El 13 de octubre Netflix estrenó “The Watcher” ("Vigilante" en español), una serie de siete episodios inspirada en la historia real de la familia Braddus. La producción dirigida por Ian Brennan y Ryan Murphy, las mentes detrás del éxito de "Monstruo: La Historia de Jeffrey Dahmer", se coronó como la más vista en más de 60 países e incluso en el mismo día de su lanzamiento se posicionó como la número 1 en la plataforma, quitándole ese puesto al programa sobre "el Carnicero de Milwaukee”.
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La historia protagonizada por Naomi Watts (Nora) y Bobby Cannavale (Dean Brannock) sigue la vida de la familia Brannock luego de mudarse a la casa de sus sueños ubicada en el 657 Boulevard de la ciudad de Westfield. Sin embargo, su estadía se dificulta cuando comienzan a recibir extrañas cartas sin remitente firmadas por "El Vigilante”, quien no solo conoce detalles personales de sus vidas, sino que también realiza afirmaciones tales como que la residencia necesitaba “sangre joven”. “Cartas inquietantes. Vecinos extraños. Amenazas siniestras. Una familia se muda a la casa de sus sueños, pero pronto descubre que ha heredado una pesadilla”, detalla la sinopsis oficial de la serie.
La verdadera historia de los Broaddus
"The Watcher" está inspirada en la historia real de la familia Broaddus compuesta por Derek y Mary Broaddus y sus tres hijos, quienes recibieron tres cartas del Vigilante. Al momento de los hechos, la pareja tenía alrededor de treinta años, mientras que los niños 5, 8 y 10 años.
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En junio de 2014, el matrimonio compró por 1,3 millones de dólares una propiedad de 364 metros cuadrados con seis dormitorios ubicada, al igual que en la serie, en el 657 Boulevard de la ciudad de Westfield, Nueva Jersey. Tres días después de recibir la llave, llegó la primera misiva a la familia, dirigida a “M/M Broaddus”.
“Queridos vecinos del 657 Boulevard, permítanme darles la bienvenida al vecindario. 657 Boulevard ha sido el objeto de mi familia durante décadas y, a medida que se acerca su cumpleaños número 110, me han puesto a cargo de observar y esperar su segunda venida. Mi abuelo vigilaba la casa en la década de 1920 y mi padre observaba en la década de 1960. Ahora es mi momento. ¿Conoces la historia de la casa? ¿Sabes lo que hay dentro de las paredes de 657 Boulevard? ¿Por qué estás aquí? Lo voy a averiguar” decía la primera carta.
A lo largo de las siguientes seis semanas, recibieron otras dos misivas. En todos los casos, el sobre estaba escrito a mano mientras que para la carta se había utilizado una máquina de escribir. En sus textos, el Vigilante también incluía detalles sobre las actividades cotidianas que realizaba la familia en su hogar: “Todas las ventanas y puertas en 657 me permiten observarte y rastrearte mientras te mueves por la casa”.
Según los Broaddus, el remitente también había solicitado “sangre joven” para la mansión: “¿Necesitas llenar la casa con la sangre joven que te pedí? Mejor para mí. Una vez que sepa sus nombres [refiriéndose a los hijos de la pareja], los llamaré y los dibujaré”. Ante estas amenazas, la pareja decidió no mudarse a la casa debido al “posible daño” al que se exponían ellos y los niños. Sin embargo, el Vigilante también se enteró de esta resolución, escribiendo en la tercera y última carta: “¿A dónde fueron? Boulevard 657 los extraña”.
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En junio de 2016, la policía abrió la investigación del caso, pero lo único que lograron concluir fue que las muestras de ADN en las cartas arrojaron la posibilidad de que el Vigilante fuera una mujer.
Finalmente, en 2019 la pareja vendió la casa a una joven familia por 959.000 dólares. Además, les escribieron a los compradores una nota donde expresaban que “No les deseaban nada más que la paz y tranquilidad que alguna vez soñamos en esta casa”. Sumado a esto, incluyeron una foto de una de las misivas del remitente misterioso, en caso de que les escribiera a los nuevos habitantes de Boulevard 657, cosa que no sucedió.
Según el medio británico Daily Mail, los residentes previos desconocían de la existencia del Vigilante o de las cartas, a pesar de que supuestamente la casa había sido vigilada por el abuelo y bisabuelo del acosador de los Broaddus. Al respecto, Matthew Bakes, que creció durante la década del ’60 allí, sostuvo que “nunca recibieron ninguna carta” y que el hecho lo “tomaba por sorpresa”. Sumado a esto, los Woods, quienes les vendieron la casa a los Broaddus, tampoco habían sido molestados, pero sí habían recibido una misiva, a la cual no le dieron importancia y tiraron a la basura.
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