En la zona metropolitana, la distribución eléctrica está a cargo de Edenor y Edesur. En el caso de esta última compañía, que atiende unos 2,5 millones de clientes del sur de la Ciudad y el Gran Buenos Aires, ante cada pico de demanda, la situación siempre resulta más crítica. Está controlada por la firma española Endesa, adquirida a su vez por la multinacional italiana Enel. La base de operaciones para toda Latinoamérica está en Santiago de Chile, y desde allí sobrellevan las crisis de los últimos años. Según informaron, en 2014 perdieron unos $ 1.358 millones, y cada cierre de balance es un misterio cómo presentarán sus números: dependen a menudo de alivios contables de parte del Gobierno. Ayer, un proyecto de declaración de Carlos Kunkel en el Congreso, repudiando a la empresa y sus ejecutivos, reavivó fantasmas sobre su futuro y una posible intervención estatal.