvieron y con creces”, y recordó la salida de las crisis de 1995 y 2001/2002, que lo mostraron al empresario como favorecedor de la circulación de las cuasimonedas, Cecor y Lecop / Lecor, respectivamente.

 

Contrastes

Pero estas realidades contrastan fuertemente con las que presentan otros actores del sector hotelero, como Azur Real Hotel Boutique y Onas Hostel & Suites que, en plena crisis por la pandemia, decidieron invertir en el negocio.

En el caso del hotel ubicado en San Jerónimo 243 del Centro de la ciudad, suma el spa Baños de Azur, un circuito de aguas concebido al estilo de los antiguos baños romanos en un subsuelo con reminiscencias jesuíticas y único en el país.

Con una inversión de casi un millón de dólares, ubica al establecimiento y a Córdoba en el concierto internacional de este tipo de servicios, mientras se siguen introduciendo mejoras al proyecto. Ramiro Rodríguez, director de Azur, lo explica: “Estamos instalando lámparas UV, optimizando el sistema de ventilación e instalando equipos de ozono en algunas de las piletas”. Consultado sobre la ‘oportunidad’ de realizar estas inversiones, dice: “En realidad a este proyecto lo veníamos desarrollando hace tiempo y estábamos en un 80% de la obra; ante la aparición de la pandemia y todo este escenario y evaluando la incertidumbre en torno al turismo, vimos la necesidad de terminarlo y avanzar con otras propuestas para que los cordobeses, tanto capitalinos como del interior, puedan venir a pasar un día o un fin de semana y vivir una experiencia distinta en el lugar”.

“Analizamos la oportunidad de no depender tanto de la vuelta del turismo y, hasta que este se normalice, tener otras propuestas que nos permitan sostener el negocio. Nos parece que estos momentos son ‘al todo o nada’: o invertís y apostás a salir fortalecido o no salís”, afirma.

El otro caso de inversión en pandemia es el de Onas Hostel & Suites, de avenida Rafael Núñez 4264, en el corazón del Cerro de las Rosas, que muestra su frente cerrado por una empalizada. El motivo es que el edificio está en obras. El director de Onas, Bryan Lacuara, cuenta que se trata de una ampliación que estaba planificada antes de la cuarentena y luego se paró por la pandemia. Decididos a retomar las obras, avanzan con la construcción de cinco habitaciones en suite.

“Ahora vamos a tener 14 habitaciones en suite y una compartida, con la tipología de hostel. Pasaremos a ser un hotel boutique”, relata Lacuara. Y agrega: “Al ver que teníamos muy buena ocupación en las suites y aumentaba la demanda, y para lograr un punto de equilibrio, necesitábamos más habitaciones”.

–¿Esto implica que dejarán de lado la denominación ‘hostel’?

–Estamos estudiándolo, pero es posible que el nombre Onas no vaya acompañado de hostel. Sería un ‘hotel design’ u ‘hotel boutique’”.

La nueva área de suites estará habilitada en los próximos meses en el sector izquierdo del edificio, donde anteriormente estaba ubicado el bar, y Onas mostrará otras modificaciones y mejoras que también se están haciendo en paralelo.

El balance de la temporada dará la razón a unos u otros.