Si bien cuando estaba en la gestión también se las rebuscaba para relajarse, como en aquel fin de semana de agosto en Río de Janeiro cuando el dólar oscilaba tranquilo en $ 30 pesos antes de la última corrida, Luis Caputo reapareció esta semana con un indisimulable gesto de alivio, como el de quien se sacó un enorme peso de encima. Esa nueva vida, sin embargo, no lo alejó del poder: sigue hablando periódicamente con el presidente Mauricio Macri, brinda asesoramiento financiero light y no descuida el frente judicial, donde hasta ahora ha salido airoso de las denuncias sobre su paso como funcionario del Estado.
De hecho, el ministro de Finanzas primero y presidente del Banco Central después en la administración de Cambiemos, llegado a mencionar como “el Messi de la deuda” por su olfato para atraer inversores, se paró el martes en la puerta de entrada al Salón Versailles del Hotel Alvear, donde iba a disertar el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y no dejaba a nadie sin saludar. Había llegado invitado por el financista Juan Nápoli, con quien compartió la mesa número seis, y combinaba sonrisas con comentarios de indesmentible alegría con empresarios como Adelmo Gabbi, de la Bolsa, o Fernán Saguier, de La Nación.
“Es por River, es por River”, decía al pasar el habitué de los palcos del Monumental para explicar su buen humor. Pasar por la función pública para un lobo de Wall Street no fue fácil. Tuvo la cintura en su momento para consguir crédito antes de que se dispararan las tasas y para pasar sus ahorros de Lebacs a dólares antes del salto desde los $ 19 de marzo de 2018. Pero igualmente aún hoy se define como tímido y dice que sufría aquella exposición, por lo que hoy disfruta estar afuera.
Qué dejó la gestión de Luis Caputo
Otros, sin embargo, ven detrás de ese gesto confortable cierto sabor a revancha desde que el Fondo Monetario de algún modo le dio la razón al darle al Banco Central la venia para que intervenga y frene el dólar. Ese había sido su pedido en agosto pasado cuando terminó eyectado del organismo monetario antes de la llegada de Guido Sandleris y el segundo acuerdo para la Casa Rosada. Hasta le escribió un chat a Roberto Cardarelli, el italiano encargado de la misión argentina, para valorar su pragmatismo. “No por agrandado, eh”, aclaraba risueño. “La realidad los convenció”, entiende.
Hoy, los que hablan con Caputo cuentan que sigue cerca de la Residencia de Olivos, y que de hecho comparte algunos partidos de paddle con el jefe de Estado, con quien sigue hablando de economía. Dice al mismo tiempo estar lejos de volver al sector privado, aunque despunta el asesoramiento financiero en algunos “calls” diarios, donde admite que es posible el escenario “Alberto presidente” y descarta cualquier plan Vidal: “Mauricio va de cabeza”, considera hacia las elecciones. Pero trabaja poco, asegura: su entorno enfatiza que está abocado a su familia “después de 30 años de estrés”.
Habría que ver, en tanto, cómo le iría si algún día volviera a las grandes ligas de las grandes finanzas donde se hizo, como en el Deutsche Bank o el JP Morgan. “No puede poner un pie en Wall Street porque los inversores le pasan factura por la magnitud de colocación de deuda que hizo en enero de 2018 que dejó a los inversores sobreexpuestos con la Argentina”, dice un representante de grandes fondos que opera en el país que todavía recuerda el “éxito” del bono centenario, que luego llegó a bajar casi 30%.
El FMI reconoció que subestimó la inflación y la crisis económica argentina
Es que en los tiempos de bonanza y con Macri de moda en la Gran Manzana, Caputo fue la cara del país “que estaba cambiando” y al que todos le querían prestar. “Y los convenció incluso del bono a cien años, para después meter el impuesto a la renta financiera y más tarde irse”, rezonga otro broker.
Otro representante de ese influyente mundo también se la tiene jurada, porque considera que Caputo pecó de soberbio cuando era secretario de Finanzas e incluso con malos tratos condenaba cualquier objeción a su estrategia de endeudamiento. “Toto”, primo hermano de Nicky Caputo, hermano de la vida del Presidente, y hombre del colegio Cardenal Newman, pasará a la historia sin duda como la cara del rasgo más saliente de la política económica de Cambiemos: el endeudamiento por más de 187 mil millones de dólares en tres años. Ese rol lo pone, creen en la City, en la mira de la Justicia en caso de que cambien los vientos políticos desde diciembre.
Tribunales. Por ahora, en tanto, de la mano de su amigo y abogado Matías Cúneo Libarona enfrenta solo dos investigaciones importantes en curso, aunque en ninguna todavía ha sido imputado.
Por un lado, el juez federal Julián Ercolini lo investiga por su aparición en los Paradise Papers, en una causa donde se está a la espera de informaciones pedidas vía exhorto a la SEC, el organismo regulador de la Bolsa de EE.UU, para chequear si el fondo Noctua, que manejó en Islas Caiman, tomó deuda que él mismo emitió. Y por otro lado, el fiscal Federico Delgado pidió en diciembre que lo citen a indagatoria por su manejo justamente con el bono centenario, y está bajo la órbita del juez federal Sebastián Casanello.
Por lo demás, la Justicia ya cerró una investigación por presuntos manejos improcedentes con su firma Axis, donde operó antes de llegar a la función pública, y también otra investigación sobre el pago a los fondos buitre que sigue el juez Ariel Lijo también va camino al archivo, luego de que el magistrado la desestimara y la girara a la órbita de Ercolini.
Dólar en 46,12 y más fondos a las Leliqs
En la primera semana de junio el dólar se mantuvo estable en un escenario internacional también más tranquilo. El billete verde para la venta minorista cerró ayer a $ 46,12, según el promedio del Banco Central, o sea una suba semanal de 2 centavos. En el terreno mayorista, la divisa finalizó a $ 44,85, registrando un repunte semanal de 9 centavos.
En la semana, el BCRA intervino ocasionalmente en el mercado de futuros.
Fernando Izzo, de ABC Mercados, destacó que “el BCRA sigue controlando bien las variables cambiarias, a pesar de la baja de las liquidaciones cerealeras que apenas llegaron a 500 millones esta semana, debido a una baja del precio de commodities”.
En este marco, el BCRA convalidó una baja de la tasa monetaria que esta semana quebró el umbral del 70% que exhibía desde el 25 de abril. La tasa promedio ayer se ubicó en 69,61%; un descenso semanal de 1,12 puntos. De todos modos, el BCRA ratificó un piso de tasa de 62,5% hasta fines de junio. Asimismo, la entidad profundizó el apretón monetario. En la semana absorbió $ 158.374 millones.
El financista Christian Buteler evaluó a PERFIL que “la tasa está bajando paulatinamente hace más de un mes, lo que es un cambio respecto de la forma abrupta” que había implementado entre enero y febrero, y que después derivó en un rebote del dólar. Atribuyó la baja de los últimos días a “que el BCRA modificó encajes y eso le da a los bancos más fondos para destinar a Leliqs”.