ECOLOGíA
AGRICULTURA FAMILIAR

“Dulzura y bravura”: la fórmula para resistir en el campo y apostar a la agroecología

Este método productivo y las buenas prácticas agrícolas y ganaderas se plantean como un punto de inflexión para frenar la problemática de la erosión y las dificultades de fertilidad que podrían tener los suelos.

Las aptitudes claves que los pequeños productores
Las aptitudes claves que los pequeños productores | CEDOC PERFIL

La agricultura familiar mantiene un espíritu de lucha permanente en la Argentina ante la falta de políticas que faciliten el desarrollo de la actividad agropecuaria. Así lo entienden pequeños agricultores que producen a baja escala y, en especial, las mujeres dedicadas durante toda su vida a producir y vivir en las zonas rurales.

Desde Coronel Moldes, en el departamento cordobés de Río Cuarto, la ingeniera agrónoma Luciana Sagripanti se alza como referente. Defiende con fuerza la agroecología como una herramienta clave tanto para el cuidado del suelo como para mejorar potenciar la calidad de los alimentos, tanto vegetales como animales.

“Yo sé que muchos imaginan que hay que ser brava en el campo para sobrevivir siendo mujer, pero yo digo que también hay que ser muy dulce para hacerlo. Porque para poder admirar y disfrutar esta vida, hay que tener una conexión y una profundidad, que no se logra si siempre se está enojado”, reconoció Luciana en diálogo con Nuestra Tierra, que se emite por Radio Perfil.

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Las aptitudes claves que los pequeños productores
Luciana Sagripanti, ingeniera agrónoma

La productora cordobesa aseguró que el arraigo en el campo se alcanza “cuando se es agradecida a la vida por poder estar en este espacio que habitas. Por eso hacen falta las dos cosas para vivir en el campo: hace falta mucha dulzura y también mucha bravura. Trabajé mucho para tener una vida muy bonita, sosteniendo el campo y haciendo lo que quiero”.

Graduada como ingeniera agrónoma hace 25 años, Sagripanti consolidó desde su establecimiento en General Moldes, en el sur de Córdoba, un modelo basado en el cuidado de la tierra y en la atención a cada detalle de la producción agroecológica que promueve.

Esta productora agropecuaria, cuarta generación de una familia dedicada al trabajo en el campo, es una férrea defensora de las buenas prácticas agrícolas y del cuidado extremo de los animales. Actualmente también coordina un grupo identificado como Nueva Semilla.

”Este campo ya lo trabajó mi bisabuelo y yo soy hija de chacareros y tamberos. Y a mis 47 años, no concibo otra forma de habitar el campo que no sea como una lucha diaria. Nunca me tocó vivir un ambiente favorable para que la agricultura familiar se desarrolle. Incluso mi madre y mi abuela han tenido esa sensación: la de estar siempre amenazadas por el éxodo rural, estando siempre presente esa sensación de lucha”, reconoció Luciana, quien además consignó que a las productoras mujeres “el acceso de los recursos están totalmente limitados. Por ejemplo, la tenencia de la tierra es acotada, tanto en la Argentina como en el mundo”.

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Defensa de la agroecología

Según Sagripanti, “la agroecología es una forma de vida. En mi vida como productora, lo que intento es no tener un impacto negativo sobre los recursos de la tierra. Procuro que sea un círculo virtuoso. Hay que sanar la tierra y esto es algo que reporta muchos beneficios en productividad e incluso en generación de empleo. Hay que ser consciente del rol social que tiene el productor, y allí, lo que se quiere para nuestras familias, que es el alimento que produzco y vendo”.

“Tras recibirme de agrónoma hace 25 años, comencé a trabajar el campo en Coronel Moldes: allí se movía el suelo y había una gran erosión eólica e hídrica. Además, se utilizaban agroquímicos. Teníamos el campo tremendamente degradado. Por ello, había que replantar y obtener una baja productividad. Pero cuando comenzamos a aplicar nuevas técnicas, que promueven la restauración del suelo y también la fertilidad, a los dos o tres años vimos grandes cambios”.

Las aptitudes claves que los pequeños productores

Al describir su experiencia, Sagripanti destacó los beneficios de una agricultura sustentable y diversa: “Hoy mi campo es muy productivo. Está dedicado a la cría de ganado bovino; intentamos hacer ciclo completo, pero también potenciamos la diversidad y no el monocultivo. En nuestros rodeos buscamos recuperar la rusticidad incorporando genética criolla, aunque sean cruza. Frente al cambio climático, este tipo de razas mejora notablemente los índices productivos y bajaron muchísimo los problemas de enfermedades. Así logramos bajar mucho el gasto en antibióticos y desparasitarios”.

Frente a los desafíos que debe afrontar el pequeño productor en el interior del país, Sagripanti reconoció que los números no cierran.

"Una de las limitaciones está puesta sobre la tenencia de la tierra, sabiendo que, sobre un campo alquilado, los números no dan para producir. Y la mayor dificultad está en competir hoy con grandes productores agroindustriales”, advirtió.