Digamos algo desde el arranque: Boca es un equipo insoportable. Un gol es casi una condena, el final del partido. Por más que lo haga en los primeros minutos del primer tiempo. Boca festeja y, a partir de ahí, si su defensa estaba cerrada, se compacta aún más y construye una especie de doble muralla sobre su área. A la primera muralla la levantan Izquierdoz, Lisandro López y todos los demás defensores y volantes. Si por alguna razón el rival pasa esa primera muralla, ahí aparece la segunda: Esteban Andrada.
Ayer en el Nuevo Gasómetro pasó todo eso. San Lorenzo cayó en la redada xeneize, que neutralizó a los creadores azulgranas y llevó el partido a esa atmósfera espesa, poco vistosa pero conveniente. Lo sintetizó Carlos Tevez luego del partido: “Somos un equipo molesto”. Boca molesta. Gustavo Alfaro molesta. Y San Lorenzo ayer jugó molesto durante todo el partido. Se notó al principio y al final.
Era un día hermoso para ir a la cancha. Sol, clima templado, inicio de la primavera. El marco validaba esa idea: el Gasómetro estaba repleto. Los hinchas azulgranas fueron con la ilusión y también con la historia de su lado: ni bien salieron los equipos se escuchó el hit de cada clásico. El “que nacieron hijos nuestros” no se mancha, más allá de las discusiones acerca de si contar o no el historial con partidos amateur.
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Pero lo lindo que estaba el día no se reflejó en el campo. Con este Boca pasa eso: da lecciones de táctica y estratégica, demuele poco a poco a sus rivales, pero no regala mucho más.
En el primer tiempo no hubo un predominio de uno sobre el otro. San Lorenzo intentó algo, de manera tímida, cuando se juntaban los hermanos Romero por la izquierda. Pero nunca se lograron asociar para generar peligro real. Boca no tenía un conductor, aunque Villa en la mayoría de las oportunidades era el canal de ataque de un equipo que apostó a las contras rápidas y al juego aéreo. De hecho, todo el peligro xeneize fue por arriba: un centro que Capaldo desperdició abajo del arco, un gol bien anulado tras un tiro libre y el gol, sobre la hora, de Lisandro López. El defensor saltó y casi con la nuca puso el 1-0. Fue luego de un córner flotado por derecha que pedía la salida de Navarro, pero Navarro nunca salió.
San Lorenzo tuvo la posesión pero nunca el dominio en el segundo tiempo. No fue punzante, mostró fragilidad en defensa y encima padecía el murmullo de la gente, fastidiada por la falta de ideas claras y de jugadas que implicaran un riesgo para Andrada. Y cuando eso sucedió, Andrada respondió con sobriedad. Como si no le pesara el récord que acababa de romper. Después de responder una, dos y tres veces, ya sobre la hora, cuando todo estaba juzgado, Hurtado decoró el resultado. El triunfo de Boca, como casi siempre en esta era, estaba asegurado desde antes.
Andrada record
◆ El arquero de Boca batió el record de valla invicta desde el comienzo de un torneo: acumula 630 en esta Superliga y superó la marca de Agustín Cejas, de 586 en Racing durante 1966.
◆ “Son estadísticas. Uno no piensa en eso cuando sale a la cancha. Pero me pone contento”, declaró anoche Andrada.
◆ “Sabíamos que Boca se iba a parar bien cerradito, compacto. No pudimos hacer nuestro juego”, dijo Oscar Romero.
