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RECORTE EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Tamarit: "Este gobierno va en la dirección contraria, la de destruir el conocimiento"

Para el exdecano de Famaf, la falta de una estrategia estatal clara y el desprecio hacia la ciencia marcan un retroceso preocupante.

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CONICET | CEDOC

El mundo atraviesa una de las transformaciones tecnológicas más profundas de las últimas décadas. Con una mirada crítica, Francisco Tamarit repasa el rol que Argentina supo tener desde lo empresarial y lo académico, pero advierte que la deriva política actual pone en peligro ese capital que llevó décadas construir. “Nos están dejando fuera del mapa del conocimiento”, sentencia, al referirse al accionar del actual gobierno, al que acusa de ejecutar un plan sistemático de desmantelamiento de las instituciones vinculadas al desarrollo tecnológico y científico.


–¿Dónde está parada Argentina?

–Desde el punto de vista académico, la periferia nunca tuvo nada que decir ni en la primera, ni en la segunda, ni en la tercera revolución tecnológica. Las vimos pasar sin participar, ya sea la de la máquina a vapor, la de la electricidad o la de la computadora. Pero desde la década de 1980, cuando se comienza a generar lo que llamamos “la primera primavera de la Inteligencia Artificial”, Argentina en sus universidades comienza a atesorar el estudio de la IA y Córdoba fue una de las primeras donde se hizo esto en América latina. En aquellos años eran grupos académicos que hacían temas extremadamente sofisticados, una matemática muy difícil, que requería mucha computación en una época en que no había muchas computadoras. Por otro lado, el sector privado ha sabido hacer de esta tecnología una herramienta para ganar competitividad. No es casual que las más grandes empresas en la Argentina hayan dejado de ser las petroleras, las alimenticias y las farmacéuticas para ser las tecnológicas. Hoy la empresa más grande de América latina es argentina y se basa en la Inteligencia Artificial. Tenemos potencial, pero falta terminar de entender qué quieren hacer los gobiernos, tanto el nacional como los provinciales con esta tecnología. No hay una claridad sobre el sentido geoestratégico de estas tecnologías y cómo esto va a afectar el posicionamiento de nuestras naciones. En América latina cada uno trabaja por separado y hoy cualquier país aislado es demasiado chico como para tener una ventaja comparativa. No sabemos aprovechar esta expertiz que tenemos en Argentina, tanto desde el punto de vista académico como empresarial, para que nos pueda ayudar a mejorar, a hacer sociedades más justas. Este Gobierno nacional va claramente en la dirección contraria, la de destruir el conocimiento, acabar con la academia. Es paradójico que un gobierno que se autopercibe como admirador de las tecnologías al mismo tiempo sea un destructor de todo el conocimiento que le da sostén a la tecnología. Lo vemos con el Inta, con el Inti, con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, con la Comisión Nacional de Energía Atómica; el desprecio no es sólo con la ciencia sino también con la tecnología.

–La motosierra contra el conocimiento…

–Los académicos fuimos explícitamente excluidos, somos como los olvidados. Pero no es un olvido, esto es una ejecución bien orquestada, un desprecio profundo por la Universidad. Lo podés leer en los pensadores que dan sustento al presidente Milei, los anarcocapitalistas. Es realmente triste que haya semejante desprecio y también implica un papel de subordinación, porque no están diciendo que no hay que producir conocimiento, están diciendo que nosotros no tenemos que producirlo.