El ministro de Economía, Sergio Massa, enfocó su gestión en dar señales de certidumbre al sector privado en pos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En la previa de su primera visita a la capital estadounidense donde se entrevistará con Kristalina Georgieva, titular del banco de última instancia, analizamos cómo llega el Gobierno a la evaluación con el organismo.
Algunos medios sostienen que desde la semana pasada el equipo de Massa mantiene comunicaciones diarias entre Buenos Aires y Washington en una suerte de pre evaluación. Según esas versiones el jefe de asesores del titular de Hacienda, Leonardo Madcur y el secretario de Planificación y viceministro, Gabriel Rubinstein, ya contestaron preguntas al Fondo. Esto no pudo ser confirmado por PERFIL, ya que Economía no respondió a la solicitud de comentario.
Pero, ¿cómo llega el Gobierno a la revisión?
Un poco complicado y sin margen para el error. No obstante, el clima es bueno y optimista entre las partes. Preocupan las reservas netas del Banco Central que, apenas si cubren una semana de importaciones y DEG (moneda del FMI) que alcanzan para pagar compromisos con el organismo hasta principios de octubre.
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“Dado que se intenta evitar el salto devaluatorio como mecanismo para recuperar reservas, el gobierno apunta a 'sobreactuar' los esfuerzos destinados a enderezar el rumbo fiscal; tras un primer semestre en el que el déficit primario del sector público llegó a alejarse, en proyección anual, hasta 1,2 puntos porcentuales del objetivo de 2,5 % del PIB para 2022”, sostiene un informe de la Fundación Mediterránea.
“En el apuro, las partidas presupuestarias que se recortan son las subejecutadas, y afectan áreas como educación y vivienda. La calidad del ajuste fiscal no es algo que esté en el radar, ya que subsiste la superposición de gastos entre distintas jurisdicciones, la política mantiene sus privilegios y los subsidios económicos apuntan a permanecer por arriba de los 15 mil millones de dólares de cara a 2023”, agrega el documento.
“El gobierno se resiste a admitir el evidente atraso del tipo de cambio oficial con el argumento que, después del invierno, la caída de las importaciones energéticas devolverá superávit a las cuentas externas”, sostiene el relevamiento.
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Sin embargo, los términos de intercambio, que realizaron un generoso aporte a la actividad económica y a la balanza comercial en el primer semestre, ahora se están trastocando: en julio los precios de exportación subieron 13,4 % interanual, la mitad de la variación de los precios de importación (27,8%). El inoportuno “viento de frente” que empiezan a aportar los términos del intercambio, no hace más que dejar expuestas las inconsistencias de la macroeconomía.
Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso opinó en diálogo con PERFIL: “Al 30 de septiembre, el BCRA tiene como meta haber acumulado US$4.100 millones de reservas netas. Hasta el momento, lleva pérdidas algo más de US$900 millones en el año. Por lo tanto, actualmente se encuentra a US$5.000 millones de cumplir con la meta del tercer trimestre. Aunque parece muy lejos de poder cumplirse, hay que tener en cuenta el desembolso del FMI a fines de septiembre, con lo cual deja al BCRA mucho más cerca del objetivo, aunque tendrá que salir a comprar fuertemente como lo hizo en los últimos días de junio”, aseguró.
¿Y el déficit fiscal?
El Gobierno nacional se comprometió con el FMI en marzo a alcanzar un resultado primario del 2,5% del PBI en el 2022. Esto implica un esfuerzo fiscal de 0,5 puntos del PBI respecto al cierre de 2021. Esta meta se podrá alcanzar mediante un incremento en los ingresos o una reducción en los gastos.
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“El objetivo para el 3.º trimestre es que el déficit primario acumulado en los primeros nueve meses no supere el 1,5% del PBI. En los primeros siete meses, el resultado primario alcanzó el 1,1% del PBI. Habrá que ver efectivamente cuánto es el ahorro del gobierno. Sin dudas van a llegar muy sobre el límite, pero lo más difícil va a ser cumplir con la meta anual del 2,5%. Según nuestras estimaciones, aunque hagan un ajuste del 0,5% del PBI (siendo muy optimistas) tampoco llegarían a dicho objetivo”, señaló a este medio Moschet.
En esa misma línea se expresó el economista Agustín Berasategui de la Consultora ACM quien señaló: “El principal desafío es la estabilización de la economía, lo cual implica el ordenamiento de las cuentas macroeconómicas. Como un elemento fundamental tenemos la moderación del gasto, el cual debe caer en el segundo semestre en términos reales (aproximadamente 9% según nuestros cálculos) para lograr cumplir la meta de déficit fiscal”.
Meta monetaria
La meta anual establece que la asistencia del Banco Central al Tesoro no debe ser superior al 1% del PBI. A su vez, para cumplir la meta del tercer trimestre no debe exceder el 0,8%, es decir, que hay un margen de $45.349 millones hasta el 30 de septiembre. Según el propio Sergio Massa, no se pedirán más adelantos transitorios y en consecuencia no habría problema en cumplir esta meta.
Para el analista financiero, Andrés Reschini, en cuanto a las metas cuantitativas del programa para la revisión del IIIQ 22, por el lado de resultado fiscal primario, financiamiento monetario y la posición en derivados, “el sendero luce encaminado, aunque agarrado con alfileres y con cero holgura por ahora”.
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“Por el lado de la meta de acumulación de reservas, el panorama es más delicado y sin mejoras sustanciales, al menos en el corto plazo como horizonte. Estamos hablando de que actualmente contamos con un nivel de RIN de poco más de US$ 1.000 millones cuando la meta para el tercer trimestre es de US$ 6.4 millones. Así como vamos, luce poco probable alcanzarla hacia fin de septiembre”, agregó Reschini.
“Lograr ajustar el gasto sin que un desmadre de inestabilidad política y social y acumular reservas sin un salto inflacionario son algunos de los principales desafíos que enfrenta esta gestión de cara al último tramo de su mandato”, concluyó el analista de F2 Soluciones Financieras.
Sergio Massa viajará la semana que viene a Washington y planea llevar números e indicadores que sustenten una reducción de gastos por parte del Estado. El visto bueno del organismo internacional permitiría el desembolso de US$ 4 mil millones para alivianar la escasez de reservas del BCRA y dará oxígeno al Ejecutivo.
LR