Ese día también hubo ganadores. Cuando dos aviones tripulados por terroristas árabes derribaron el World Trade Center, el precio del petróleo profundizó un camino ascendente que benefició a las más importantes compañías petroleras del mundo y modificó el mapa geopolítico mundial.
La economía de entonces nunca volvió a ser la misma y la vida de todos los pequeños productores, comerciantes de bienes y servicios y consumidores del planeta estaba a punto de sufrir un cambio drástico.
Irreversible. Ese fue el diagnóstico de los gurúes de la economía cuando se los consultaba sobre el camino que tomó el precio del bautizado oro negro y sus derivados (plásticos, fertilizantes, pintura, entre otros). Es que la curva, ya en subida, del valor del crudo WTI a futuro -uno de los dos índices principales de referencia- se disparó hasta aumentar un 163 por ciento desde septiembre de 2001 (US$ 29,59) hasta agosto de este año (US$ 77,05, el pico), según cifras de la Energy Information Administration de los Estados Unidos.
Los números no hablan sino en comparaciones: en diez años, entre mayo de 1990 (US$ 16,12) y el 11 septiembre de 2001, el precio del petróleo sólo había crecido un 84 por ciento. Ese día marcó un quiebre dramático.
La ecuación de las causas y consecuencias es bien conocida. Atentado terrorista + guerra preventiva + caos en Medio Oriente = negocios (en este caso, del petróleo, las armas y las empresas que se encargarán de la reconstrucción de las ciudades destruidas).
Y no sólo los de los Estados Unidos con sus incursiones militares en Afganistán e Irak. Desde aquel 11-S hasta hoy, hubo muchos eventos que impulsaron los valores del petróleo, como la crisis política en Venezuela; la decisión de los países de la OPEP de reducir la producción de crudo; la inestabilidad política y militar en Nigeria; la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia; la disputa nuclear entre la administración de George Bush Jr. e Irán; la reciente invasión de Israel en el Líbano o la rotura de un oleoducto de Alaska, entre otros.
Historias mínimas. ¿En qué influye este caótico mapa de situación a la economía doméstica Argentina? perfil.com realizó un relevamiento entre productores, comerciantes y consumidores, que contaron su derrotero a partir de aquel drástico 11 de septiembre, cinco años atrás.
“A nosotros nos afectó muchísimo el tema de los insumos”, sostuvo Horacio Buitrago, productor agropecuario de Tornquist, localidad al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, en referencia al precio de los fertilizantes que usa para el trigo y el maíz que cosechas.
“Los fertilizantes son fundamentales para los cultivos. Hoy se lo utiliza en menor medida y esto está empobreciendo los suelos, algo que se notará a largo plazo”, agregó.
“Algunos productores usan mucho menos fertilizantes. Están regulando. Pero en lugares donde hay sequía, directamente, algunos prefieren no usarlos”, precisó el productor que compra alrededor de 1 0.000 kilos de fertilizantes al año.
Desde C onfederaciones Rurales Argentinas (CRA) indicaron que el precio de la tonelada de urea, el fertilizante más común utilizado para las cosechas de trigo y maíz, se incrementó de US$ 180 antes desde septiembre de 2001, a US$ 360 dólares, techo que alcanzó hace un mes, cuando se firmó un acuerdo de precios entre el sector y el Gobierno que fijó los valores en US$ 300.
Sin embargo, desde la entidad rural afirmaron que el convenio es “relativo”, porque no incluye los valores de los fletes y obliga a un mínimo de compra.
También existen otros productos que contienen derivados del petróleo y que se encarecieron tras los atentados del 11-S. El precio de la pintura, por ejemplo, fue incrementado en alrededor de un 300 por ciento, según estimaciones de Ernesto Espinel, gerente operativo de pinturerías Feder Color. De ese porcentaje sólo un 30 por ciento responde al aumento del crudo a nivel mundial. El resto tiene que ver con la devaluación de la moneda argentina tras la crisis de 2001.
El ejecutivo subrayo, además, que el valor de los diluyentes también se disparó, lo que trajo como consecuencia la caída de la demanda tanto de estos productos como de las diferentes clases de pintura en general.
“En un principio tratamos de absorber el aumento. Con el paso del tiempo, esto se volvió imposible y el cliente tuvo que hacerse cargo de los incrementos”, indicó el contratista de pintores Rubén Dispari, quien agregó que mientras antes de 2001 el precio para pintar un metro cuadrado costaba alrededor de $ 6,50 (materiales y mano de obra), pasada la crisis, se elevó a $ 10 en promedio.
Las materias primas que utiliza la industria transformadora plástica como insumos son de origen petroquímico y provienen del petróleo o del gas. “Sólo entre un 5 o 6 por ciento del total del petróleo se utiliza como insumo en la industria petroquímica, pero evidentemente la evolución de los precios del petróleo inciden en la formación de precios de los productos derivados de la industria petroquímica”, explicó un alto dirigente de la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP) a perfil.com. Aunque señaló que también incidieron los aumentos de los costos de la mano de obra y obviamente, la devaluación de la moneda.
Según la cámara empresaria, es muy dificultoso establecer en qué proporción el aumento del precio del petróleo incide en el incremento de las materias primas plásticas de origen petroquímico. Pero, en líneas generales, “se puede afirmar que la suba del precio del petróleo tiene una incidencia en el precio de las materias primas plásticas, aunque no se manifiesta en forma inmediata”.
“En el caso de la Argentina, desde el 2001 los precios de las materias primas plásticas han tenido una evolución (aumentos) que han sido muy superiores a los incrementos en el precio del petróleo”, sostuvieron en la CAIP y agregaron: “Si el precio del petróleo se triplicó, el de las materias plásticas se quintuplicó”.
Esto se notó en las empresas que trabajan en el sector. “En los últimos seis o siete meses, la materia prima nos aumentó entre un 7 y un 10 por ciento, aunque si pensamos en la mano de obra, el total de los aumentos (en ese período) fue del 20 por ciento”, comentó Verónica, una empleada de Sampling Group, empresa dedicada al packaging, blister, y envases, cuya principal materia prima es el plástico.
Frente abierto. Los ojos del mundo están fijos sobre el precio del principal insumo energético. ¿Qué pasará en el futuro? Y más importante aún, ¿qué pasará en la Argentina? “Indudablemente, la crisis en Medio Oriente está afectando la economía mundial. Pero la Argentina lo sufre más que el resto de los países, porque su matriz es altamente dependiente del petróleo y el gas”, subrayó a perfil.com el ingeniero Mario Guaragna, consultor del sector energético.
Según el especialista, el precio del petróleo tiene un componente normal, que depende del grado de la oferta y la demanda, y uno anormal que se desprende del riesgo geopolítico. Y los países de Medio Oriente se caracterizan por estar sujetos a “conflictos y gobiernos impredecibles y complicados”.
“Hace cuatro años, el precio estaba a menos de US$ 25 dólares”, sostuvo preocupado Guaragna. “Hoy muchos señalan que, si los conflictos se agravan, el precio del petróleo puede superar la barrera de los US$ 100”, concluyó.
Pero en la Argentina, la preocupación por el precio se basa en un dato preciso. Un informe de la consultora Economía & Regiones, proyecta que, si el contexto se mantiene inalterado –con retenciones a la exportación y un marco jurídico “inseguro”-, la ausencia de exploración petrolera obligará a la Argentina a llegar, a fines de este año, al límite de su capacidad de autoabastecimiento, y a volver a ser, en 2008, importador neto de crudo después de quince años. Un precio muy caro de pagar.