¿De qué hablamos cuando hablamos de copas en el fútbol de Córdoba? De orgullo, seguramente, si se tiene en cuenta que jugar la Libertadores o la Sudamericana es, ni más ni menos, que representar al deporte más tradicional y convocante de la Argentina en el ámbito internacional. De desafío, sin dudas, porque dirigentes, entrenadores y jugadores deben afrontar la experiencia con la ambición que requiere el caso y sin “morir en el intento”, lo que en buen romance significa no descuidar la competencia doméstica, la base de cualquier fortuna que se pueda llegar a amasar. De dinero, indefectiblemente, porque pertenecer al “círculo rojo” de la pelota sudamericana tiene sus privilegios y cotiza en dólares, y de paso habilita para abrir el juego y hacer algunos otros negocios. Que también pueden ser redondos.
Paso a paso
La Copa Sudamericana reparte U$S 36,1 millones en premios. Cada uno de los 44 participantes tiene asegurado un piso de 250 mil dólares por disputar la primera fase. El certamen se juega en llaves de ida y vuelta, y a los 22 ganadores de los cruces iniciales se suman en la segunda etapa otros 10 equipos de la Copa Libertadores.
Estos 32 conjuntos se aseguran 350 mil dólares más de ingresos por seguir en carrera. Si superan más obstáculos, los clubes podrán ir acumulando más ganancias según esta escala: U$S 375 mil (octavos de final), U$S 450 mil (cuartos de final), U$S 550 (semifinal), U$S 1,2 millones (subcampeón) y U$S 2,5 millones (campeón). O sea que adjudicarse el campeonato representa un ingreso global de U$S 4.475.000, el equivalente a casi 103 millones de pesos.
Un combo tentador
La Copa Libertadores constituye un objetivo más apetecible. No sólo por historia y por proyección (el campeón clasifica al Mundial de Clubes), sino también por los U$S 103,8 millones que el certamen distribuye entre sus 47 participantes. Jugar la etapa preliminar garantiza un mínimo de U$S 400 mil, con la chance de duplicar ese ingreso (segunda y tercera fase se juegan ida y vuelta).La presencia en la etapa de grupos, en cambio, asegura un combo de seis partidos y un ingreso de U$S 1,8 millones (U$S 600 mil por cada encuentro de local). De ahí en más, la continuidad cotiza en alza: U$S 750 mil (octavos de final), U$S 950 mil (cuartos de final), U$S 1,3 millón (semifinal), U$S 3 millones (subcampeón) y U$S 6 millones (campeón). Para el mejor de todos, el pozo acumulado suma U$S 10.800.000, lo que representa casi 250 millones de pesos.
Poder de convocatoria
Disputar un torneo internacional significa para los clubes más ingresos por rubros que suelen oscilar al compás del humor del hincha, como venta de indumentaria y merchandising, y también un incremento de la tarifa que pagan los sponsors. En el caso de los dos grandes de Córdoba, además, es garantía de estadios llenos.
En la temporada 2017/2018 Talleres tuvo el acompañamiento permanente de 40 mil personas que pagaron una cuota mensual promedio de $250 ($3.000 anual) y un abono semestral promedio de $1.700 ($3.400 anual), lo que le aseguró un ingreso de $256 millones. La “T” tiene la chance de ampliar en un 33% sus ganancias por recaudaciones, ya que el Estadio Kempes dispone de 60 mil ubicaciones. Si vende la experiencia copera como un producto aparte (con una entrada promedio de $450), podría llegar a embolsar hasta cerca de 27 millones por cada presentación de local.
En el caso de Belgrano, la entidad cuenta con 30 mil socios que pagan una mensualidad promedio de $250 ($3.000 anuales) y un abono anual promedio de $3.000, lo que implica un flujo de $180 millones. Si excluye a los juegos internacionales del “pack socio”, o apela al recurso de “El Día del Club” (con un ticket estimado en $350), podría recaudar $ 10,5 millones por encuentro en el Gigante de Alberdi.
Roce internacional
Talleres y Belgrano ya acreditan experiencia a nivel internacional. De hecho, el club de barrio Jardín es el único indirectamente afiliado a la AFA que dio una vuelta olímpica en el ámbito continental. Su primera participación fue la Copa Conmebol 1999, que se adjudicó tras eliminar sucesivamente a Independiente Petrolero de Sucre, Paraná de Curitiba, Universidad de Concepción de Chile y Sportivo Alagoano de Maceió.
Después la “T” jugó la Copa Mercosur 2001: ganó el Grupo D superando a Vélez, Sao Paulo y Peñarol y fue eliminado en cuartos de final por Gremio de Brasil. La última experiencia albiazul fue la Copa Libertadores 2002, en la que resultó tercero en el Grupo 7, que compartió con América de México, River y Cortuluá de Colombia. En total jugó 22 partidos, con 7 victorias, 8 empates y 7 derrotas.
El periplo de Belgrano tiene antecedentes más recientes: las participaciones en las ediciones 2013, 2015 y 2016 de la Copa Sudamericana. En esa competencia la “B” registra dos eliminaciones en primera fase (ante Vélez y Lanús, respectivamente) y otra en octavos de final ante Coritiba de Brasil, luego de dejar en el camino a Estudiantes de La Plata en la instancia previa. El conjunto de Alberdi disputó ocho encuentros, con 3 victorias, 1 empate y 4 traspiés.
Logros y chances diferidas
Talleres clasificó a la Sudamericana del año próximo. Mantiene chances de ir a la Libertadores, objetivo que alcanzará si Racing Club pierde ante Colón de Santa Fe el próximo lunes, si gana la Copa Argentina 2018 o si las definiciones de los torneos continentales en disputa liberan algún cupo para la Superliga. Esta alternativa se activará si algún equipo argentino que ya tiene el pase asegurado por otra vía gana la Libertadores 2018 o la Sudamericana 2018, o ambas.
Belgrano perdió anoche la chance de ir a la Sudamericana por la tabla general de la Superliga. Mantiene la posibilidad de clasificar a la Libertadores si gana la Copa Argentina 2018 o si es el mejor ubicado entre los que ya no hayan clasificado por otra vía. Esta última alternativa también está abierta para Racing de Nueva Italia y Sportivo Belgrano de San Francisco.
