Fernando Marín tiene, entre sus manos, un documento que en octubre deberá enviarle al presidente Mauricio Macri. Es un primer borrador que, mientras habla, agarra, relee y suelta. En esas hojas, más allá de eufemismos, está el certificado de defunción del Fútbol para Todos. La muerte burocrática del programa que comenzó en 2009 y terminará en pocos meses, cuando una empresa se haga cargo de la televisación de los partidos. “Me parece un disparate que lo tenga el Estado. Más con las prioridades que tiene este gobierno”, dice el director de FpT.
—¿Y este final para cuándo sería?
—La decisión del presidente es terminar el 31 de diciembre. Nosotros estimamos con el secretario general de Presidencia, Fernando De Andreis, finalizar en octubre un primer documento de rescisión. Ahora que la AFA se ordenó a través de la comisión normalizadora, comenzamos a elaborar este documento, que nos va a desvincular.
—Usted dice que se termina el FpT. Incluso los clubes pidieron rescindir. ¿Por qué, entonces, se firmó un acuerdo hasta junio de 2017?
—Porque nosotros no podíamos decir de la nada “se acabó, no va más”. Las tratativas que estamos haciendo es decirles a los candidatos que tienen que mantener este principio de gratuidad hasta 2019, casi como una condición. En ninguna parte del mundo el fútbol premium es gratis. Hay partidos, hay distintas formas de verlo, pero se puede llegar a hacer un mix sin que intervenga el Estado.
—En Turner, una de las empresas interesadas, dicen que es imposible sostener la gratuidad hasta 2019, como prometió el Presidente en campaña.
—Hay que dividir esto en dos: gratuidad y Turner. Primero, como Turner se acercó y el Gobierno transparenta todo, el tema se personificó en Turner. Pero también recibió a Fox, a IMG, a Clarín, a Mediapro, a los árabes. Está bueno que se interesen, con el descalabro que representaba para el mundo el fútbol argentino. Por otro lado, yo considero que la gratuidad desde 2009 es una mentira.
—¿Por qué?
—Porque creo que los cableoperadores diluyeron el costo fútbol en el abono. Es una gratuidad ficticia. Al FpT lo usaron como propaganda política. No te sentabas a ver un partido, te sentabas a ver cortes publicitarios de la Presidencia, de sus obras.
Marín dice que “transpira comunicación”. Que es un hombre que surgió y creció en ese ámbito: el de la publicidad, el de las pantallas. Siempre estuvo detrás de cámara. Y saltó del otro lado cuando se convirtió en el presidente de Blanquiceleste, la empresa que gerenció Racing entre 2001 y 2008. “Algunos dirigentes dicen que soy un privatizador. ¿Qué carajo saben? Yo escondí a Pepe Eliaschev en un departamento porque lo quería matar la dictadura, tuve a Adolfo Castello laburando conmigo. Fui siempre un pluralista ideológico”, asegura.
—En un referendo, los socios de Racing votaron en contra de las sociedades anónimas en el fútbol. Fue 99% a 1%. ¿Lo tomó como una rechazo a su gestión?
—Hay una equivocación de apreciación. Víctor Blanco me merece todo el respeto, está haciendo una gestión transparente. El manifestó que yo le había hecho bien a Racing. No soy un altruista: yo actué en representación de una empresa que hizo una gran inversión y que fue a pérdida porque no tuvo el retorno que esperaban los inversores.
—El Gobierno promueve la llegada de las S.A., imitando el modelo español, y los hinchas y algunas comisiones directivas se oponen.
—El Gobierno no lo promueve, lo promueve FIFA. El Gobierno promueve modernizar los estatutos de la AFA. Y bajo ese paraguas, se contempla que si un club desea convertirse por decisión de mayoría de los socios en S.A. o concesionar una parte, lo pueda hacer. Es decir la verdad. Las S.A. son ruedas de auxilio que tiene el fútbol. Para mí, el punto ideal es una asociación civil sin fines de lucro. Ahora, supongamos que a ese club lo afanaron, lo gestionaron mal o tiene pocos socios, y una serie de benefactores o de socios dice: “Che, hagamos una sociedad anónima”. Bueno, que AFA, a través de su reglamento, pueda habilitar eso. No que los obligue a hacerlo por debajo de la mesa. En España, por ejemplo, hay veinte o treinta sociedades anónimas.
—¿Cómo ve a Armando Pérez?
—Es un hombre puente, ideal para encauzar la AFA. Sabe que termina FpT, sabe que tiene que administrar con los clubes los derechos, sabe que la Superliga debe reincorporarse al fútbol. Se encontró con un caos. Pero si todo se mancomuna, la AFA da ganancia, se tiene que equilibrar. Hoy tenemos un campeonato federal que es un disparate. Lo único que hace es trastornar el fútbol, resquebrajar las economías y también poner el foco en la seguridad, algo que sí le corresponde al Estado: darle la tranquilidad a la madre de que el chico vaya a la cancha y no vuelva ni violado ni afanado ni muerto.
—Pero el Estado, que se había comprometido a costear los operativos, aún no lo concretó.
—En diez meses se hicieron intenciones. El Ministerio de Seguridad está implementando medidas. Está tratando de encontrar el camino que conjugue las posibilidades de las distintas provincias. Llegar a un fútbol seguro va a llevar al menos un par de años. Por eso propuse convocar a todos los actores para firmar un acta con objetivos sólidos.
—Un grupo de dirigentes denunció ante FIFA la injerencia del Gobierno en temas de la AFA. Incluso se molestaron con usted por haber estado en la reunión con Bauza.
—No les contesto porque hay un nombramiento formal de FIFA que dice que soy “controller”. Cuando se hizo la conferencia de prensa en la que se presentó la normalizadora, el representante de la FIFA me nombró delante de todos los periodistas. Muchos tienen amnesia. A los tres días estaba en la casa de Pérez y llegó Bauza. ¿Qué tenía que hacer? ¿Salir corriendo? Yo me quedé callado. Después dio la casualidad de que eligieron a Bauza, pero no tuve ninguna implicancia.
—¿Cómo se lleva con Angelici?
—Hay cosas de él que lógicamente no comparto. Creo que es un tipo que se rompe el alma por Boca. Creo que es totalmente fiel y amigo del Presidente. Sus modos, que son de fábrica, le invalidan lo eficiente que es. Pero somos dos caballos que tenemos el mismo cuidador, que es Mauricio. Por eso, con Angelici cada día me llevo mejor.