Ya está en la recta final la última semana del 2023 que deja varios aspectos amargos en materia económica: tendrá tres dígitos de inflación por primera vez en 32 años, un nivel de actividad que no remonta y la mayor tasa de pobreza de los últimos 40 años de democracia.
Es, además la tercera semana de gestión del nuevo gobierno de Javier Milei que marcó su impronta con la devaluación del dólar oficial, el achicamiento de la brecha cambiaria. La reciente ley ómnibus y el polémico paquete desregulador de los mega DNU.
Desde la perspectiva oficial insisten en que los próximos meses serán difíciles en cuanto a la suba de precios y nivel de actividad pero confían en que a partir de abril o mayo comience a sentirse un pequeño alivio en la actividad económica y que eso cambie las expectativas. No esperan grandes saltos en el nivel de actividad, a lo sumo una recuperación mensual de hasta uno por ciento pero suficiente, descuentan en los equipos que comanda el ministro Luis Caputo para mejorar las expectativas para el resto del 2024.
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Las proyecciones del sector privado no necesariamente coinciden con ese horizonte; en todo caso ven una curva de recuperación temporalmente más lejana (si la hubiera).
Por ejemplo, Una reciente encuesta realizada por el Observatorio Pyme, que coordina Vicente Donato, de revelo que el 75% de las pequeñas y medianas empresas y las micro pequeñas compañías consideran que el “plan Caputo” provocará recesión y el 40% de las mismas, además, cree que la caída en el nivel de actividad “durará entre 1 y 2 años”.
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El mismo informe reveló que el 58% de las compañías entrevistadas estima que la caída en de sus ventas durante el primer semestre de 2024 será del 30% o más”. Hay un 36% más optimista que consideró, de acuerdo con este relevamiento, que la recesión durará solo 6 meses.
Eduardo Fernández, vicepresidente de APYME, enfatizó en Canal E que hay mucha preocupación en las pymes porque “no se ve un plan económico y las medidas que se conocen al menos hasta ahora tiene un carácter anti industrial que nos preocupa”.
Con todo, en lo que parece haber una fuerte coincidencia de proyecciones en que la inflación de diciembre, enero y febrero no dará respiro. Por ejemplo, la proyección de Libertad y Progreso fue de 29% para diciembre cuando aún faltan algunos días para cerrar el mes. Sería la más elevada desde febrero de 1991 y de confirmarse esto el año concluiría con una suba de 219%, a más alta desde 1990.
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En igual sentido el economista Lucas Carattini proyectó que el último mes del año tendría un aumento de precios cercano al 30% aunque destacó que el impulso del Banco Central por acumular reservas en lo que va de la nueva gestión y en torno a más de 2.000 millones de dólares podría oxigenar las tensiones en los primeros días del año próximo.
Más allá de los debates en torno a si habrá o no curva de recuperación, a partir de cuándo y a qué velocidad, lo que más duele en la agenda económica son los latos índices de pobreza en el país, aun en familias con trabajo formal una particularidad que lastima y que es característica de la crisis acentuadas por los últimos gobiernos.
LR
