CULTURA
Aniversario

Adrián Guida, el último cantor de Pugliese, que murió después del día del tango

Un edema pulmonar se llevó a los 29 años al cantor. Había ingresado en la orquesta del maestro con apenas 16 años y tuvo su noche de gloria cuando dieron un gran concierto en el Teatro Colón, en 1985.

Adrián Guida
Adrián Guida | Cedoc Perfil y archivo personal Carlos Piro

Poco antes de conocer a Adrián Guida, don Osvaldo Pugliese compuso y grabó un tango que bautizó Madrugados bien temprano, y le puso su voz para dedicárselo a “aquellos tangueros a los que la muerte los madrugó bien temprano… De no haber sido así, cuántas cosas lindas nos hubiesen seguido dando”, y nombró a Aníbal ‘Pichco’ Troilo, Orlando Goñi y Enrique Mario Francini, entre otros.

Nunca pensó que aquel pibito surgido de Grandes Valores del Tango, el programa de Alejandro Romay y Silvio Soldán, al que Charly García, sin decirlo, le dedicó su canción A los jóvenes de ayer, sería otro de los “madrugados bien temprano”. Porque a Adrián se lo llevó un edema pulmonar poco antes de cumplir treinta años, en la tarde del 12 de diciembre de 1994. En la víspera de su muerte – Día del tango, en homenaje a los natalicios de Carlos Gardel y de Julio de Caro- había debutado como cantante del Sexteto Arrabal, conformado con otros músicos de la orquesta de Pugliese previo “permiso” del maestro, en un homenaje a Juan Carlos Copes y María Nieves, en Casablanca y había cantado “Regalo de Reyes”. También esa noche había actuado con la Orquesta de Pugliese en el cierre de la Semana del Tango, en el Centro Cultural Recoleta.

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Adrián fue un chico de otra época, a contramano de las modas de su tiempo. Había nacido el 26 de marzo de 1965 en la ciudad de Buenos Aires y desde siempre había amado el tango. A los 14 años ganó uno de los concursos de jóvenes talentos del ciclo de Canal 9, con un estilo que recordaba a los grandes cantores de la década del ’40, a los que admiraba, especialmente a Raúl Berón, a Julio Martel y a Alberto Morán. Y por supuesto, su faro, como el de todo tanguero de bien, era Carlos Gardel, al que le admiraba hasta los defectos. Ni rock nacional, ni The Beatles, ni nada que se le parezca entraban en sus gustos.

Su arte y su voz habían llamado la atención en la televisión y en clubes de su barrio, pero su ingreso a los 16 años a la Orquesta de Osvaldo Pugliese fue tocar el cielo con las manos para él. El viejo maestro, siempre abierto a escuchar, a aprender y a sumar talentos, lo incorporó a su equipo, convirtiéndolo en el cantor más joven de la historia de su orquesta. Y Guida arrancó bien arriba: su presentación en las grandes ligas de la música ciudadana fue en el 75° aniversario de Pugliese en el Stadium Luna Park, que lo ovacionó.

Adrián Guida
Adrián Guida en Grandes Valores del Tango.

Adrián se hizo un lugar en la exigente selección de músicos que comandaba Pugliese, compartiendo cartel con Abel Córdoba, otro 'recordman' de la orquesta, en la que debutó en 1964 y permaneció hasta la muerte del maestro en 1995. Lo había recomendado su “madrina artística”, Nelly Vázquez y en la prueba qe le tomó Pugliese le bastó con tres tangos para aprobar el examen de ingreso al paraíso: Bailemos, Son cosas olvidadas y Galleguita.

“Empecé a cantar en mi casa, siendo apenas una criatura”, contaba Guida. “Empecé a sentir el tango porque nací en un conventillo. En la pieza ‘se llovía’ y los inquilinos cantaban y silbaban tangos todo el día. Después estudié vocalización y cantaba en los clubes de mi barrio acompañado por el guitarrista Toto Serrano. Pero ‘el sueño del pibe’ se me dio cuando el maestro me tomó para su orquesta. ¡Yo cantando con Pugliese! ¡Era increíble!”, decía en los reportajes.

Adrián Guida
Adrián Guida ensayando con Osvaldo Pugliese al piano.

Su primer desafío fue grabar en el disco “Futuro”, donde Pugliese le dio espacio a diez jóvenes cantantes. Luego participó con la orquesta de giras por el Europa, actuó en el concierto “Finalmente juntos”, que unió a Pugliese con Astor Piazzolla en los Países Bajos y tuvo su noche de gloria el 26 de diciembre de 1985 cuando Pugliese llegó al Teatro Colón. También participó de las últimas grabaciones de la orquesta, cada vez más espaciadas. En el disco dejó su impronta gardeliana y tradicional. Prefería los tangos clásicos a las nuevas formas que aparecían. Sí, uno de sus éxitos fue Quinto año, pero a la hora de elegir, Guida prefería cantar Almagro, que estaba pegado a su corazón y al de su Boedo querido, Calor de hogar o el mítico Volver, del repertorio gardeliano o “Vieja amiga”, que había inmortalizado Floreal Ruiz, versiones que solía escuchar hasta la madrugada en viejos discos de 78 RPM después de sus actuaciones. “Ese ‘Alberto Morancito”, lo definió para siempre Carlos Marcelo Thiery, sintetizando como nadie lo que fue Adrián Guida en la orquesta de Pugliese en los años ’80.

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“No sé qué pasa… La vida está liquidando a todos los tangueros. A mí también me está esperando”, decía Pugliese en la despedida de Adrián Guida. Lo quería como a un hijo, lo aconsejaba y lo guiaba en la vida, más allá de la profesión. Su muerte, como la de su nieto Osvaldo, minaron las fuerzas del viejo maestro y apenas lo sobrevivió unos meses.

“Me hubiera gustado verte/ Carlitos Gardel añoso/Con el cabello canoso/ pero tenerte tenerte” cantaba Guida a su amado Zorzal Criollo en la orquesta de Pugliese junto a Abel Córdoba en Milonga para Gardel. Como nos hubiera gustado ver a Adrián Guida ‘añoso’ y con el ‘cabello canoso’ si ‘la parca’ no lo hubiera madrugado bien temprano…