El próximo miércoles comenzará de manera oficial el ciclo lectivo 2022. Unos 820.000 estudiantes iniciarán un nuevo año educativo, el cual tendrá características particulares luego de 24 meses de pandemia que afectaron de manera sustancial al normal desarrollo de clases. Tras la llegada del coronavirus en 2020, este nuevo ciclo será el primero en retomar con presencialidad plena y sin las llamadas ‘burbujas sanitarias’.
La secretaria de Educación de Córdoba, Delia Provinciali, dialogó con PERFIL CÓRDOBA y detalló los alcances del impacto que la pandemia tuvo en las escuelas cordobesas. Además, explicó cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sistema educativo en este nuevo ciclo lectivo que comienza.
“La vuelta a la presencialidad plena, de alguna manera parece que nos hace volver a la normalidad prepandemia. Sin embargo, lo importante es que tenemos que volver a una escuela renovada, que haya logrado procesar y sobre todo recuperar aprendizajes muy importantes que fueron afectados en la pandemia”, expresó la funcionaria. Y agregó: “En la pandemia tuvimos que construir una escuela en la que toda la comunidad educativa puso en construcción una manera de funcionar, sobre la que no teníamos experiencia previa pero que dejó en evidencia viejos problemas que tiene el sistema educativo”.
—¿Cuáles son los ejes en los que hará foco el Ministerio de Educación para recuperar lo perdido?
—El ministerio ha priorizado tres programas que tienden a dar una respuesta a viejos problemas y también a los generados en la pande mia, que son principalmente las desigualdades de oportunidades de los estudiantes. Esos programas buscan poner el acento en desarrollar las capacidades básicas, como la oralidad, lectura y escritura, y en el pensamiento matemático. Este es un tema que debemos profundizar. Tenemos indicadores de las evaluaciones nacionales que indican que Córdoba se destaca en lengua, pero que nos muestran que en matemáticas no nos va bien, más allá de que nos va mejor que a otras provincias. Pero no es motivo para alegrarse ser mejores que los que no alcanzan los estándares necesarios.
—¿La pandemia profundizó estos problemas?
—Lo que la pandemia hizo fue visibilizar desigualdades en el acceso, más allá del trabajo enorme que tuvieron nuestros directores y equipos educativos de intentar llegar de cualquier modo a nuestros estudiantes.
—¿Cuántos chicos se alejaron del sistema educativo en estos últimos dos años?
—En esta provincia es muy bajo el porcentaje de chicos desvinculados por completo, pero nos preocupa la vinculación de baja densidad. Esto incluye a aquellos estudiantes que seguían conectados con la escuela, pero su posibilidad de seguir la trayectoria se vio interrumpida. No perdieron contacto, pero son los chicos con los que vamos a trabajar en recuperarlos y reparar el vínculo. Esta vinculación de baja densidad se dio en los dos niveles, tanto primario como secundario. La pandemia ha provocado otros efectos y los vamos a poder dimensionar en la medida que vaya transcurriendo el ciclo lectivo. Los docentes están preparándose en la reconstrucción del vínculo pedagógico docente-estudiante, y también entre los estudiantes que estarán en grupos completos, no divididos. El funcionamiento en burbujas provocó dificultades, ya que sabemos la importancia que tiene el poder estar con la totalidad de los compañeros.
—Varios grupos, entre ellos Padres Organizados, cuestionan el uso del barbijo en una pandemia que muchos dan por terminada. ¿Considera necesaria la imposición de barbijo a niños este año?
—En este tema hacemos un trabajo en conjunto con el Ministerio de Salud, que es la autoridad en la materia, y las recomendaciones que han dado de Cofesa (Consejo Federal de Salud). Se acordó la continuidad del barbijo como la mejor barrera para evitar contagios y como elemento para garantizar presencialidad plena. Insisto: hay que mirar experiencias en el mundo. Si queremos que la escuela sea el ámbito de cuidado de niñez y adolescencia, debemos seguir las indicaciones de las autoridades.