En el Suplemento Cultura de Diario PERFIL, ofrecemos cada semana "Narcolepsia - Coordenadas para una aproximación a la poesía", y el elegido de este domingo 7 de marzo es Quédate con tu Borges, del chileno Nicanor Parra:
Él te ofrece el recuerdo de un rosa amarilla
Vista al anochecer
Años antes de que tú nacieras
Interesante puchas qué interesante
En cambio yo no te prometo nada
ni dinero ni sexo ni poesía
un yogurt es lo + que podría ofrecerte
Nicanor Parra (1914, San Fabián – 2018 La Reina) fue un poeta, matemático, ambientalista y físico chileno que produjo un corte radical en la poesía hispanoamericana, dando origen a un nuevo modelo literario: el antipoema.
Cuando Parra publica Poemas y antipoemas en 1954, lo que prevalecía en la atmósfera del campo era la oscuridad lírica, la sobrecarga metafórica, un discurso monológico (canto solitario nerudiano) que tenía como eje al poeta mago y alquimista creador y centro del mundo.
Parra, que si bien tenía todas las herramientas y el camino abierto para convertirse en un gran cultivador del verso tradicional, optó por introducir un juego dialéctico y desmitificador en su discurso lírico. Porque si de algo se nutren los antipoemas es del verso tradicional, de forma reactiva y parasitaria, enriquecidos (como a él mismo le gustaba decir) con cierto “surrealismo criollo”.
El prosaísmo y el habla coloquial, dos elementos claves de la antipoesía, sirven para introducir el arma más efectiva de su proyecto, esto es, la parodia y la ironía.
Maestro de contenido y forma, y bajo este método efectivo, Parra combinaba el lenguaje poético convencional con el tono burlesco y trillado, mezclados todos con un notable uso del endecasílabo blanco y modas tan diversas como el estilo barroco, simbolista y neopopular.
El llamado de una poesía del amanecer, cuyos propósitos deja muy claro Parra en su “Manifiesto” (Los poetas bajaron del Olimpo (…) / A diferencia de nuestros mayores / —Y esto lo digo con respeto— / Nosotros sostenemos / que el poeta no es un alquimista / El poeta es un hombre como todos / Un albañil que construye su muro: / Un constructor de puertas y ventanas. / Nosotros conversamos / En el lenguaje de todos los días / No creemos en signos cabalísticos”) se diferencia del ego creador, acultural y ahistoricista de Neruda, anclado en un específico eje creador.
La poesía de Parra es dialógica, construida socialmente por “un hombre como todos”. Por eso no debe confundirse con la llamada poesía de la experiencia española, donde el sujeto lírico reproduce de forma estéril desde su “yo” un andamiaje meramente descriptivo de su vivencia.
La claridad de Nicanor Parra es prosaica desde lo verosímil, verificable así como la poesía que uno experimenta en su propia vida.