“En este contexto tan complicado, la mayoría busca achicarse. Nosotros, en cambio, estamos invirtiendo y planificando expansión”. Con esa frase, Carlos Sabino, gerente general del Sanatorio de la Cañada, resume el espíritu de la institución que lidera y que, pese al escenario adverso para el sistema de salud, no detiene su marcha.
El directivo repasó los desafíos del sector privado sanitario, habló de las distorsiones en los costos, la falta de recursos humanos y la apuesta del grupo por crecer en todo el territorio cordobés. “El sistema viene muy castigado, sobre todo después de la pandemia. Los financiadores no acompañaron el ritmo de aumento de los costos, que llegaron a subir más del 300% en muchos insumos, muchos de ellos dolarizados”, explicó.
En la entrevista forma parte del Dossier de Salud, Estética y Bienestar de Punto a Punto, donde se destaca el papel de las instituciones que, incluso en tiempos difíciles, siguen apostando al desarrollo. Allí Sabino expresó que los aranceles no se actualizaron al mismo ritmo que los costos: “Nos quedamos muy atrás. Lo único que pudimos hacer fue trabajar con nuestros médicos para usar los insumos de forma más racional, sin afectar la calidad”.
La red del Sanatorio de la Cañada, que forma parte del Grupo GEA, tiene presencia en Córdoba Capital, Villa María, Río Tercero, Cosquín y Capilla del Monte, con un total de 350 camas y más de 1.800 colaboradores. En medio de un panorama difícil, Sabino asegura que el grupo tiene un plan claro: “Nuestro norte es seguir creciendo. Apostamos al interior, que suele estar olvidado cuando se habla de inversión en salud”.

Entre los proyectos en marcha se destacan la ampliación de la Guardia Central en Córdoba, con capacidad para 20 camas nuevas; la instalación de un resonador magnético de alto campo en Villa María; y la inauguración del Policlínico Pucará, exclusivo para pacientes PAMI, “porque entendemos que ese tipo de atención requiere otro ritmo, otro vínculo”.
Pero no todo es infraestructura. El gran cuello de botella hoy está en el recurso humano. “Ya es difícil conseguir médicos en Córdoba capital. En el interior, es directamente una misión imposible”, graficó. Frente a esto, el sanatorio redobló su rol como centro formador: “Hoy tenemos 50 residentes en distintas especialidades. No entiendo cómo se puede discutir que una residencia no sea paga. Es un trabajo de muchísima dedicación y debe ser reconocido”.
Sabino también habló de la digitalización y el uso creciente de Inteligencia Artificial: “Ya empezamos a usar IA en el análisis de imágenes diagnósticas. Pero lo importante es hacerlo con criterio clínico y sin perder el sentido humano”.
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Otro de los diferenciales que mencionó es el servicio de diagnóstico por imágenes, con turnos rápidos y resultados en menos de 48 horas, algo inusual en Córdoba. A esto se suma el fortalecimiento de servicios críticos como cardiología, cirugía cardiovascular y hemodinamia, que se posicionan como pilares en la estrategia de alta complejidad.
La red de Sanatorio de la Cañada funciona como un sistema articulado. “Nos derivamos pacientes internamente. Toda la alta complejidad se resuelve dentro de nuestra red, ya sea en Córdoba o en Villa María. Eso nos permite ofrecer continuidad y eficiencia”, explicó.
El turismo médico aún no es una prioridad, pero Sabino no lo descarta: “Es un foco de negocio a futuro. Por ahora, estamos concentrados en consolidar lo que tenemos”.